El comandante Dorlan estuvo respondiendo preguntas a la prensa durante media hora hasta que uno de los oficiales que lo acompañaban le informó que el detective Bix ya había llegado a la comisaría. Dorlan simplemente se despidió de la prensa y afirmó que él y la policía seguirán investigando el caso. Entró y se dirigió a su oficina donde el Detective Bix ya lo estaba esperando sentado.
—¡Bix! Gracias a Dios que estás aquí —le saludó de inmediato estrechándole la mano.
—Me alegro de verte Dorlan.
—Tráigame un café bien cargado —le ordenó a alguien afuera de la oficina.
Bix y Dorlan habían pasado años sin verse. Mientras Bix trabajaba para Dorlan habían atendido muchos casos de homicidios y robos, algunos de ellos habían sido de verdad difíciles y a ambos les habían quitado el sueño. Sin embargo, Bix nunca lo había visto tan cansado y nervioso, lo veía acabado y mucho más viejo de lo que él recordaba.
—Que bueno que has venido, esos malditos de la prensa ya me tienen harto, no han parado de invadir la calle durante semanas y ahora que arrestamos a ese chico Brian hay más que nunca.
Entró un oficial a la oficina sin tocar la puerta, se veía claramente joven y que era un novato.
—Aquí está su café señor.
—¡POR DIOS SANTO BILL! ¡¿Qué te he dicho sobre tocar la puerta?!
—Lo... ¡Lo siento señor!
Dejó la taza de café sobre el escritorio y se fue corriendo.
—Lo siento Bix —dijo suspirando— es solo que creo que ya no hay nadie en quien pueda confiar ahora.
—¿Qué ocurre Dorlan?
—Tienes que ver esto.
Dorlan se levantó y cerró todas las persianas de su oficina, también se aseguró de que la puerta estuviera cerrada. Luego regresó a detrás de su escritorio y le dio dos golpecitos con la yema de los dedos a la mesa. De esta brotó un holograma donde Bix pudo ver las mismas fotos que había visto en las noticias y también algunas que no. Eran varias personas, la mayoría jóvenes, también había fotos de las víctimas que esas personas asesinaron.
—Para este punto supongo que ya has oído las noticias.
—Claro. 19 homicidios. Empezaron hace dos meses con la oficial July.
—Sí, y desde entonces no han parado. Policías, detectives, algunos jueces y abogados, incluso personas de la prensa.
—Y ¿Cuál es el problema?, arrestaron a todos los culpables, ¿No es así?
—Sí, pero no es tan sencillo Bix —dijo meneando la cabeza.
A continuación, Dorlan puso un vídeo en donde se veía el interrogatorio del joven Brian.
“¿Qué fue lo que hizo ayer por la tarde?”, le preguntaba un oficial de policía que Bix no conocía.
“Ya se lo dije, solo me quedé en mi casa jugando videojuegos”.
“Pues eso no explica cómo fue que hiciste esto…” el policía proyectó desde su brazo biónico un video que Bix pudo ver en un recuadro aparte en el holograma. En ese video claramente se veía a Brian disparando con un arma láser contra el detective Mijares, un antiguo compañero de Bix. En el interrogatorio, Brian se quedó un momento en silencio perplejo por lo que había visto.
“No entiendo” fue lo único que pudo responder.
—Todos los detenidos presentan lo mismo, ellos afirman no tener ni la menor participación en los homicidios, algo típico, sin embargo, el detector de mentiras confirma que dicen la verdad. Pero eso no es todo, hay una relación entre las víctimas y los homicidas, una relación que me tiene aterrado, y es esta.
En el holograma se proyectó una palabra que en cuanto Bix la vio lo tuvo muy claro.
Bix fue a visitar a Charlie, un talentoso hacker que conoció en uno de sus casos. Si hay alguien en la ciudad que pueda ayudarlos, ese era Charlie. La casa de Charlie estaba muy limpia y no había ninguna computadora a simple vista, Charlie ocultaba muy bien su vida como hacker.
—Creo que sigo sin entender para qué me necesitas anciano —Le dijo Charlie después de que Bix le explicara todo lo que sabía sobre el caso.
—La relación entre las víctimas y los homicidas es NeuroDyne.
“¿NeuroDyne?”, pensó Charlie. Por supuesto que conocía la corporación NeuroDyne, incluso había trabajado para ellos en un par de ocasiones, trabajos ilegales desde luego, pero nada tan serio como un homicidio.
—La corporación NeuroDyne ha sido investigada por sospechas de corrupción y siertos movimientos extraños desde hace un par de años por las víctimas —explicó Bix— y no solo eso, todos los homicidas tenían implantados el chip ND235, un implante neuronal muy avanzado.
—Sí, conozco esas cosas, aún recuerdo el comercial de NeuroDyne, “el siguiente paso en la evolución humana” había dicho. ¿No se supone que esas cosas le permitían a los humanos interactuar de forma más directa con la tecnología?, pensé que la gente la usaría para escuchar música en su cabeza o ver pornografía en público sin que nadie lo supiera.
—Así es, pero tenemos sospechas de que NeuroDyne está usando los implantes para de alguna forma controlar a los homicidas para poder librarse de las investigaciones del gobierno hacia ellos. Lo peor es que sabemos que muchos del personal de la policía también tienen esos implantes y por eso estamos muy desconfiados.
—Y quieres que te ayude a atraparlos.
—Sí Charlie.
—Pero ¿Por qué debería ayudarte?
—Supuse que dirías eso —Bix sacó de su bolsillo una foto donde se veía una pequeña niña en una camilla de hospital y se la mostró a Charlie— Sé muy bien por qué haces lo que haces Charlie, y si me ayudas yo te ayudo.
Charlie miró la foto durante un minuto.
—De acuerdo. ¿Cuál es el plan?
Varios días después, el Comandante Dorlan estaba en una rueda de prensa respaldado por 2 oficiales de policía, uno de ellos era el joven Bill. De un momento a otro, mientras el comandante respondía una pregunta, Bill sacó lentamente el arma de su cartuchera y le apuntó al comandante en la cabeza, pero antes de que abriera fuego sintió una fuerte descarga eléctrica que lo derribó al suelo. Bix sometiéndolo le encajó en la nuca un pequeño dispositivo que Charlie le fabricó. Fue cuestión de dos segundos para que escuchara la voz de Charlie desde su comunicador en el oído.