La biblioteca.
Ese había sido el primer lugar que estaba por visitar, ahí había comenzado todo, así que esperara que todo se resolviera ahí.
A la lejanía pude observar el edificio blanco al que había entrado una sola vez en mi vida.
Apresure el paso, mientras pensaba como carajos interpretar el sueño de Carlos ¿Estaría realmente en peligro? O ¿Estuvo en peligro?.
De pronto sentí un empujón por el cuál terminé en el piso. Alce la mirada enfadada para toparme con una negra.
—lo lamento— susurro el chico-¿Uhm te ayudo?
Negué, me impulse para levantarme y aparte su mano, ya de pie lo observé por primera vez con atención.
De cabellera rubia, ojos negros y piel clara. Definitivamente era un joven que jamás había visto en el pueblo.
Era un chico que no pertenecía a este lugar.
—¿Quién eres?— solté de imprevisto.
Este chico se había interpuesto entre la biblioteca y yo, además de que mi paciencia no era la adecuada para la ocasión.
El chico alzó las manos y sonrió. De una forma muy irónica.
— una persona— rio— se que es un mal chiste pero ya, me llamo Patrick.
Alce una ceja incrédula.
—pregunté quién eras no como te llamabas— una sonrisa que decía problemas se posó en su cara.
—ya, pero la cuestión es que tu me golpeaste— negó haciendo un puchero— así que yo debería hacer las preguntas.
Solte un bufido para pasar a su lado golpeando su hombro.
Era un verdadero patán y yo no tenía el genio para soportarlo.
Quise dar unos pasos, cuando la mano del chico apretó mi hombro.
—no hemos terminado— susurro demasiado serio.
Yo creo que si.
Me safe después de hacer un poco de fuerza y cuando el chico quiso volver a tomar mi hombro una corriente de aire lo tiró a unos pasos de donde yo me encontraba.
Antes de siquiera esperar una respuesta o pregunta incómoda que claramente no iba a responder, corrí hacia el lugar que podría ser mi salvación en esos momentos.
—otra vez aquí— dijo la secretaría que nos había atendido esa tarde.
— deberes de historia, ya sabe lo que dicen.
La mujer detrás de la máquina asintió repetidamente, para luego extenderme un pequeño carnet con información mía.
— antes de irse deberá devolverlo-habló- de caso contrario deberá reparar 40 dólares a la biblioteca por destrucción de vienes.
Asenti y me adentro al lugar, las estanterías estaban acomodadas del mismo modo que esa vez, camine por los pasillos, hasta que pude ubicarme.
Mi vista viajó a la repisa negra de aquella tarde, me acerqué para comenzar a leer los títulos de las obras.
Cuando no encontré ningún resultado, seguí mi investigación y me adentre en uno de los pasajes del fondo, mi vista viajaba de nombre a nombre, había libros culturales como el árbol del bien y el mal, otros más normales como Paloma.
Quise golpearme con la pared cuando no encontré nada que pudiera ayudarme.
—no te había dicho que si querías encontrar algo aquí yo podría ayudarte.
Di un salto ante el tono de voz, puse mi mejor sonrisa y gire.
Theo me observaba divertido, con un libro en sus manos.
-yo pensé que…
-¿Qué no estaba aqui?- sus ojos viajaron a los mios- Ya te mejoraste.
Asenti sonriendo.
-sólo fue un desmayo.
-¿Porque no juraste?- soltó de pronto
Tenía miedo esa era la respuesta, más no fue lo que salió de mi.
-no quería terminar atada a un mundo que no conocia—mi voz salió sincera.
Theo sólo asintió entendiendo, cerró el libro y camino hacia la salida del pasillo.
¿Sólo eso? ¿No tenía nada más que decirme?, el Theo con él que había chocado hace unos cinco días había dejado clara su temperamento.
Y no era exactamente el que estaba teniendo en ese momento.
Lo seguí en silencio, Theo bajo las escaleras y camino hacia la salida de la biblioteca.
-¿Estás enojado?- susurre mientras atravesabamos en hol de entrada.
-no-luego de decir eso entregó el carnet, yo seguí su acción.
-entonces…
-señorita Herabi el libro que sacó hace una semana debe ser regresado máximo hasta dentro de tres días si no deberá pagarlo.
Gruñi para girar a ver a la mujer.
Justo ahora tenía que interrumpir.
-exactamente cuanto costaría el libro.
La mujer levanto la vista y la clavó en mí.
- 30 dólares.
Asenti gire en busca de Theo quien ya no estaba.
Salí corriendo de la biblioteca, la noche ya había caído sobre el pueblo, el aire seguía siendo caliente, pero yo tenía frío.
Camine hacia la casa lo más rápido que pude.
A la final no había averiguado nada sobre Carlos, peor sobre mis dones.