Dos días, tres horas, cincuenta segundos.
Ese era el tiempo que había pasado mientras dormía, según mamá luego de todo lo que pase la ceremonia decidió cancelarse.
Por azares del destino mucha gente término aceptando, quizás tenía que ver con migo, pero habían aceptado, eso era lo único que contaba.
Mi accidente no había pasado desapercibido supongo que la voz se había corrido, en un pueblo pequeño no casi siempre puedes ocultar algo.
-¿Entonces me dirás quién es Carlos?- habló Keila mientras lavaba los platos.
Resulta que ella había sido la que se encontraba a mi lado cuando desperté, no hablo sobre Carlos porque según ella ese era un tema de tratar aparte, sin la intervención de la loca y el indiferente que se encontraban en esa casa.
-es alguien a quien no veo desde hace años.
— el abuelo- hice una mueca de disgusto— ¿Qué? Él tiene ese nombre.
— No es él, porque carajos gritaria el nombre del abuelo.
Mi hermana dejo los platos en el lavabo y giró a verme.
-¿Sabes? Eso no responde mi pregunta.
- es el primo de Jackson ¿lo recuerdas?
Keila se calló por un momento, parecía estar en su propio mundo.
- el chico que solía venir de vacaciones al pueblo- soltó.
Asenti.
-valla no me esperaba eso- volvió a girar hacia el lavabo- ese sinvergüenza aún me debe un helado.
Quise reír, pero la expresión de mi hermana me desconcertada, se notaba enojada.
-¿Crees que realmente este en peligro?
Mi hermana sopló y negó.
-Carlos sabe cuidarse- enjuago un plato - además no creo que este solo la mayoría de héroes siempre tiene un equipo.
Me levanté y me acerqué a la cocina.
-estas tratando de decir que es un héroe.
Mi hermana no hablo sólo siguió haciendo sus quehaceres. Bufe y salí de ahí, necesitaba saber más sobre ese chico y porque había estado en mi supuesto sueño.
- es raro que estés pensando- río Cloe- no es por nada pero vamos pareces realmente estresada.
Solo sonreí y me senté a su lado, Cloe era de todas la hermana más carismática, era la mezcla perfecta de mamá y papá.
Y aveces eso daba miedo.
- ¿Qué haces?- pregunté divertida.
Cloe tecleo unas cosas más en el computador, una de las páginas se abrió mostrando una serie de historias sobre el pueblo y el pais.
-tarea- alzó los hombros - y tu ¿Qué estás haciendo?
-nada.
Decidí levantarme y salir de ahí, la última habitación a la que fui era la biblioteca.
No era muy grande pero podía decir que no estaba mal, me senté en uno de los sillones de ese lugar y comencé a meditar todo lo que estaba pasando y lo que quizás había pasado.
Tenía una familia que había nacido conmigo y ahora había crecido más de lo esperado.
Yo estaba a meses de graduarme con dieciocho años, dos años atrás mío estaba Daisy la segunda hermana y cabecilla de las revoluciones, portaba su apellido con apreciación y podría decir que aún con dieciséis ella era alguien de quien me encontraba orgullosa.
Keila era la siguiente, considerada en la familia por ser el cerebrito, todo lo que quieras saber ella ya lo sabía, con once años era una de las nerd más nerds que había conocido y aunque estaba en octavo bien podría adelantarse años, por último estaba Cloe con siete años, la más parecida a mis padres y la única con la capacidad de tener todo lo que quisiera.
En total éramos seis, con mi madre y padre incluidos a eso se le sumaba la pequeña mascota de Cloe, el gato que se llevaba mal con Daisy y seríamos siete. Sin contar con Maicol que se creía parte de la familia.
-¿En que piensas?- la voz de Daisy logró sacarme de mis pensamientos.
-en nada- susurro, desde que me había enterado lo de ella y Jackson hace cuatro horas digamos que las cosas simplemente se habían salido de control, mis ganas de hablarle aún no aparecían.
En pocas estaba dando una guerra silenciosa contra mi hermana.
- sabes- dije con incomodidad- no se que pensaste en casa de Jackson pero esa era la primera vez que interactuabamos.
Alce una ceja ¿Estaba acaso mintiendo?¿Mi propia hermana me estaba mintiendo?¿Y en la cara?
Suspire- se exactamente lo que paso.
Mi hermana tembló por segundos para luego clavar la vista en mi con veneno.
-Lo que sea que te dijo Jackson no es verdad ¿Okey?- cerró su boca por varios segundos - si tuve algo con él, pero nunca fuimos algo en verdad además tenía catorce Maicol era más inteligente que yo.
-Maicol tenía quince - solté eufórica- además el siempre fue más inteligente que tu.
Mi hermana puso su mano en el pecho dramáticamente.
-Me dueles - negó - ya bien, si quizás Maicol era y es más inteligente - suspiro - pero lo arregle okey - se acercó a ni asiento - no sabía que era el chico por el que morias y cuando lo supe…
-el no es el chico por el que muero O moría- dije a la defensiva.
Mi hermana giró los ojos desesperada.
-ya eso no te lo crees ni tú- sonrió - el me hizo daño Casey, además siempre supe que sentía algo por ti pero no lo quería aceptar- dejo un libro en la mesa que se encontraba en frente y se sentó a mi lado - cuando Taylor llegó a mi vida las cosas cambiaron, el me ayudó a salir.
Negué y solté una risa sarcástica.
- te ayudo para luego romperte ¡Qué gran ayuda Daisy!
Mi hermana apretó las manos a sus costados.
-no puedes reclamarme - su voz salió molesta - no cuando tu ocultas todos tus sentimientos estando con alguien como Lenin.
¿Alguien como Lenin? Ella no sabía nada sobre mi y Lenin en gran parte era porque ella me había acusado de simplemente ser diferente desde que él llegó.
- con él no te metas - masculle.
Mi hermana soltó una risa histérica y movió sus brazos varias veces.
-lo ves- soltó - siempre lo defiendes, como quieres que yo no me deje utilizar cuando tu haces la maldita misma cosa.
¿Dejarse utilizar?¿Yo hacia lo mismo?