Neverland

Prólogo

12 de enero del 2010

Matthew

Siempre supe que ese no era mi lugar, aunque llevo su sangre no me siento parte de esa familia, ni siquiera sabía qué hacía aquí.

Debieron abandonarlo en un orfanato, no darle nuestro apellido. No puedo creer que ya hayan pasado ocho años desde que Lloyd se fue y nos hundió en la desgracia. Cada día se parece más a él, me da escalofríos verle la cara.

—Hermana —a pesar de que su expresión era la de un hombre imperturbable, el tono que empleo para reprenderla hizo que se sintiera intimidada—, recuerda tus modales.

¡Cometen un error al introducirlo en nuestra familia! —intervino una mujer anciana, su cabello blanco contrastaba con su vestido negro. Parecía una bruja, solo le faltaba un sombrero puntiagudo y cambiar a su ruidoso canino por un gato. Al igual que todos en la sala, quizá era otro pariente lejano que se sentía lo suficientemente superior para inmiscuirse en la conversación— No sé que te hizo decidir criar a ese niño.

Todos en la habitación comenzaron a murmurar y no pudieron evitar voltear a ver la escena.

—Fue suficiente, es solo un niño y dicen cosas tan crueles, ¿de qué pecado es culpable Matthew? Él no tiene porque sentirse responsable de las acciones de sus padres, pero esta familia solo lo maltrata porque es hijo de Lloyd. Mi padre lo aceptó como legítimo miembro de esta familia, al igual que el abuelo lo hizo. Ustedes deberían comenzar a comprenderlo de una vez.

—Me niego —tercamente volvió a insistir—. Él es una amenaza para nuestra reputación. Además, recuerda sus primeros años de vida, lo tuvimos que esconder o sino los medios se lo comerían vivo. Lo quieras o no, ese niño estaría mejor en un orfanato que viviendo como un Collins.

—Ya acallamos a los medios, incluso si intentarán algo estamos preparados. Si tanto te importa la opinión de los demás debiste considerarlo el momento que trataste de escapar con un hombre casado, para volver arrepentida cuando te echó. En lo que me concierne estoy muy avergonzado de todos ustedes.

Bajo su mirada avergonzada.

—Era joven e inmadura, sin embargo, Lloyd sabía en lo que metía y terminó arrastrándonos con él.

—Nada de eso hubiera pasado si nosotros desde el principio no le hubiéramos dado la espalda. ¿Acaso no lo ven? Están cometiendo el mismo error con Matthew, solo que esta vez no permitiré que aquello se vuelva a repetir. Ese niño ahora es mi hijo y no permitiré que hablen mal de él.

Lo había recordado. Estaba allí en el funeral de mi abuelo. Aquel incendio arrasó con todo, excepto conmigo.

«Fui el único sobreviviente».

De qué servía haber sobrevivido, si seguiría viviendo así. Hubiera preferido estar muerto. ¿Ahora dónde iré? Estoy cansado de sufrir por el rechazo de todos a mi alrededor. Creía que estar encerrado alrededor de esas cuatro paredes era lo peor, pero esos meses sobrellevando una vida «normal» era igual de difícil. El problema no eran las personas, quizá soy yo. Por más que me esforcé en agradarles, todo resultó inútil.

Hubiera preferido quedarme encerrado en el baño hasta que todo haya acabado.

—Lamento que escucharás eso —Oliver me tomó amablemente de los hombros mientras caminábamos sobre nuestros pasos—, sería mejor irnos a otro lugar. ¿Tienes hambre? Vamos por un postre a la cocina.

Sin embargo, Oliver haría lo imposible para frustrar mis planes. Usualmente solo lo veía los días festivos o una que otra semana, pero los últimos meses verlo era más recurrente. Al igual que sus padres, eran... Eran personas muy amables.

—No-No te preocupes.

Intenté ocultar mi tristeza, después de todo, no quería que su intento de animarme se viera frustrado y se llegara a fastidiar. Aunque preferiría que lo hiciera y me dejara solo, no quiero que se meta en problemas por mi culpa. Mi vida estaba plagada de esas conversaciones amargas a mis espaldas y las miradas sin disimulo de rechazo.

«Se podría decir que estaba acostumbrado».

—Pero a quién tenemos aquí —al escuchar el tono que esa distintiva voz, sabía que ya era demasiado tarde para huir. Ellos habían llegado —, ¿qué te hemos dicho? Solo se admiten miembros de la familia, no gente como tú.

—Oliver no te acerques podría ser peligroso —comenzó a hablar el otro, ni siquiera quería nombrarlos. Los odiaba más que a nada en el mundo —. Ahora en adelante deberán vigilarlo muy bien.

—Oigan, ya dejen de molestarlo, lo harán llorar —desde las escaleras se escuchó una tercera voz, él era nuevo—, ya saben que es lo único que puede hacer.

Ellos comenzaron a reír, mientras que Oliver tensó la mandíbula y apretó los puños echando humos.

—Ni siquiera sé porque te entrometes, Shawn. Recuerda que ya no eres parte de la familia, así que cállate extra.

Chasqueo la lengua humillado, desapareciendo al cabo de un rato.

—Quizá él no sea un legítimo miembro de esta familia, pero nosotros sí.

—Deberían dejar de molestar, idiotas.

Comenzamos a caminar, y en el proceso Oliver los miró indiferente desaprobando aquella conducta.




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