Nexthar

El regreso de la ilusión

El frío del espacio envolvía a Nexthar mientras viajaba entre los restos de antiguas civilizaciones estelares. Su magia lo impulsaba a través del vacío, guiado por los fragmentos de conocimiento que había reunido. Cada paso lo acercaba a la verdad sobre Umbraeth.

Aún sentía el peso de su enfrentamiento con Iluvex, pero había vencido. O al menos eso creía.

Todo cambió cuando llegó a un planeta envuelto en una penumbra eterna. Los cielos estaban cubiertos de una densa bruma púrpura, y los árboles retorcidos parecían susurrar secretos olvidados. Nexthar descendió, sintiendo la magia pulsante en el aire. Algo en este mundo lo llamaba.

Caminó entre ruinas cubiertas de musgo, símbolos antiguos marcados en las piedras. De repente, escuchó un susurro a su espalda.

-Qué decepcionante... Pensaste que me habías vencido.-

Nexthar giró en un instante, apuntando su cetro. Su corazón se detuvo al ver a Iluvex, de pie frente a él, sonriendo con la misma arrogancia de antes.

-No... tú desapareciste.-

Iluvex inclinó la cabeza, divertido. -Sí, en una ilusión que te hice creer. Nunca me tocaste, nunca rompiste mi mundo. De hecho, sigues atrapado en él.-

El suelo bajo Nexthar se derrumbó en sombras. Las ruinas se disolvieron, el cielo se rasgó en un mar de espejos fragmentados y la verdad lo golpeó con brutalidad.

Seguía en la ciudad en ruinas. Nunca había escapado. Nunca había vencido a Iluvex.

Sintió un escalofrío recorrer su espalda. Su victoria, su viaje, todo lo que había experimentado desde su supuesto triunfo... era falso.

Iluvex rió con satisfacción. -Umbraeth me hizo su guerrero estrella por una razón. No necesitas morir para ser derrotado. Solo necesitas perderte en una mentira.-

El mago de las ilusiones extendió la mano y la realidad se distorsionó aún más. Nexthar sintió su mente tambalearse. ¿Qué era real? ¿Dónde estaba en verdad?

No podía permitirse caer.

Apretó el cetro con fuerza, cerró los ojos y trató de recordar la enseñanza de su maestro. La voluntad era más fuerte que la magia. Si Iluvex jugaba con su percepción, entonces Nexthar solo tenía que encontrar un ancla, algo real en medio de las ilusiones.

Respiró profundo y concentró su poder.

-La oscuridad no me dominará.-

Una luz azulada comenzó a emanar de su cuerpo. Iluvex entrecerró los ojos. -¿Qué estás haciendo?-

Nexthar abrió los ojos, firmes y decididos. -Voy a despertar.-

Liberó un estallido de magia pura. El mundo ilusorio tembló. Iluvex gritó con furia mientras las grietas se expandían en su dominio.

Por primera vez, Nexthar sintió que el enemigo había cometido un error: le había dado el tiempo suficiente para entender cómo romper la ilusión.

Todo se fragmentó.

La oscuridad se desvaneció, y Nexthar sintió el verdadero suelo bajo sus pies. Volvió a la realidad.

Iluvex, ahora agotado, lo miró con incredulidad.

-Esto aún no ha terminado...-

Pero Nexthar no pensaba darle otra oportunidad. Apuntó su cetro y desató un rayo devastador. Iluvex apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que la explosión de energía lo envolviera.

Cuando la luz se disipó, el mago de las ilusiones había desaparecido.

Esta vez, de verdad.

Nexthar miró el cielo estrellado, sintiendo el peligro en el horizonte. Sabía que su enemigo más grande aún lo esperaba.

Umbraeth estaba ahí fuera. Y lo había estado observando todo el tiempo.



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En el texto hay: cienciaficcion, accion, magia

Editado: 23.02.2025

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