12 de enero de 20XX
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Aún recuerdo perfectamente la primera vez que te conocí. A pesar del tiempo ese día sigue persistiendo en mi memoria. ¿Qué fue lo primero que pensaste al conocerme? Era nueva en aquel complejo de apartamentos, mi madre y abuela me ayudaban a desempacar y decorar mi nueva residencia. Pude haberlo hecho sola, pero insistieron emocionadas al verme luego de desaparecer por seis años en el extranjero, además, según ellas, ya no tenía excusas para evitar visitarlas, podía ir a verlas en una hora en tren.
Cargué la última caja mientras me dirigía al ascensor, presione el botón de mi piso con cierta monotonía. Estaba agotada. Cómo no se movía, volví a presionar el botón, sin respuesta lo hice de nuevo, impaciente presione una vez más con fe. Tras este ultimo movimiento las luces del elevador se cortaron abruptamente. Vámonos a la verga wey. Comencé a reír de mi mala suerte y comencé a planear como huir del país. ¿Qué les parece España?
Nota: Obviamente, todas esas fueron fantasías en la mente de nuestra protagonista. Tal como mandan las reglas avisó y se disculpó con el dueño luego de este incidente.
Decidí subir las escaleras, me preguntó que cosas le están haciendo en mi apartamento esas dos mujeres. Los últimos años estuve en Alemania luego me traslade a Rusia, di una conferencia en Japón y terminé en Corea del Sur, digamos que estuve estudiando. En particular volver a América, no es algo que me emocione, pero trabajo es trabajo. Supongo que esa información es clasificada por ahora.
Miraba el lugar con detenimiento, cuando llegué a mi piso me sorprendió que no le hayan hecho muchos cambios, estaba impresionada. El color de las paredes me recordaban a las de mi estadía en Ámsterdam, sencillamente genial, tú siempre decías que como podía recordar algo tan insignificante, respondí que es una de las cosas que recuerdo cuando te conocí y te pregunté: «¿Qué recuerdas tú?» Aún sigo esperando tu respuesta, prometiste algún día dármela.
Recuerdo que mi abuela se olvidó algo en el auto y me obligaron a ir. Entonces, esa fue la primera vez que te vi, crucé a tu lado en silencio fijando mi mirada en ti, tú también lo hiciste, o eso creo. Sin embargo, solo me ignoraste y regresaste la vista a tu consola, mientras subías lentamente las escaleras. Tenias treinta y seguías jugando videojuegos. ¿Debía al menos presentarme? ¿Será mejor después? Mi conclusión en ese entonces fue que me daba igual. Baje al siguiente peldaño y vi que su pañuelo cayó al suelo. ¿Debería devolvérselo? Eso implicaría hablarle. Sin embargo, si se da cuenta y lo recoge antes que yo, calculando los puntos de distancia yo soy la mas cercana al objeto. Significaría que se daría cuenta que yo me di cuenta antes y no dije nada. Creo que lo mejor sería hablar con él y presentarme.
Nota: Eso lo pensó en un intervalo de tiempo de veinte segundos, debería relajarse un poco más.
Me di la vuelta y recogí el pañuelo.
—Hey... tú pañuelo... —intenté llamar su atención, estábamos solo a unos cuantos metros, ¿Estás seguro que no me escuchaste? Estaba a punto de subir otro peldaño y entonces, decidí hablar más fuerte— ¡Oye, se cayó tu pañuelo!
Giraste hacia mi dirección confundido, en ese momento me sentí aliviada, pero cuando te caíste entré en pánico. Se murió. ¿Qué se debía hacer en estos casos? Hola, Dios, soy yo de nuevo. ¿De dónde vienen esos recuerdos en cursiva? No, no es momento de bromear. Me apresure a revisarlo, y justo en ese momento mi madre y abuela habían salido a buscarme, sus sonrisas desaparecieron al verme al lado de un cadáver.
Nota: No está muerto, la protagonista solo exagera.
—Recordaré visitarte en prisión. Hasta la próxima. —se dio media vuelta e intentó escapar, pero mi madre la detuvo.
Palidecí al oír la palabra "prisión". Mi madre, soltó a la mujer mayor y bajo hacia mi, sentí su mano reconfortante en mi hombro
—De ninguna manera pienses que te dejaré sola en esto, soy tu madre y... ¡Debo asegurar mi futuro económico! Alguien debe mantenerme. Dime, ¿Lo tocaste? Debemos borrar cada hueva dactilar y hacer una coartada, si algo sale mal decimos que fue la abuela —susurró.
—¡Escuche eso!
—Demasiado Investigation Discovery por hoy. Cállense, no está muerto, solo se desmayó.
La abuela se reunió con nosotras y en el proceso recogió su consola, me lo entregó cuando estuvimos cerca.
—Es lindo.
—No es momento para pensar en esas cosas.
—Bueno y porqué no lo besas, vamos a curarlo con el poder del amor.
Eso está mal en muchos sentidos.
—¿Qué? ¡De-De ninguna manera! ¿Y si tiene novia o está casado? Además es un completo extraño.
—Bueno, parece que tiene más de treinta y sigue jugando videojuegos, apuesto que también es otaku. En mis tiempos a esos los llamábamos vírgenes.
—Tiene un buen punto.
—Ma, no la apoyes. Lo...
—Espera... Está despertando, creo que está despertando.
—Ah... Mi cabeza... —abriste tus ojos por completo y me viste, sostenía tú cabeza en mi regazo, ¿te enamoraste de mi? Nah, lo dudo.— ¿Qui-Quién eres tú?
Me quedé callada, no es que no quiera presentarme solo no sabia que hacer. No había hablado con alguien informalmente, siempre fue por trabajo. Es evidente que a medida que van conociéndome un poco más, deducen que no tengo amigos de mi edad.
—Eres la nueva, ¿verdad? —te quejabas sentado en el piso mientras te tocabas el área afectada por el golpe, creo que debí traer hielo o algo. Aunque creo que te preocupabas más por tu consola.
—Si-Si, acabo de mudarme. Yo... ¡Es un gusto conocerte!
—Vivo en este piso, creo que eso nos hace vecinos —vio su consola y me la quito comenzando a revisarla. Me lo imagino diciendo mi precioso. Sin apartar la vista del aparato se presentó—. Por cierto, soy Levi.
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Editado: 26.06.2021