New City Chronicles: The loss Compass

PRÓLOGO

¿Lo has escuchado? Porque está no es la primera vez, ya han pasado cosas antes y aunque ellas intenten resolverlo no lo lograrán así que seguirán pasando y nadie podrá detenerlo.

 

—Debe haber alguna forma —susurro con voz preocupada— ¿Crees que ellas estén listas?

 

La voz rio y un escalofrío me recorrió de pies a cabezas—Nadie está listo para esto, genio —el eco del lugar repite las mismas palabras—. Pero no hay forma de salvarlas siempre por cada generación hay una escogida y es ella quien podrá arreglar las cosas o las empeorará. Será sólo su decisión.

 

Me encojo de hombros estoy cansado de sus palabras, así que procedo a levantarme y con un movimiento en mi muñeca ilumino toda la cueva. Los dibujos, las palabras y uno que otro acertijo escrito en otro idioma está impregnado en estas paredes, la mujer con la que hablo me observa duramente.

 

—Estás profanando este lugar —reprocha—. Los espíritus se están enojando.

 

Le resto importancia a sus palabras porque ella era un espíritu, un espíritu que se albergaba en una elegida cada generación, ahora era una simple niña que apenas rozaba  los once años. Perteneciente a una de las familias con más poder en el pueblo y si fuera poco era la tercera hermana de la mujer que me había jodido la vida hace ya dos años.

 

—Me estás escuchando —su voz tomo un tono de exigencia—. No me gusta ser ignorada Gama.

 

—Y a mí no me gusta tu voz —veo como su cara se enciende volviendo su piel clara como un tomate— ¿Podemos seguir con lo que nos trajo a este lugar?

 

La chica respira, toma un pequeño cabello castaño y lo coloca con el resto detrás de la pequeña diadema que portaba—Este lugar es sagrado no puedes referirte a el como te da la gana Gama —antes de que un insulto salga de mi boca la chica con un pequeño movimiento de su mano hace que me calle, literalmente—. La reunión —asiento—, la cosa es esta. Me uniré a ella está noche Gama por lo que no recordará nada relacionado contigo o siquiera con nuestro mundo y es por eso que debes protegerlas, toda la niñez de ella —procede a señalarse a si misma—, ocupé su cuerpo en momentos específico,  de esa manera muchas cosas que podrían haber pasado no ocurrieron pero como tu sabrás la magia está siendo transmitida a ella y cuando eso acabe yo dejaré de existir y será ella la única puerta entre el mundo de arriba con el mundo de abajo— terminó su discurso clavando su mirada en mi.

 

Muevo mi muñeca, el encantamiento se disipa quizás se deba a lo que ella dijo anteriormente “la magia estaba transmitiéndose a su nuevo dueño”, eso implicaba que ella ahora no cargaba ni poseía la habilidad necesaria ni siquiera para detener un Figi, colocó mi mano en mi frente y al separla puedo  observar lo que me unió a esa familia y específicamente a ella hace apenas dos años, la chica se coloca a mi lado y sonríe con melancolía—Nunca había visto uno de cerca —susurra tiernamente—, pero si todos son así es simplemente espectacular.

 

Me ruborizo entonces el artefacto desaparece, nadie sabía sobre aquello, era indignante saber que aunque tú amaras a una persona aquella noche tu vida era entregada a alguien que bien no conocías u odiabas, en mi caso no fue ninguna. La familia a la que ahora estaba unida era una de las más conocidas, había rumores de ellos desde siempre, al comienzo todos los odiaban, que un Salazar y un Herabi unieran vida había sido decepcionante para muchos mayormente porque no había lazo que los uniera, ellos habían roto la más sagrada de las reglas eso había provocado su expulsión hasta que nació su esperanza, la primera Herabi en tocar la tierra, de piel clara, ojos sabiondos y un cabello digno de admirar, venerada y amada por el pueblo que dio espalada a sus padres. Lástima que todo eso acabo cuando la verdad llego a oídos de todos, su familia no era pecadora, no era atea sin embargo mantenía una casta tan arriba de los demás que cualquiera no era digno de mirarlos, su abuelo había especificado que jamás alguien del pueblo estaría a la altura de aquella pequeña, los celos nacieron en el pueblo, la iglesia no les permitió la entrada por más de tres meses y cuando llegó la notica de una segunda Herabi todo se derrumbó.

 

No la aceptaron, la odiaron, quizás no era tan especial como su otra hermana, quizás no tenía los ojos del color que la mayor o su soberbia estuvo presente desde el día de su nacimiento, nadie sabía porque la iglesia le había dado la espalda y muchos temían preguntar.



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En el texto hay: amor, magia, poderes

Editado: 06.05.2020

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