Nexus Odyssey Vol. 1

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Gerard trataba de organizar sus ideas sobre lo que tenía en frente o quizá solo estaba delirando debido al impacto de estar viendo aquello pero… No le quedaba de otra, era la única forma de mantenerse cuerdo.

Por lo que sabía, los Exteriores eran seres que existían desde hace muchísimos años, incluso desde antes de la aparición de los Triunfos, los creadores de los Arcanos Mayores, la raza más antigua registrada que visito el Desierto Blanco, aunque fue solo con la aparición de la Singularidad 00 que se registraron avistamientos de estos seres milenarios y sin mencionar, peligrosos.

De hecho, se sabía que uno fue destruido en un Oasis hace mucho tiempo, siendo la principal causa de la fundación de la COFOS pero, como un secreto a voces, se sabía que ese Exterior era terriblemente débil en comparación con los más viejos y poderosos.

Gerard sabía que eran humanos, o seres vivos de algún Oasis que terminaron fundiéndose con el desierto blanco debido a un evento Nexus, obteniendo habilidades sobre humanas debido a la exposición constante a este, incluyendo el consumo de la arena, lo que los volvía terriblemente resistentes y longevos.

Pero todos sabían que su característica más horrible era la capacidad de controlar Orígenes, los cubos de construcción de la realidad aunque la verdad es que Gerard no tenía idea de cómo funcionaba eso.

Eso solo lo confundía ¿Cómo podía alguien o algo controlar algo así?

Y cuando vio a ese ser acercarse, toda la lógica siguió desapareciendo de a poco en su cabeza.

Las naves de los demás planetas habían comenzado a atacarlo, lanzándole misiles y láseres que parecían terriblemente potentes, pero el ser solo gritaba irritado, sin recibir daños muy claros. De hecho, fue tanta su irritación que tomo a uno de los retoños y lo lanzo con fuerza hacia una de las naves pero más allá de la muerte del ser que fue usado como proyectil, tampoco hubo daños en la nave.

—Si soy honesto, es la primera vez que veo a un Exterior completo y es mucho peor de lo que pensé— Dijo Edward esbozando una gran sonrisa que parecía confiada pero se notaba crispada, mientras bajaba sus armas ¿Se había resignado a morirse? Gerard casi podía entenderlo.

Por otro lado, Gerard no sabía pero seguramente había pasado algo de tiempo desde la última vez que alguien vio a un Exterior.

La ciudad también pareció entrar en acción, por lo que varios cañones salieron desde la nieve para comenzar a dispararle al monstruo que de nuevo solo se quejó, lanzándoles árboles o más de esas pobres cabras aunque no parecían hacer mucho daño. El ser ya se había acercado bastante.

Y era mucho peor ahora.

Era un ser de al menos treinta metros de alto, con un cuerpo delgado y humanoide, con extremidades increíblemente largas y delgadas, como si fueran huesos pero con uñas bastante grandes, su cara parecía humana, deformada en el hocico para que pareciera de perro con los dientes hacia afuera y que se encimaban unos de otros. Lo peor de todo eran sus ojos, vacíos, como la oscuridad del espacio. Tenía cabellos blancos largos escarchados y de hecho, todo su cuerpo parecía moverse con una nube blanca de tormenta de hielo.

Pero eso es lo que interpretaba Gerard con sus ojos. No parecía ser del todo así en realidad ¿Era mucho peor?

—Si voy a morir, será en grande— Dijo Edward mientras sacaba dos de sus pistolas, no sin antes encender las mechas de su cabeza.

Gerard no quería morir.

Las naves siguieron dispararon de forma desesperada, mientras que la ciudad sacaba incluso más cañones de entre la nieve pero el ser ya podía pisarlos o bien destrozarlos con las manos, entonces tomo uno de los restos de las torretas y las lanzo hacia las naves, dándole a una que al instante exploto. Su velocidad de movimiento era increíble para alguien tan grande y su poder era aún peor.

Los soldados que ahora montaban naves pequeñas y terrestres se quedaron quietos mirando la escena, sorprendidos y aterrados. Los más valientes comenzaron a disparar a la desesperada otra vez solo para ser aplastados como hormigas por el enorme ser que no parecía recibir daño.

Otros incluso salieron corriendo con desesperación hacia las naves y otros tantos aceptaron su muerte con una sonrisa quebrada.

Gerard solo podía ver la escena con la misma desesperación. Se sentía de la misma manera, debía aceptar su muerte y...

Ya no valía la pena luchar, ese ser era mucho más poderoso que cualquier cosa que podría existir en cualquier Oasis, era un dios puro y duro y no había forma de enfrentar algo así. De hecho, la humanidad era estúpida al creer que era posible cuando no lo era… Lo mejor que podían hacer era no ofrecer resistencia.

El ser, ahora más cerca, levanto su brazo y con solo un movimiento partió otro par de las naves e incluso la más grande como si fueran de papel, provocando una gran explosión que Gerard solo pudo ver como lo último que vería en su vida.

­— ¡Idiota!— Edward logro tomarlo del brazo y moverlo para que reaccionara— ¡Hay que moverse!

Gerard reacciono y se movió junto con Edward a gran velocidad mientras una pequeña nave se acercaba a ellos, siendo esta la nave del Patrullero— Arriba, es lo mejor que podemos hacer.

Ambos subieron antes de que nave gigante cayera al suelo, provocando una gran impacto que levanto fuego, escombros e incluso termino por generando un pequeño vacío que esparció el hielo por todos lados.



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En el texto hay: aliens, multiverso, batallasepicas

Editado: 28.09.2025

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