Nexus Parte I: Los Remanentes.

El poder de la fe ciega.

— ¡¿Qué pasa?! ¡¿No harán nada?!— Preguntó la chica que recargo la punta de la pistola en la cabeza del niño con más fuerza a lo que este soltó un grito un poco más fuerte que sus sollozos— ¡Cierra la boca, mocoso! ¡¿Y bien, ustedes, qué harán?!

Los chicos se quedaron en silencio, contemplando la escena.

­—No me molesta hacer esto— Dijo la mujer, sonriendo— ¡Ve con el salvador, niño, siéntete orgullo y…!

Alejandro lanzo un golpe tan potente que la mujer salió disparada contra la pared cercana, provocando una gran explosión pues incluso quedo incrustada en la pared Parte del cuerpo de la chica estaba congelado.

—Dejen de gritar, por favor, que molestos— Hablo el tipo ante la mirada sorprendida de los terroristas.

Los tipos apuntaron a la gente normal para matarlos pero al instante los chicos lograron neutralizarlos como si nada.

Habían utilizado fuerza como la de Alejandro, pues no iban a contenerse con terroristas.

—Por favor, comiencen a moverse— Hela, ahora como Blanca Nieves había comenzado a evacuar a la gente asustada. Ella fue la única que no ataco, con el fin de que la gente estuviera bien.

Uno de los civiles que no estaba armado, tomo un arma del suelo y apunto a su cabeza ante la tranquilidad de los chicos.

— ¡Ustedes no saben nada!— Grito el tipo, temblando y con lágrimas en sus ojos— ¡Ellos me mostraron la verdad del mundo! ¡La humanidad no vale la pena para ser salvada! ¡Los Krajs vinieron a salvar la tierra, a purificar este planeta! ¡Nosotros somos nada pero podemos volvernos herramientas de lo divino para salvar el mundo!

Todos se quedaron callados, mirándolo.

— ¡Hoy me uniré a lo divino!— Gritó el tipo, disparando pero Alejandro había movido su mano para desviarlo y cuando el hombre pensó en volverlo a hacer, este le golpeo la nuca como si nada, dejándolo inconsciente.

—Imbécil— Alejandro lo miro con desprecio.

—Los Krajs no son enviados por lo divino, son monstruos que solo buscan destruir a la humanidad ¿Purificar al mundo? ¡No digan tonterías! ¡Si ustedes caen en desesperación, no les da derecho a sumergir a otros en desesperación!— Gritó José de mala gana hacia el resto de los que podrían ser seguidores— No sean idiotas pues si mueren, se acabó.

Algunos se encogieron.

—Llevare a estas personas arriba para que estén seguras— Blanca Nieves seguía guiando a las personas hacía afuera— También voy a verificar que no haya más gente armada entre ellos así que...

—Yo me quedo contigo— Ofreció José quien también ayudo a la gente a moverse.

—Volvamos arriba ¡Esto fue muy aburrido!— Alejandro cruzo sus brazos sobre su cabeza— Tengo bastante hambre ¿Quieren que compremos hamburguesas? Creo que se me antojan también unas…

—Estamos olvidando algo— Navier, ahora como Cenicienta señalo la ruidosa alarma.

—Ah, cierto, hay disparos de pisos superiores— Alejandro no se molestó en verificar sus lentes— Deben ser más sectarios… Nosotros nos haremos cargo mientras ustedes ayudan abajo.

—Déjenlo nuestras manos— Dijo José, levantando su pulgar.

—Bien, creo que las hamburguesas pueden esperar— Alejandro siguió a su chica mágica con una mueca aburrida.

Mientras tanto, arriba Ulises y Rosy estaban lidiando con otro problema.

— ¡Hoy seremos parte de algo grande!— Gritó un tipo que cargaba una pistola mágica— ¡Hoy, después de mucho tiempo, ayudaremos a los Krajs a purificar la vida en este planeta! ¡Hoy cumpliremos nuestra misión celestial!

—Y una mierda misión celestial— Rosy se quejó a su lado, aunque en silencio.

Ulises recordó que ella había crecido entre los sectarios.

— ¡Con nuestras muertes, los Krjas podrán purificar el mundo y entonces de las cenizas y la destrucción, nuevos humanos y nueva vida podrá renacer!— Gritó el tipo con emoción— ¡Nosotros ya no somos nada más que el combustible de la nueva vida!

El tipo apunto a una chica que estaba ahí cerca— ¡Por la nueva humanidad!

— ¿No podemos hacer nada?— Preguntó Ulises a su compañera, un poco perturbado pues comenzaba a odiar ver morir a la gente frente a sus ojos sin poder hacer nada.

— ¡Maldito collar!— Dijo ella, entonces el disparo los saco de su conversación.

—Gracias por dar tu vida por el nuevo mundo— Dijo el tipo y apunto a otro— ¡Por la nueva humanidad!

— ¡Alto!— Rosy reacciono primero, levantándose de su lugar y sorprendiendo a Ulises— ¡Malditos locos, dejen a esta gente inocente! ¡Ellos aún tienen esperanza, no como ustedes! ¡Mátense pero déjenos fuera!

Ulises no pudo moverse ante su respuesta. Estaba más centrado en la mujer que acaba de morir y de la que salía sangre desde su cabeza sin parar.

El hombre le apunto— ¿De qué hablas? ¿Qué perdimos la esperanza? ¡Nosotros tenemos más esperanza que aquellos que se esconden de la verdad! ¡Entendemos nuestro lugar en el próximo mundo!

— ¿Nuestro lugar en el próximo mundo? No habrá nuevo mundo, cuando todo termine el planeta estará muerto y los Krajs se extenderán por el universo, si no es que ya lo hicieron para hacer lo mismo con otros seres inocentes— Rosy apretó sus puños— Nuestro lugar es el aquí y el ahora, haciendo lo posible por sobrevivir…




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