Heldegarde Schwarz era hermosa, de cabellos lacios morenos casi siempre amarrados en una cola alta, alta y delgada, de ojos color verde, de tez clara y con varios lunares en el rostro.
Solía vestir de forma recatada con pantalones de mezclilla y playeras dos tallas más grandes que ella, además de suéteres grandes. Aún con esa apariencia tan simple, era bastante popular en la escuela, sobre todo en la universidad.
Pero nunca le importo aquello, al contario, estaba comprometida con la física.
— ¿Sigues en eso?— Konrad Weber era un chico delgado, de cabellos castaños largos sueltos normalmente, de labios delgados, nariz fina y unos bellos ojos verdes y que siempre vestía con camisas blancas pulcras y pantalones de mezclilla pegados. Elegante al por mayor.
De los más guapos de la facultad y que por suerte, estaba en el salón de la chica.
—Es parte de la tarea, así que si— Heldegarde levanto el rostro hacía él. Ella misma admitía que era un chico guapo.
—Ya veo— El chico se sentó frente a ella sin preguntarle— ¿Qué me dices si salimos juntos esta noche?
— ¿D-disculpa? ¿Es por una apuesta?— La chica abrió los ojos con sorpresa.
— ¡Claro que no! De verdad podríamos salir— El chico negó con la cabeza varias veces y luego se aclaró la garganta— No está mal de vez en cuando ¿No? ¿Qué te parece? Solo será una inocente salida al cine ¡Nada serio!
La chica paso saliva— S-supongo que podríamos…
No estaba negativa a los placeres juveniles.
— ¡Genial, iré por ti a las siete, mañana!— Dijo el chico con una gran sonrisa sin esperar respuesta de la chica quien termino sonriendo por lo bajo, escondiéndose bajo su libro con vergüenza.
— ¿Ese era Konrad? ¡¿Qué te dijo?!— Andrej Horvat había llegado a su mesa con una charola de comida de la cafetería.
Él era un chico rubio, de ojos azulados, alto, delgado, de labios delgados, nariz fina que pese a sus características, no era muy llamativo, sin mencionar que era un bicho raro total, poco popular y menos llamativo.
—Me invito a salir…— La chica se sonrojo.
— ¡No bromees!— Andrej se mostró sorprendido— ¿Y aceptaste? ¡Genial! Su papá es el jefe del Laboratorio más grande de biotecnología del mundo ¿Sabías? ¡Qué oportunidad más grande!
— ¿Solo te importa eso?— La chica le contemplo.
— ¿A ti no?— Andrej levanto una ceja en su dirección.
—No me interesa la biotecnología…
—Ah, sí, cierto, tú sigues obsesionada con el trabajo de Schrödinger ¿No? ¿Viajar entre dimensiones? ¡Eso es ciencia ficción!— Andrej comió un poco del arroz de su charola— Es imposible…
—Schrödinger desapareció después de realizar un experimento que en teoría podría llevarte a otro mundo ¿No es eso raro?— La chica miro comer a Andrej— De todos modos tu sueño tampoco es que sea posible ¿Poderes a los humanos?
—Con el tiempo, la biotecnología nos dará esos poderes ¿Sabes qué es un plásmido? Eso es la clave…
Pese a lo diferentes que eran, siendo una chica calmada y el otro, un tipo atarantado, eran amigos desde la infancia y compartían su fascinación por la ciencia ficción lo que siempre los hacia discutir en buenos términos.
Disfrutaban estar el uno con el otro.
El día siguiente llego y para sorpresa de Heldegarde, la cita fue un éxito, lo que los llevo a tener más citas que de a poco, comenzaron a despertar los sentimientos en la chica quien pese a que le gustaba, al ser atractivo y atento, no había sentido nada serio por él hasta entonces.
— ¿Y ya sabes dónde vas a trabajar?— Preguntó Andrej con curiosidad hacia su amiga, quien no estaba leyendo, más bien veía su celular con fascinación, algo que también había cambiado en comparación a hace tiempo.
Al chico solo le importaba que su amiga fuera feliz por lo que nunca lo menciono, incluso cuando esa relación había terminado por bajar sus calificaciones.
—Al laboratorio del padre de Konrad— Dijo la chica sin levantar la cara.
— ¿Qué?— El chico quedo descolocado— ¿Por qué ahí? No es tu área…
—Necesitan fisicoquímicos— La chica se encogió de hombros.
—Ya veo… Supongo que Konrad también estará ahí ¿No?
— ¡Sí!— La chica asintió con energía— Aunque estaremos separados por áreas, pero aun así creo que podré verlo en ratos y bueno, estábamos planeando vivir juntos aunque de momento nos quedaremos en uno de sus departamentos.
Andrej no pudo evitar sentir algo de celos ¡Ya tenía la vida resuelta!
— ¿Y tu sueño?— Preguntó después de un rato de silencio.
—No te preocupes, no lo he dejado de lado— La chica negó con la cabeza y bajo su celular para ver a su amigo— Una vez que reúna dinero suficiente, buscaré un laboratorio de física cuántica y me iré ahí ¡Konrad me apoya también!
Eso hizo que Andrej sonriera con alivio— Bien, entonces nuestra promesa sigue en pie…
—Tu idea es ciencia ficción, no la mía— Dijo la chica con una gran sonrisa.