Nexus Parte I I I: El Kraj.

Pasos a seguir.

La capsula de escape salió disparada desde la tierra mientras todo temblaba a su alrededor. No muy lejos de ahí podía verse como una gran nube de polvo se levantaba resultado de la destrucción de la gran base subterránea que estaba hundiéndose en un gran hueco que poco a poco también terminaba lleno de las rocas de todo el terreno que se derribó a su alrededor.

La capsula era en realidad un cilindro era grande, de color metálico con algunos focos rojos brillando alrededor.

La puerta se abrió tras unos segundos, dejando salir a Irene quien al instante se cubrió para evitar que la nube de polvo de su alrededor la haga toser. Los temblores aún se podían sentir bajo sus pies por lo que se sostuvo en el marco del cilindro para no caer.

Los temblores poco a poco se atenuaron hasta detenerse.

— ¡¿Chicos, están ahí?!— Irene hablo por su comunicador pero como esperaba, nadie respondió, escuchándose solo estática— ¡Mierda! ¡Necesito restablecer las comunicaciones!

Irene entro en la capsula y abrió su laptop para comenzar a teclear al instante.

Un nuevo temblor la sorprendió y esperando que no se derrumbe el terreno en el que estaba salió solo para encontrar a sus amigos, quienes habían llegado tras un impacto.

Marie estaba de rodillas, tratando de recuperar el aliento mientras Bianca ya había deshecho la transformación en niña mágica por lo que se encontraba mirando al horizonte. Diego estaba a su lado, acomodándose el brazo pues parecía habérselo doblado de una forma poco natural.

— ¡¿Están bien?!— Irene corrió hacia su hermano.

—Yo sí pero…— Diego estiro su brazo recientemente acomodado, entonces miro a Marie quien se mantuvo de rodillas, con la cabeza baja— ¿Entonces esa chica es Lia, el Kraj Original?

Marie se mantuvo en su lugar, antes de golpear el suelo— “¡Mierda!”

— ¡¿El Kraj original?!— Irene abrió mucho los ojos— ¡¿Lo vieron, en serio?!

—Sí, eso creo…

—“No solo parece”— Marie se levantó, mientras apretaba sus puños—“Es, al menos el receptáculo del Kraj Original ¡Mierda! Debimos matarla ahora que se había mostrado pero… No lo habríamos logrado, no solos”

—Yo también lo hubiese querido pero Marie tiene razón, incluso con mi poder, habríamos muerto— Bianca había estado sonando confiada pero era más bien por el impulso de su poder del Caos. Todos estarían muertos ahora de no ser por Marie. De hecho aún estaba temblando.

— ¿De verdad? No parecía la gran cosa…— Diego se encogió de hombros.

Las dos chicas le miraron con la ceja levantada.

— ¿No lograbas ver la magia a su alrededor? Con esa cantidad debería ser fácil…— Bianca hizo una mueca.

—Ya entiendo, de ahí venían las lecturas raras de energía etérea que identifique— Irene asintió y luego miro a su hermano— Si de verdad era tan potente, también debiste verla ¿No? Tus nuevas características…

— ¡No soy un vehículo! pero no se equivoquen, en realidad si pude verlo, aun así no era la gran cosa— Diego se encogió de hombros— Se veía más nervioso cuando se dio cuenta de que yo no me acobarde ante su demostración de poder, como si fuera un niño, además sus diálogos... Parecen algo que yo escribiría.

Todos se quedaron en silencio.

— ¿De qué hablas?— Preguntó Irene.

—Sí, diálogos cliché, no muy pensados y algo repetitivos— Diego tenía una teoría pero no la diría de momento. 

— ¿Qué debemos hacer ahora?— Irene pregunto después de otro silencio.

—Debemos ir a buscar lo que necesitamos para que completes el tesoro por mí— Diego se encamino hacia la capsula de escape. Dentro del cilindro había provisiones, ropa y algunas máquinas importantes que Irene podía utilizar— Entonces iremos tras el Kraj Original.

—“Necesitaremos ayuda para matarlo”

—Parece que llego el momento de ir con los demás, también— Diego esbozo una sonrisa mientras tomaba una túnica negra rasgada y se la colocaba sobre el hombro para acto seguido, cubrir su rostro con su capucha— Es hora de terminar esta guerra, tal como prometí.

—Has visto muchas series ¿Verdad?— Preguntó Bianca.

— ¡Cierra la boca!

Mientras tanto, en otro lado.

— ¿Me llamaste?— Preguntó Hela Eira, cerrando la puerta detrás de ella.

Hela era una chica de cabellos largos morenos, delgada y flexible a simple vista, de ojos color gris como una tormenta que ahora estaban adornados por ojeras profundas, de nariz respingada, de tez clara, labios gruesos y con un gesto que permitía casi siempre visualizar sus colmillos. Se mostró tan calmada como siempre estaba.

Vestía un pantalón de mezclilla y una blusa azul.

Acababa de entrar en una pequeña habitación pintada de verde, con solo un escritorio de metal y una silla con ruedas de plástico. Recargada en la pared cerca de una ventana, descansaba una guadaña roja, la guadaña de Saturno.

—Si— Respondió Bruno Lancaster, sonriendo a la chica— Alguien ha venido a verte.




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