Heldegarde termino cayendo de rodillas con el rostro desencajado mientras en su mente recordaba a su niño, a su hermoso Markus, al chico que nunca pudo encontrar ni visitando infinidad de veces el espacio vacío, aquel espacio entre Oasis.
—Yo…— Heldegarde regreso la vista a Markus, pudiendo solo ver al deformado Kraj frente a ella con aquella sonrisa inhumana.
— ¿Qué demonios dijo? ¿Su hijo?— Hela no podía entenderlo.
—Hace tiempo, la doctora perdió a su hijo en la Nullzone, la zona vacía entre Oasis…
— “¿La zona entre Oasis?”— El Kraj giro el rostro para ver a las niñas mágicas quienes se estremecieron ante la horrible vista, pues su cuello se deformo— “Esa mujer jamás llego a la zona entre Oasis, nunca llego al desierto blanco, se quedó en una zona vacía entre este Oasis y el otro. Un puente subterráneo que normalmente conecta un Oasis con otro aunque ella logro anclarlo, por eso jamás me encontró, por eso se rindió, por patética.”
—Ya veo…— Heldegarde restregó su rostro— Mi niño hermoso, jamás deje de buscarte y ahora…
— “¿Jamás? Claro que lo hiciste, te rendiste, me abandonaste en el desierto por… ¿Cómo se llama? La verdad es que ya no importa”— El Kraj se giró con aquella sonrisa inhumana hacia su madre— “¡Ya no importa! ¡Voy a hacerte pagar y a todos los Oasis! ¡Es mi deber siendo el fin!”
— ¡¿De qué hablas?!— Heldegarde se quedó confundida— ¡Jamás deje de buscarte! ¡Yo te amo desde siempre!
—“¡Ya te dije que no importa!”— El Kraj contemplo la ciudad flotante— “¡Esto es lo que esperaba de una batalla final! ¡¿Una ciudad flotante armada hasta los dientes?! ¡Que genial! ¡Sigan demostrándome su poder!”
—Tu querías ser un héroe, tu querías…—Heldegarde aún no podía creer que ese monstruo era su bebé.
—“Los héroes son aburridos, mamá, hacen lo que todos esperan que hagan pero ¿Los villanos? Ellos hacen lo que quieran, siempre que quieran y yo puedo hacerlo desde hace mucho tiempo”— El Kraj se preparó para matar a su mamá y derribar la ciudad flotante con un solo golpe.
Las defensas se activaron y dispararon todo lo que tenían sobre el enemigo, impidiendo que se acercara mucho y de todas formas cuando parecía listo para llegar, una barrera blanca de magia impidió su avance o al menos así debía ser, pues esta flanqueo y cayo, aunque acto seguido, otra se activó y otra, y otra.
Las niñas mágicas también evitaban los ataques con sus propios ataques.
— ¡Heldegarde!— Grito Amapola acercándose a la mujer tras un largo salto— Debemos detenerlo, ya no nos escuchará incluso si es Markus ¿Lo entiendes? Viniste con un plan ¿Cierto? No podemos perder el tiempo ¿Entiendes? ¡Heldegarde!
Heldegarde miro a Amapola— Falle como madre, yo…
Amapola quería seguir hablando pero no sabía cómo ayudarla o como esclarecer su mente.
—Usted creo algo para detenerlo ¿Cierto? Debemos usarlo, por favor, entiendo que es duro pero…— Amapola debía centrarse en lo que tenía enfrente, aunque no fuera la forma, debía convencerla de usarlo— Su hijo ya no la escucha, solo quiere destruirlo todo…
Diego cayó a su lado, gracias a Hela que lo había elevado con ayuda de su dragón.
— ¿Qué haces aquí?— Preguntó de mala gana Amapola, algo que le dolió a Diego pero no hizo la observación— ¿N-no deberías estar ayudando a los chicos con eso del rayo genial que sacaron?
—Mi tesoro es el núcleo pero el que hace todo es Edward— Diego le quito importancia y miro a Heldegarde, quien le miro con sorpresa pues acaba de caer de arriba— Vine porque vi que te acercarte así que pensé que podrías requerir ayuda…
Amapola apretó los labios— Podrías estropearlo…
—Me lo merezco…— Diego lo acepto.
— ¡No me refiero a eso…!— Amapola levanto la voz, consciente de que si se refería en parte, a eso.
—Tu…— Heldegarde interrumpió la discusión— Deberías estar muerto…
— ¿Otra vez?— Diego hizo una mueca— ¿Desaparecido en combate no existe en ningún lado? Como sea, ya me acostumbre.
—Soy una pésima madre— Heldegarde estaba temblando mientras apretaba su rostro y sus lágrimas se derramaban por sus dedos— Mi pequeño Markus termino así por mi culpa…
Amapola hizo una mueca y se giró hacia el combate, preocupada por sus compañeros— Su hijo esta…
A Amapola le dolía decirlo pero…
—Su hijo está perdido— Diego hablo con frialdad, tal frialdad que hizo estremecer a Amapola como aquella vez en que la rechazo en la Madriguera— Ya no escucha su voz y lo único que quiere es hacerla pagar por lo que sea que le haya hecho, arrastrando a todo el mundo. Ya no es humano, lo siento.
— ¡Diego…!— Amapola le hablo de forma brusca.
—Eres muy buena Amapola pero esa es la verdad— Diego le miro con una mueca en el rostro. Tampoco estaba cómodo pero debía decirlo él— Heldegarde, por lo que escuche, tenía un plan que debemos poner en marcha ya. Si el Kraj gana, destruirá todo el mundo o peor…
—Es mi hijo, no podría…— Heldegarde se sentía horrible ¿Cómo podía pedirle que destruyera a su hijo? Aquel que perdió durante mucho tiempo y que pese a que ahora era un monstruo, seguía siendo él ¿No? Y que ahora estaba con ella de nuevo— Quizá pueda recuperarlo, sí, tengo que intentarlo…