Nexus Parte I I I: El Kraj.

El asalto final.

Amapola que estaba cerca salto para golpearlo con su escudo pero el Kraj lo evito, la sujeto del rostro y la estrello contra el suelo con tal fuerza que la chica escupió sangre, entonces la levanto de nuevo, sonriendo ampliamente mientras doblaba su cuello de forma inhumana.

—“¿Ya se cansaron?”— Preguntó mientras de a poco terminaba de regenerarse aunque estaba igual de agotado, podía notarse en lo poco firme que su cuerpo se mantenía de vez en vez.

Amapola comenzó a forcejear pero el monstruo la apretó con fuerza, girando el rostro hacia las otras niñas mágicas que se le habían acercado.

—“Son más lentas, en cambio yo no, así que acérquense un poco más y estará muerta”— Les dijo, apretando más a Amapola lo que detuvo a Hela y Celeste, las niñas que se habían acercado.

Una nota musical exploto en su espalda seguida de otras, por lo que el Kraj se giró para ver a Diego apuntándole con el cañón de fotones mientras se mostraba molesto. Estaba listo para volverlo a hacer hasta que noto que Amapola se quejó.

—“Veo que lo comprendes”— El ser se mostró complacido, tanto que comenzó a reírse— “¡Veo que lo comprenden! ¡Se terminó! ¡Soy el fin! ¡El Kraj! ¡Todo termino! ¡Sus héroes fallaron! ¡Hoy todos morirán!”

—Mi niño…— Heldegarde acaba de llegar, tratando de acercarse con lentitud.

—“Ya no soy un niño, soy un dios, doctora Heldegarde”— El Kraj deformo su sonrisa, aunque no era solo para verse malo, en realidad se deformo porque le costaba mantener su forma. Sus ojos y su boca chorreaban aquel líquido negro.

—Yo antes era…— Comenzó José pero Hela le dio un codazo para que se callara.

José pensó que quizá funcionaria. Quizá estaba perdiendo la cabeza como para decirlo en esa situación.

—“No puedo negar que fue divertido, ustedes de verdad merecen ser llamados héroes ¿Saben? Lucharon hasta el final y por eso los recordaré cuando destroce estos universos juntos”— El Kraj se giró para ver a Amapola—“Te recordaré especialmente a ti como la persona más molesta que pude conocer”

—Acepto el honor con humildad— Amapola sonrió, mientras un hilo de sangre caía por la comisura de su boca.

El Kraj se preparó para matarla rompiendo su cuello.

Navier salto para salvar a Amapola, algo que noto el Kraj, entonces le atravesó el estómago con uno de sus tentáculos, lo que la empujo hacia atrás, mientras escupía sangre.

Celeste entonces logro salvar a Amapola cortando el brazo del Kraj pero antes de que las dos niñas pudieran apartarse a salvo, fueron atravesadas por tentáculos cubiertos de huesos, uno que le destrozo el pie artificial a Amapola y parte del costado de Celeste.

Ambas terminaron en el suelo con Amapola tratando de ayudar a Celeste con una de sus crisis respiratorias. El hecho de que este teniendo una ahora, significaba que el aura protectora de niña mágica estaba fallando.

La herida se estaba regenerando pero…

Gabino creo un escudo cerca de ellas mientras Edward se acercaba a asistir a Celeste.

—“¿Piedras? ¿Me van a detener con piedras?”— El Kraj se rio otra vez, escupiendo aquel líquido mientras hablaba— “Bueno, supongo que cuando no hay de otra, hasta los planes más ortodoxos pueden servir de algo pero honestamente…”

El Kraj se preparó para destruir la barrera de piedras siendo detenido por Bianca y Colín quienes usando sus armas tratado de darle en la cabeza pero este hizo crecer huesos y látigos en su cuerpo a gran velocidad que atravesaron a ambas niñas mágicas.

Los huesos y látigos se encogieron al instante una vez hecho el daño para entonces ver como el Kraj las tomaba del rostro y las hacia golpearse entre ellas en la cara múltiples veces hasta que Lavanda giro en el aire para detenerlo.

Pese a que atravesó el cuello, un par de brazos la tomaron del cuerpo, apretándola con tal fuerza como para romper sus huesos y hacerla escupir sangre.

El Kraj no paraba de reír.

Navier trato de levantarse pero sus brazos temblaban.

Pudo ver como sus amigas trataban de salvarse unas a otras sin éxito mientras el Kraj les hacía heridas tan potentes que las dejaba inutilizadas por el tiempo suficiente como para ser torturadas en el suelo.

Sin fuerzas, volvió a comer tierra. 

— ¿Estás bien?— Alejandro le llamo, a lo que esta se giró para verlo, pues este le tendió una de las galletas de Amapola. Esta parecía mucho más pequeña que otras— Debes descansar, ellas te necesitan y…

La niña mágica más fuerte, al fin y al cabo. Ella tenía que hacerlo.

— ¿Por qué no te imaginas a ti mismo como protagonista? Creo que quedaría bien, al menos, mejor que a mí— Le había dicho Navier a Lou Laurence, su exnovio mientras hablaban sobre el final de la guerra.

Era un chico de cabellos castaños chinos atados en una cola baja, labios gruesos, nariz respingada y algunas pecas en su rostro.     

—No sé, la verdad no me quiero convertir en “Protagonista genérico chetado número diez mil”— Lou había negado varias veces con su rostro— Yo solo seré el interés romántico inalcanzable y tú, la protagonista fuerte, decidida y que está que arde.




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