Nexus Parte I I I: El Kraj.

¿Coincidencia o destino?

— ¡Lo siento, lo siento!— Diego estaba disculpándose con ella con una expresión destrozada y con lágrimas en los ojos. De nuevo había dejado claro que era un inútil y ahora por su culpa, Amapola había perdido la pierna— ¡Fue mi culpa, los siento, lo siento, fui un idiota, lo siento, lo siento, lo siento! ¡Te recompensaré, lo haré, lo haré aunque me cueste la vida!

La culpa lo carcomía tan profundo que casi quería terminar con su sufrimiento en ese momento. Estaba de rodillas frente a la cama de hospital donde estaba Amapola, apretando con tal fuerzas sus puños que había terminado haciéndose sangrar.

— ¡N-no te preocupes, estaré bien!— Amapola estaba sonriendo un poco para tranquilizarlo, estirando un poco su mano hacia su cabeza para acariciársela.

A Amapola no le importaba, en realidad, mientras estuviera bien.  

Diego estiro su mano para tomar la de la chica y apretarla con sus manos heridas, algo que preocupo a Amapola— Lo siento, de verdad, voy a… Corregir esto, lo prometo, voy a hacer lo posible porque ni lo notes ¡No fallare está vez!

Amapola le acaricio la cabeza con su otra mano— Lo importante es que estés bien así que… Solo cuídate más de ahora en adelante ¿Si? Por favor, prométemelo, que ya no serás tan testarudo e idiota.

¿Cómo podía ser tan buena con alguien como él? ¿Con el culpable de esto?

Después de eso, más que abrirse comenzó a escucharla más, a procurarla más pero sobre todo a tratar de corregir su grave error pero sabía que no era suficiente, nunca sería suficiente.

—Debes detenerte— Le dijo Hela con seriedad en algún momento.

Hela Eira era una chica de cabellos largos morenos, delgada y flexible a simple vista, de ojos color gris como una tormenta, de nariz respingada, de tez clara, labios gruesos y con un gesto que permitía casi siempre visualizar sus colmillos. Ese día vestía una blusa blanca, unos pantalones de mezclilla azul y una boina blanca sobre la cabeza. 

— ¿Detenerme?

—No solo por ti, por Amapola ¿Lo entiendes? N-nos preocupas— Hela estaba siendo bastante más seria que otras veces— Duele verte así…

—Casi pensé que nada podría importarte menos…

— ¡Tú mejor que nadie…!— Hela hizo una mueca mientras hablaba.

—Lo sé, lo siento, no debí decirlo así…

—Solo detente o yo tendré que detenerte a ti…

Ambos se miraron con cierta ferocidad.

—Lamento causarte problemas pero pronto todo terminará— Dijo esté después de unos segundos.

— ¡Sabes que no se trata de eso!— Hela le empujo contra la pared para mirarlo a los ojos— Se trata de que pienses en los que te rodean, no solo en tu egoísta búsqueda por la muerte…

—No busco la muerte y creo que lo sabes…

Hela frunció los labios.

—Está bien, lo entiendo, seré más consiente de ahora en adelante, lo prometo…

Hela le soltó y aparto la vista— Por cierto, tenemos reunión…

—Lo hubieras dicho antes…

—Cierra la boca y vámonos ya…

—Vale, vale…

Gracias a la relación que Hela y Diego llevaban, era fácil para esta hablar con él y viceversa pero pese al gran aprecio que le tenía a la chica, él no se detendría hasta alcanzar su objetivo.

Un objetivo que hasta ese momento hasta él desconocía.

— ¿Por qué sigues peleando? Esto… Podría matarte y al final podría no valer la pena ¿No lo entiendes? Los chicos nos dijeron que podemos…— Comenzó Amapola mientras platicaban sobre el daño recibido después del último combate, al fin y al cabo, su tesoro era también bastante dañino para él..

—No te preocupes, ellos podrán hacerlo, me refiero a terminarlo y yo los ayudaré lo más que pueda.

—Pero tu…

—De todos modos moriré en algún momento, quiero ser útil, eso es todo— Le tranquilizo— Aun así, prometo que no moriré hasta que el combate haya terminado y hasta que hayamos visitado el mar todos juntos.

El cumpliría aquella promesa aunque le costará la vida.

—Gracias— Le agradeció esta, con una gran sonrisa.

Diego le acaricio la cabeza con cariño. Ahora él debía motivarla, debía hacerla feliz cueste lo que cueste.

Aquella sonrisa brillante lo regreso al presente, al horrible y doloroso presente. Casi pensó que todos eran recuerdos antes de morir, su vida frente a sus ojos pero el castigo nunca termina.

Al abrir un poco los ojos, vio una escena bastante rara que podrían ser alucinaciones o bien podría seguir dormido, soñando algo que no era su estúpida vida. La cosa es que el dolor, el frio, era reales y el hecho de que todo se moviera, dejaba en claro que era la verdad...        

—“¡Siento que esto debería doler!”— La niña con ropa gótica sacudía su trasero de mala gana mientras miraba a todos lados con confusión— “Como sea ¿Dónde mierda estoy? Esto no es el Orfanato… ¿O sí? No, imposible… Creo”

El combate ya había terminado por lo que el sonido del bosque inundo sus oídos y la hizo recordar cosas desagradables dentro de aquel lugar lúgubre lleno de muerte y de chicos con problemas mentales. Ella incluida, claro.




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