Nexus Parte I l: El Laberinto De Las Pesadillas.

Perspectiva.

—La verdad es que jamás he visto la ciudad sumergida— Alejandro se dejó caer en su silla mientras cruzaba los dedos de sus manos detrás de su cabeza— ¿Alguno de ustedes si? Hasta hace dos años la ciudad estaba en construcción, creo.

Alejandro Zamora era un chico alto, delgado, musculoso, de tez olivácea, de barba bien recortada, de ojos color café oscuros, de labios gruesos, nariz respingada, con unos cabellos morenos también bien recortados. Usaba lentes negros de pasta delgada cuando no estaba peleando, como ahora.

Portaba un tesoro sagrado, los guantes de hielo, conocidos como los Rugidos de Bóreas colgado en sus pantalones de mezclilla. Llevaba puesta una camisa negra sin estampado.  

—De hecho termino de construirse hace dos años y tan solo un año después comenzó a recibir gente— Afirmo Edward quien estaba revisando los datos de la ciudad en su Tablet— No puedo evitar emocionarme… ¡Me gusta el mar!

Edward William es un chico alto, de tez olivácea, de barba bien recortada, de ojos vedes, y cabellos cortos morenos. Era bastante fuerte y tenía una cicatriz que pasa de forma diagonal sobre su ojo. Fue un milagro que no lo perdiera cuando un Kraj lo ataco.  

—Es una lástima que Amapola no nos acompañe— Celeste Velázquez se dejó caer en la mesa con una expresión triste— Ella quería conocer el océano…

Ella era una chica de cabellos quebrados morenos, de tez olivácea, de ojos café oscuros, de nariz respingada, labios delgados, pómulos resaltables, de estatura baja, delgada pero ya bastante marcada por el entrenamiento.

—Si pero creo que quería conocerlo junto con Diego— Señalo Navier Waxwell, recordando algo sobre eso— Y ahora ya es imposible, aun así, creo que puedo entender que no quiera conocerlo ahora…

Navier era la chica más alta del grupo, un poco más musculada que el mismo Alejandro que entrenaba bastante, de tez clara, con unos ojos color verde esmeralda, de nariz respingada, labios delgados, además de un corto cabello moreno que llevaba atado con una sola trenza a un lado.

—Sí, supongo que si— Acepto Celeste, frunciendo los labios.

— ¡Parece que nos acercamos a la zona submarina!— Señalo Edward que miraba la ventana con fascinación y unos ojos brillantes. Si los Krajs no hubiesen aparecido, lo más seguro es que se hubiese centrado en su carrera en hidrobiología.

La única forma para llegar a La Atlántida era por medio de un metro submarino que dejaba opacada la línea que recorría el mundo por tierra por su gran tamaño, ya que desde cualquier costa habida, había una línea directa que te llevaba a la Atlántida y al ir justo por debajo del agua, los ataques Krajs no pasaban, ya que estos últimos no nadaban. 

— ¿Estás bien?— Preguntó Kampfer Luna hacia José Narcia, él cual miraba por la ventana de su transporte con una expresión perdida.

Kampfer era el mayor de todos, de tez olivácea, con la barba y el bigote bien recortado, con los cabellos morenos cortos, de labios gruesos, de nariz respingada y llevando unos lentes de pasta negra.

Mientras tanto José era de tez clara, de estatura media, de labios gruesos, nariz respingada, ojos de un castaño claro que estaban cubiertos por unos lentes negros de pasta gruesa, de largas pestañas además de cabellos largos morenos siempre atados en una cola alta. Sus brazos se marcaban bastante.

—No, pero no tenemos de otra que seguir— Le dijo José mirándolo con una mueca seria.

Gabino decidió no preguntar más. Eso respondía todas sus dudas.

—Hablando de eso ¿Cómo está Lavanda?— Preguntó José antes de que Gabino diera media vuelta.

—Estará bien, solo necesita descansar— Le tranquilizo Gabino aunque este último sabía que era un poco más que simple cansancio. Aun así, estaba seguro de que a ella no le gustaría que le dijera al resto sobre su condición.

Perderse a sí misma no era algo fácil de hablarse.

El tren entro entonces bajo tierra por lo que se rodeó de oscuridad por unos segundos para entonces salir justo a mar abierto, justo a unos 30 metros debajo de la superficie, mostrando un entorno azul oscuro que parecía volverse más profundo con forme bajabas la vista.

El mar era el único lugar que no se había visto afectado por la llegada de los Krajs, de hecho, por el contrario, el mar se había visto limpio después de algunos años sin que los humanos lo visitaran.

Los animales marinos nadaban lo bastante cerca como para que todos pudieran verlos, desde peces de colores hasta lo que parecían medusas que brillaban. Incluso delfines y tiburones. Era un espectáculo que antaño podrías disfrutar pagando una cuota pero que ahora era gratis aunque no es que pudieras disfrutarlo de la misma manera.

— ¡Que increíble!— Dijo Edward mientras se mantenía pegado al vidrio con los ojos brillantes.

Celeste no pudo evitar mirarlo con los mismos ojos brillantes.

— ¿Qué se supone que está pasando en la ciudad?— Preguntó José, girándose hacia sus compañeros.

—La verdad es que tampoco lo entiendo— Navier se encogió de hombros— Beatrisa dijo que nos mandaba aquí no solo porque estaba Andrej, sino porque lo que está pasando podría estar relacionado con los Krajs especiales que enfrentamos antes.



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En el texto hay: pesadillas, multiverso, chicasmagicas

Editado: 29.01.2023

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