Next to Him

Capítulo V

Nick está sobre la gran cama, sentado con el portátil en su regazo. Su merienda descansa en la mesa de noche. Con cuidado, me acomodo junto a él, con mi vaso en una mano y el plato con mi sándwich en medio de mis piernas cruzadas. Miro la pantalla.

Justo en ese momento, llega la invitación de las chicas y Nico acepta con una gran sonrisa.

—¡Hola! —gritamos las cuatro al mismo tiempo.

Nico se ríe de nosotras y toma su emparedado para darle un mordisco. Mariela está en el lado derecho de la pantalla; detrás de ella se ve la cama de Lizzie donde Fia se encuentra sentada y Elizabeth le sostiene el rostro.

—Hola, bonitas —masculla Nicolás con la boca llena y las mejillas regordetas—. ¿Qué están haciendo?

Mariela mira sobre su hombro hacia donde está Elizabeth concentrada en el rostro de Felicia.

—Liz le saca las cejas a Fia —apostilla Mari.

—Diablos, ¿con pinza? Esa cosa duele —frunzo.

—Lo sé —Mariela pone los ojos en blanco—, pero hoy vamos a ir al antro y la chica quiere verse «comestible» hasta las cejas.

—¡Todas han tenido novio menos yo! —se escucha la exclamación de la aludida—. Necesito que los chicos se fi… ¡Ah! ¡Elizabeth! ¡Jodido animal, ten más cuidado cuando arrancas eso!

—Perdón, perdón, ya —se disculpa entre risas—. Tendré más cuidado, mi querida Felicia.

Esta última le da una mirada encendida y trata de relajar las facciones. Nicolás no puede con la risa, cabe destacar, por lo que la plática la sigo yo.

—¿Van a ir al antro hoy? Tienen clases mañana.

—Tenemos vacaciones de dos semanas.

Levanto las cejas.

—Pero si acabamos de iniciar el semestre.

Vuelve a escucharse el grito de dolor de Felicia:

—¡Ten más cuidado!

—¡Ya… Disculpa! —Lizzie ríe bajito. Lo está disfrutando.

Mariela no se inmuta, y explica:

—Sucede que ocurrió algo hoy, y hasta que consigan nuevos maestros varias clases se suspendieron en la U.

—¿Qué pasó? —pregunta Nick, a lo que yo doy un gran bocado al emparedado.

—Bueno, digamos que no empezamos muy bien hoy.

—¡Pero si es el primer día! —medio logro exclamar con la boca llena.

—Ya sabes cómo somos, Maddie —murmura Elizabeth, y segundos después tira de la pinza.

—¡Hija de puta! ¡Decirte «con cuidado» es como gritarte que lo arranques salvajemente! ¿No podrías quitarlo con más fuerza?

—Con gusto —asiente Lizzie y segundos después tira del vello con bastante brusquedad.

—¡Joder!

Mis carcajadas resultan tan estridentes que toso cuando me quedo sin aire, mientras se escuchan más aullidos de Felicia y carcajadas malvadas de Elizabeth.

Segundos después Nick y yo nos recomponemos y suplicamos a Mariela que siga con el chisme de lo que hicieron The Dangerous Girls hoy.

—Una chica criticó el cabello de Lizzie y dijo que apostaba a que nosotras tres seríamos las nuevas «putillas» de la universidad. Nuestras amigas se le lanzaron encima, en todo el sentido de la expresión. Le hicieron una tacleada. Cayeron en la entrada de la U y comenzaron a pegarle a la chica.

—¿Y no hiciste nada, Mari? —pregunta el rubio con algo de sorpresa.

—Yo también quería golpearla, pero pensé que entre tres ya sería crueldad. De todas maneras un profesor de Medicina vino y nos arrastró a nosotras tres con un consejero. Fui porque según el profesor yo también le había pegado. A la chica la llevaron a la enfermería.

—¿Y…?

—Cuando abrimos la puerta del consejero, casi nos caemos de espalda. Allí en el aula estaba él besándose con la profesora que imparte Finanzas —prosigue Mariela—. Me sentí como tú cuando descubriste a Max, aunque solo eran besos. En fin, resulta que el tipo de Medicina y la de Finanzas también son amantes, entonces él se lanzó a puñetazos con el consejero.

—¡Oh por Dios! —murmura Anastasio.

—No me jodas, ¡de novela! —carcajeo, negando.

—Oh, eso no es todo. Llegó la gorda maestra de Filosofía y se le lanzó encima a la pobre rubia de Finanzas. Resulta que ella se acostaba con el consejero también.

—¡Elizabeth Marie de la Rosa! ¡No estás desplumando un puto pavo! —gritan por otro lado.

—Todos los estudiantes nos quedamos observando el espectáculo en consejería, y unos hasta lo grabaron. Los profesores se agarraban a golpes y las dos maestras comenzaron a tirarse cosas. La de Finanzas le lanzó a la obsesa de Filosofía una engrapadora en la cabeza y la dejó medio inconsciente. Los viejos maestros se siguieron peleando y, cuando la rubia de Finanzas gritó que no se mataran porque estaba embarazada y no sabía de quién era el bebé, el hombre de consejería salió corriendo y el de Medicina se tiró por la ventana. Me refiero a que se lanzó de verdad. El tipo se creyó Superman.

—¿Pero está bien? A parte de estar loco.

Mariela suelta una risa, de fondo las maldiciones de Fia a Liz.

—No murió, era el primer piso, solo se dobló el tobillo al caer. Obviamente los cuatro están despedidos y hay mucha gente realizando investigaciones en la universidad, por lo que no tenemos clases en un buen rato.

—Mariela —comienza Nick— yo que tú me largo de ese lugar.

Nos comenzamos a reír y me decido a contarle a mi mejor amiga el nuevo capítulo de «La vida de Madeline Cascadas; el culebrón» que trata básicamente sobre que Kersey está aquí y es el profesor de Francés. No le voy a hablar de los chicos de The Dead aún, porque sé que ellas son muy capaces de venir y arrancarles los huevos a todos.

—Tengo algo que contarte, Mari.

—Dale.

—Felicia, recuéstate en la cama —ordena Elizabeth—, vamos con las piernas.

—¡Claro que no!¡Elizabeth, suéltame!

—Bueno, Mari, hoy cuando llegué al salón de Francés…

N M N

Voy en el elevador junto a mi amigo rubio. Cae la noche con ferocidad y Nico insistió en acompañarme para que tomara un taxi. Supongo que los paparazzi ya abandonaron la entrada de la universidad y cuando llegue espero encontrar a Sophie dormida para ponerme mi pijama y hacer lo mismo. Me he divertido hoy con Nico y las chicas y estoy cansada, pero feliz, porque la llamada de Max me ha subido el ánimo. Escucharlo dedicarme «Scream» me ha acelerado el corazón y disparado las hormonas. Honestamente no sé qué pensar al respecto de todo lo que sucedió hoy, pero lo único que deseo es descansar y ya lidiaré con todos mis pensamientos mañana.




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