Neverland

Capítulo 2

23 de junio del 2017

Es increíble como un solo descanso puede cambiarte la vida.

La creación del Orange Squad fue la oportunidad perfecta para acercarme más a mi especie de enemigo. Éramos cuatro chicos reunidos en la mesa nueve de la cafetería formando un club de frikis algo inusual. La verdad no recuerdo, porqué lo llamamos así. Quizá fue debido a que brindamos con zumo de naranja la consolidación del nuevo grupo e intercambiamos números y... ¡Voilá! Grupo.

Igual no se emocionen, la realidad en nuestra clase era muy diferente. A pesar de que algunos tenían el coraje molestarnos cada vez que hablábamos, Joseph aún se mostraba reservado conmigo. Se volvió una afición conocerlo del todo, que hablara sin contenerse sobre cualquier tema, quería saber cada vez más sobre él. Imitar con habilidad una verdadera amistad.

Utilizar mi conocimiento en psicología para poder entrar en lo más profundo de su ser y saber sobre él, sus debilidades, puntos fuertes. Se volvía cada vez más interesante. Eso me hacía querer seguir a su lado.

Hasta que un día pareció que lo conseguí, cada vez parecía volverse más sociable a comparación de su anterior estado y de algún modo ante todos los cambios me sentí emocionada; pero, también de la misma forma comenzaba a aburrirme. El paradigma cambió ligeramente cuando nos hicimos mejores amigos, a tal grado de ser inseparables, él siempre estaba a mi lado y se convirtió en algo como mi asistente.

Hacia todo lo que pedía, era obediente.

Cuando llegamos a ese punto nuestro grupo de amigos comenzaron a malinterpretar la relación. Aquello no me molestaba ni me interesaba en lo absoluto, lo que en verdad me frustraba era que Joseph seguía encabezando el cuadro de honor. No importaba que comencé a dedicarle más tiempo a los estudios. Él siempre iba un punto delante de mí. ¿En qué fallaba? ¿Qué ventaja tenía aquel plebeyo que yo no poseía?

Yo solo quería vencerlo.

. . .

7 de agosto del 2017

Todo comenzó aquella tarde, Harry nos había convocado a una reunión familiar, apenas llegué de la escuela Mildred me comunicó que debía presentarme al despacho de mi padre. Aquí estábamos todos reunidos en los pequeños muebles a un lado del gran escritorio, se le veía un poco nervioso, pero sabía que no debía preocuparme después de todo era Harry.

El adorado hijo.

¿Y bien? —Mi madre rompió el hielo mirándolo con curiosidad sentada al lado de mi padre, quien leía el periódico imperturbable.

Harry tomó aire preparándose, mientras yo lo miraba algo confundida. Nadie decía nada. Parecía solo estar perdiendo mi tiempo.

—Como ustedes ya saben, creo que ya es tiempo de hablar sobre mi plan para el futuro.

Lo sabía, nada de eso me incumbía.

Mi padre dejó de leer el periódico para mirarlo fijamente.

—¿Piensas postular a la universidad de mi juventud o prefieres revisar algunas opciones primero? Si necesitas ayuda con eso, puedo hacer algunas llamadas —Harry negó con la cabeza.

—Voy a estudiar medicina —No podría describir la expresión de mis padres ante la noticia

¿Medicina? ¿Quiere vivir viendo sangre, agujas y alcohol?

—¿Estas bromeando, cierto?

—Yo no quiero ser un ejecutivo sin corazón, quiero ser médico y ayudar a las personas.

Mi padre sigue incrédulo y se ríe.

—¿Ahora, dime quién te metió esas ideas? ¿Ayudar a las personas? Nosotros mantenemos en alza la economía del país, eso significa dar trabajo a miles de familias, ¿ese concepto de ayuda no te basta?

—No estoy bromeando. —Se mantuvo firme—. Eso es lo que deseo ser.

Yo lo miraba impresionada.

Nos educaron para obedecer y acatar órdenes, quizá, ser los hijos perfectos. En sí, él es lo que se supone que debe ser el heredero de la familia, el sucesor que llevará el apellido. Era una gran responsabilidad que él desecha solo por un simple sueño que quizá no funcione. Verlo así hasta me daban ganas de rebelarme a mi también.

Okay, bromeo. Sin embargo, admiraba esa impactante determinación.

—Solo lo voy a repetir una vez: Estudias lo que esta familia necesite y punto.

—No quiero sonar ingrato, les agradezco mucho lo que han hecho ustedes por mí. Pero la decisión está tomada —suspiró —. Yo solo deseo ser feliz estudiando lo que quiero, cumpliendo mi verdadera vocación.

Ser feliz.

¿Y si en esa especie de idealizada dicha lo pierde todo? ¿Acaso Harry enloqueció? ¿No ve que el más perjudicado será él si no sale de acuerdo al plan? No entiendo esa felicidad, ¿podrá encontrarla dejándonos de lado?

Solo apóyalo, Alice. Es lo correcto.

Tal vez todos creen que llevar este estilo de vida debe ser magnífico, en parte lo es. Nunca debes preocuparte de que te va a faltar algo o que vestir, no debo trabajar por nada, pero todo tiene un precio que pagar, y el nuestro es la presión, debemos encajar en el molde de lo que se supone que tienes que ser, las comidas un tanto solitarias, lo difícil de hacer un amigo verdadero, de qué sirve estar rodeado de riquezas si estas vacío por dentro.

No eres feliz de verdad. Sé que algunos deben estar riéndose. Pensarán que es algo incoherente que yo diga algo así, pero esto solo me llevó a un punto muerto.

En sí, ni siquiera sé qué hacer con mi vida, a menos, que ellos me lo ordenen.

—¿Y acaso crees que tú felicidad es más importante que tu propia familia? —Apretó el periódico que tenía en la mano enojado—. Si no estudias lo que necesito, ¡entonces, me niego a pagar tus estudios!

No tenía ningún sueño, ni siquiera podría tener uno ya que debo cumplir con mi papel.

¡Roderick! Mi madre lo miró desaprobando la decisión—. ¿Cómo puedes decir algo así?




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