El zumbido del dron era ensordecedor mientras descendía, y las ráfagas de energía del cañón central iluminaban la oscuridad de las calles de Neon. AK no podía permitirse titubear. La caída de UmbraTech había comenzado, pero el Director no iba a dejar que la batalla terminara tan fácilmente.
"¡Cúbranse!" gritó Seraphine, mientras se lanzaba a un costado, buscando refugio entre los restos de un edificio colapsado. El sonido de los cañones retumbaba, haciendo vibrar el aire a su alrededor. AK saltó, esquivando las descargas que se desintegraban donde aterrizaban.
"¡Disparen a las turbinas!" ordenó Nova, apuntando con su rifle. "Si logramos derribarlo, ganamos algo de tiempo."
AK asintió, con los ojos fijos en el dron. El gigantesco vehículo blindado flotaba a pocos metros sobre ellos, su sistema de apuntado recalibrando constantemente mientras sus cañones disparaban. No tendrían mucho tiempo antes de ser alcanzados de lleno.
El dron comenzó a girar rápidamente, sus armas apuntando en todas direcciones. Un disparo certero de AK rasgó una de las turbinas, y una explosión menor causó que el dron vacilara, pero no se detuvo.
"¡Sigue disparando!" gritó AK, mientras corría hacia una estructura que podría ofrecerles un ángulo mejor.
Seraphine y Nova no dudaron ni un segundo. Seraphine activó un dispositivo de distorsión electrónica, que interfirió con el sistema de los cañones del dron, ralentizando su puntería. Nova, con su precisión letal, disparó a la otra turbina. El dron comenzó a tambalear, perdiendo estabilidad.
"¡Lo tenemos!" exclamó Nova, mientras el dron emitía un fuerte chirrido de desesperación.
El Director, desde su posición a bordo del dron, parecía furioso. Su rostro apareció nuevamente en la pantalla principal del helicóptero, aunque distorsionado por el humo y las chispas que volaban por el aire.
"Esto no ha terminado, AK", dijo con una voz grave y llena de odio. "Aún controlamos todo lo que ves. Y tú... tú solo eres una chispa que arderá rápidamente."
AK levantó su arma, y con calma, disparó al generador principal del dron. La explosión fue inmediata, y la nave se desplomó, dejando tras de sí una estela de humo y chispas.
"Ahora, Director, es tu turno", murmuró AK, mientras observaba el helicóptero caer.
A medida que el dron se estrellaba contra el suelo, los ecos de la explosión resonaron por toda la ciudad, y por un momento, hubo un silencio absoluto. El caos que había invadido las calles de Neon parecía haberse detenido, solo por un segundo. Pero era un segundo que significaba todo. El sistema de UmbraTech, y con él, el control absoluto del Director sobre la ciudad, comenzaba a desmoronarse.
"¿Lo logramos?" preguntó Seraphine, su mirada fija en el horizonte, donde los destellos de luces de la ciudad empezaban a apagarse, como si la red que las mantenía estuviera perdiendo fuerza.
"Es solo el comienzo", respondió AK, sin apartar la vista del helicóptero destruido. "La caída de UmbraTech no acaba con nosotros, pero sí nos da la oportunidad de luchar por algo más grande. Algo más... real."
Unos segundos después, las alarmas de la ciudad comenzaron a sonar, pero no con la misma intensidad. Era una alarma de desconexión total, el signo inequívoco de que los sistemas controlados por UmbraTech estaban colapsando de forma irreversible. La red que había mantenido a la ciudad bajo su control estaba desapareciendo. Las calles ya no estaban llenas de vigilancia constante, y las luces brillantes que antes iluminaban cada rincón comenzaban a apagarse una tras otra.
La ciudad, ahora liberada de su prisión digital, caía en una oscuridad natural, pero también en una nueva esperanza.
"¿Y ahora qué?" preguntó Nova, mirando a AK con una expresión de incertidumbre.
"Ahora," dijo AK con una sonrisa cansada pero decidida, "empezamos de nuevo. La red se ha caído, pero la batalla aún no ha terminado. La gente de Neon tiene que aprender a vivir sin el control de UmbraTech. Es hora de que tomemos las riendas. La ciudad es nuestra, pero solo si somos lo suficientemente fuertes para defenderla."
Seraphine asintió, su mirada fija en la deslumbrante, pero peligrosa, vastedad de Neon. "Va a ser un trabajo duro, pero tenemos lo que necesitamos para hacerlo. Y esta vez, no habrá nadie que nos controle."
"El Director creyó que podía jugar a ser dios", dijo AK, mirando al horizonte donde los edificios aún ardiendo proyectaban una silueta inconfundible. "Pero ahora somos nosotros quienes decidimos el futuro de Neon."
"Entonces, ¿qué hacemos con todo este poder?" preguntó Nova, observando la destrucción y el caos que rodeaba la ciudad.
"Lo que queramos", respondió AK. "Pero primero, tenemos que reunir a las fuerzas que lucharán con nosotros. Hay muchas facciones que, como nosotros, desean un cambio. Este no es el final, Nova. Es solo el comienzo de algo mucho más grande."
Con una última mirada a la ciudad que acababan de liberar, los tres compañeros se dieron la vuelta y se adentraron en las sombras, listos para enfrentar el siguiente desafío. La batalla por Neon no había terminado. Apenas había comenzado.
Editado: 24.01.2025