—Sera mejor, gente, que no entren aquí por un rato— Anuncio Fructuosa, llamando la atención de todos cuando cerró la puerta detrás de ella con seguro y entonces miro a Dextrosa y a Sacarosa— Ustedes dos, será mejor que vigilen que nadie entre y que nadie salga.
La mayoría de gente parecía algo alterada por los temblores que se podían sentir más que por el hecho de que dos tipas estuvieran cuidando esa puerta.
Fructuosa se dio cuenta de que los temblores no venían de la habitación del combate, como pensó, si no de arriba.
Tras notar que nadie más la miraba, la mujer se dejó caer en un catre, tratando de recuperar el aliento pero le dolía el pecho. La civil que se había hecho con ese catre y que estaba sentada en el otro extremo, le miro con una ceja levantada pero no le dijo nada.
—De todos modos no es que podamos hacer la gran cosa— Sacarosa se encogió de hombros.
—Tu...— Comenzó Dextrosa, mirándola con severidad.
— ¡En mi defensa!— Sacarosa levanto las manos en señal de rendición— Ellos me quitaron todo y no pude comunicarme de vuelta ¿Si? Además, me trataron bien pese a todo lo que hicimos ¿Cómo no quedarme con ellos?
—Traidora…— Confirmo Dextrosa, mirándola con asco.
Sacarosa no discutió más, frunciendo los labios pero no porque estuviera herida, si no que su exjefa le parecía muy molesta y pese a que ya no trabaje para ella, la verdad prefería no hacerla enojar diciéndolo sus pensamientos en voz alta.
— ¿Están bien, chicos?— Mandrágora había arrastrado a Blas y a Lirio con ellos hasta una cama cercana y vacía— ¿Eh? ¿Y la otra chica? Esta… ¿Lavanda?
Blas parecía dispuesto a buscarla pues Lavanda era importante pero fue que noto que la puerta ahora la protegían Sacarosa y Dextrosa.
—Esto no puede estar pasando…
— ¿Eh? ¿De qué hablas ahora?— Blas miro a su hermana con una ceja levantada.
—Sobre Khaz, él no puede ser así, lo conocemos ¡No puede ser así!— Lirio le miro con severidad— Tu lo conoces ¡¿Por qué lo dejamos?! ¡Pudimos hablar con él y hacerlo recapacitar! ¡¿Por qué huiste?! ¡¿Por qué me arrastraste?!
— ¡Porque estábamos en peligro! ¡Es mi deber mantenerte segura como tu hermano mayor!— Blas le miro como si se hubiese vuelto tonta.
— ¡Si pero pudimos hablar con él! ¡Tratar de hacerlo recapacitar! ¡Quizá debimos escucharlo para entenderlo!
— ¡No sabemos si nos escucharía!
— ¿Cómo lo sabes? Él siempre estuvo con nosotros, nos miraba más que a otros ¿No es eso suficiente como para creer que puede escucharnos aunque sea un poco? ¡Nos escuchó cuando nos fuimos! ¡¿Te acuerdas?! ¡Y nos dejó ir!
Blas apretó los labios.
—Porque eres listo, eso es suficiente y me has dado muchas ideas, aunque no lo creas y eso es lo que necesitamos cuando yo ya no esté— Khaz le dijo eso con una sonrisa— Mi padre me guio para volverme líder desde joven y es lo que estoy haciendo ahora contigo ¿Lo entiendes?
—Pero no soy de este planeta— Blas no sentía que esa fuera su responsabilidad, no tanto porque no quisiera tomarla si no porque Khaz era un líder increíble, sin mencionar que…— Ni tu hijo…
—Puede ser pero aun así, me gustaría verte así, así como a Lirio, son especiales, lo sé, y por eso quiero que estén a mi lado, como mi familia… Si quieren.
Blas también lo miraba como su familia.
— ¿Lo abandonaremos como a papá?
—Eso es injusto…— Blas hizo una mueca.
—Él dijo que eras muy justo, el día que nos fuimos, si es injusto, entonces vuélvelo justo— Lirio apretó los labios mientras miraba a Blas quien apretaba su rodillas con fuerza.
Lirio quería ir a hablar con Khaz si o si, quizá porque lo quería lo suficiente y no quería que lo mataran o lo volvieran el enemigo de todos. Estaba segura de que él no era así, alguien que pasara sobre los demás e incluso si eso era, aun podía hablar con él, entenderlo y entonces quizá pueda ayudarlo.
Aunque en ese momento no sabía como pero su hermano quizá sí.
—No podemos rendirnos con él, es nuestra familia y no podemos perderla de nuevo— Continuo Lirio.
—Bien, ya basta, vamos— Blas se puso de pie y entonces se encamino a la puerta vigilada.
— ¿Chicos?— Mandrágora había estado escuchando todo eso.
—Lo siento, Blas, Lirio, deben ir a sentarse— Les dijo Sacarosa, mirando de reojo a Dextrosa quien miraba con severidad a los niños— Esa mujer no es tan buena como yo así que…
—Debemos pasar, Sacarosa— Le dijo Blas con seriedad, sorprendiendo a la aludida.
Lirio le miraba con la misma severidad que Blas.
No los conocía de mucho tiempo pero eran chicos valientes y lo estaban demostrando de nuevo pero…
—Déjalos pasar, se ve que tienen algo que hacer— Acepto Fructosa mirando a los chicos.
— ¡Esperen!— Mandrágora los detuvo— ¡No pueden ir, es muy riesgoso, niños!
—Lo mismo que yo dije— Sacarosa esbozo una sonrisa irónica.