DAYSI.
Mi familia siempre ha sido lo primordial, siempre vi por ellos incluso antes de que naciera. O eso suele decir Maicol constantemente.
—No crees que es raro —supone Maicol frente a mi, arrugó las cejas —, Daisy ese chico simplemente aparece de la nada en donde sea y luego tu hermana dice haber soñado con él y la brújula.
Sin esperarlo llevo mis manos a su boca y cuando este vuelve a verme entorno mis ojos hacia atrás, esperando que me entienda suelto su boca, es ahí cuando esté menea su cabeza y con una sonrisa demasiado perfecta gira y saluda a Patrick.
Mi mejor amigo siempre ha sido así, engañoso y despiadado. Daña y no deja que nadie lo dañe, esta mal hablar de esta forma sobre él pero la verdad sea dicha: En algún momento todos somos mentirosos, todos engañamos y a diferencia de él muchos abusamos de ese poder.
Yo soy una de ellas.
—Hola Daisy —su voz es encantadora pero jamás he caído por nadie y cuando lo hice me demostraron cuanto dolor puede traerme.
Sonrió.
—Patrick —su nombre salido de mis labios lleva consigo promesas, algo que aún después de tanto tiempo no logro explicar —, ¿Qué te trae por aquí?
Sus ojos se iluminan y cuando regreso a ver detrás de él puedo observar como Maicol hace caras de todo tipo.
Giro los ojos y sin que el rubio me vea saco mi lengua. Maicol definitivamente no entiende el término. Mantenerse quieto.
—Quiero hablar contigo — voltea a ver hacia Maicol —. A solas.
Antes de que una respuesta salga de mi boca alguien habla.
—No puede —mis nervios se congelan (si eso es posible, claro) Y puedo ver como la cara de Patrick muta a una mucho más seria, sus facciones no lo expresa pero sus ojos, se vuelven oscuros.
Como si odiara a esa persona.
—Se lo pregunte a ella.
Sin que nadie se lo espere me levanto del asiento y giro hacia la voz.
Unos ojos verdes chocan con los míos, piel canela y el corazón vuelve a acelerarse.
No es justo todo lo que aún después de tanto provoca en mi, pero se lo prometí. Jamás volver a caer, jamás.
—Jackson —su nombre está inyectado de dolor —, mi hermana no esta conmigo, así que ya sabes que hacer.
Sin miramientos paso de Patrick susurrando le un después de clases tomó la mano de Maicol y abandono el lugar.
…..
Siempre he creído que una persona nace destinada a ti, aunque llores, patalees o incluso lances maldiciones nadie lo quita ni lo aleja de tu camino.
Cuando conocí a Jackson lo sentí, fue ligero pero ahí estaba, yo sabía que el jamás se iría. El problema es que si se fue y con el se llevó mi corazón. Me destrozó y alguien más me ayudó a levantarme y se quedó a mi lado hasta que todas la heridas sanaran, el problema se presentó cuando no cerraron.
—Lo mejor es que no hables con él —la voz de Maicol hace que entorne los ojos por quinta vez —, te estoy protegiendo.
Alzo mi mano para que pare, pero esto solo parece enojarlo. —Eres mi mejor amigo pero eso no significa que debes darme órdenes o esperar a que yo te haga caso.
Esas palabras bastan para que mi amigo gire hacia mí y hable, enojado —Lo hago por tu bien —lleva su mano a mi cabeza—, la última vez te hicieron daño.
Retrocedo —Esto no es igual.
Puedo ver como Maicol comienza a razonar y lo que sea que pensaba decirme no lo dice, solo niega y comienza a caminar.
Quiero seguirlo, enserio pero Maicol debe aprender que mi vida es mía, no de él, mía y soy yo quien deberá tropezar todo lo que quiera. Y con quien quiera.
—Te estas equivocando.
Sin esperarlo empiezo a caminar —Es contigo con quien necesitaba hablar.
Mi hermana se coloca a mi lado y sin esperar algo comienza a seguirme, ambas llegamos al parque al que veníamos de pequeñas.
El único lugar donde todos los recuerdos siguen siendo vigentes, el pasto no ha crecido con los años, los árboles han cambiado y ahora a diferencia de cuando era niña albergan vida. El agua cristalina de la pileta ahora contiene peces y sin siquiera se como los consiguió. Supongo que era otro misterio dentro del pueblo, creaba vida a cambio de otra.
Las bancas ahora llevan colores opacos y puedo ver a los niños jugando a la pelota o subidos en la famosa resbaladera y columpio.
Al final del día todos somos parte de la naturaleza, nacimos de ella y volveremos a ella. De cualquier manera.
—¿Aun te gusta Jackson?
Aprieto mis manos, me siento y llevo mi mano para que ella también tome asiento, muevo mi pelo entonces comienzo.
—No. —primera mentira.