CASEY.
No se si sentirme mal, si gritar o llorar, aun tengo claro que un día todo lo que he hecho será cobrado.
Pero podría decir que este día. Todo eso acabó de pagarse.
Primero fue Lenin y su renitencia a intentar que le contará la verdad, ¿Cómo podría? El no merecía saber algo sobre lo que ocurre dentro del maldito pueblo que día a día muestra una nueva cara.
Luego fue Jackson y sus estúpidos asedios sobre quien carajos era Patrick y por qué se acercaba tanto a mí hermana.
Para terminar fue Cloe quién dio la mayor y más estúpida sorpresa ¿Qué carajos hace una niña de su edad en el bosque?
Siguiendo con el día horrible alguien aplaude frente a mí y sacudiendo mi cabeza vuelvo la vista a Theo.
Cuál será su sorpresa
—¿Estas lista? —habla él estirando su mano en mi dirección.
Es más que claro que pienso decir no, era obvio y quizás por eso no pidió mi opinión y tomando mi mano nos dirijamos juntos al bosque.
Podría decir que ya no tenía miedo a ese lugar, pero desde las místicas desapariciones de algunos pobladores de nuestro hogar hace apenas unos días.
La cosa cambiaba, aparte debíamos sumarle el hermoso pero pesado silencio y aura que últimamente cargaba estos arboles.
—¿Por qué estamos aquí? —susurro mientras los imponentes árboles se alzan mientras dejamos atrás la carretera.
—Debemos investigar las desapariciones, hasta esta semana hemos llevado cinco.
Puedo escuchar la preocupación en su voz, el resentimiento al que algo demasiado superior a nosotros sea el que está detrás de todo esto. Aún las palabras y la noticia que me mostró el día que volvió a mi vida están en mí y se que puede sonar extraño pero quizás Theo piense que debe buscar a la gente que desapareció para pagar algo que supongo cree que el mismo activo, porque después de que me mostrará esa noticia aquel día la gente comenzó a desaparecer y también fue desde ese día que el bosque está así.
Cuando dejamos atrás el gran cartel que te da la bienvenida al bosque, deseo girar y correr.
El aire se atasca en mi garganta, las manos me tiemblan, puedo observar de reojo como los mismos sentimiento parecen enrollar a Theo.
Este bosque ya no es lo que un día fue.
Si es que un día fue normal.
…..
La caminata sigue y no paramos más que dos veces para poder tomar agua, llevó mi maleta con implementos, en defensa siempre llevó todo tipo de cosas en mis maletas uno no sabe si un día toca escapar de este lugar, enterrar algo o simplemente desaparecer.
—¿Qué es lo que buscamos específicamente? —suelto y puedo ver como la duda ataca a mí compañía.
Aquí algo huele mal.
—Hace días observe como el amigo de Daisy entraba al bosque.
Giro alzando una ceja. ¿Maicol? ¿Patrick? De cualquier forma por la mirada que me dio entendí que se trataba del rubio que había salvado a mi hermana.
Le estaba eternamente agradecida pero aún había algo que no comprendía del todo con su aparición. Y luego del sueño y su mención más intriga tenía.
Theo paró y yo me detuve detrás de él, pude observar como su espalda se tensaba y sin esperar volteo hacia mí, tomó mis manos y me jalo bruscamente hacia un roca más grande que nosotros.
—¡¿Qué carajos?!
Theo hizo un gesto para que me callara, si hubiera sido en otro momento ni siquiera hubiera acatado la orden, pero las voces que comenzaron a escucharse me advirtieron que esto no era otra ocasión.
—¿Por qué haces esto? —la voz de una chica resonó por todo el bosque, se parecía tanto pero tanto a la voz de mi sueño que una parte de mi comenzó a alterarse.
Mis ojos se agradaron y las ganas de huir comenzaron a ser asfixiantes.
Esa era la maldita voz, no tenía pruebas pero tampoco dudas.
—Es necesario —la voz que últimamente me había acostumbrados a escuchar provocó que las gana de vomitar me asediaran —. No debes meterte en esto. Ya te he parado antes.
Pude escuchar como uno de los dos comenzaba a caminar hacia la roca donde estábamos, sin que me lo esperara Theo tapó mi boca y sonrió.
Luego con su boca comenzó a recitar unas palabras que no logré entender.
Lo que sea que dijo no ayudó, porque los pasos seguían escuchándose y casi al instante, una sombra se posó detrás de nosotros.
—¿Se te ha perdido algo? —soltó alguien acercándose a su lado.
—Nada —la voz de mis pesadilla provocó que saltará, tome la mano de Theo con fuerza —. Si no paras pronto el pueblo desaparecerá.
—Y eso a mi que me importa — susurro —. Ellos me lo deben, esto debió pasar hace mucho.