Nexus Parte I: Los Remanentes.

Si no lo hacemos juntos, lo haré yo sola.

— ¡Por aquí, por favor!— Grito uno de los guardias mientras guiaba a la gente hasta los aviones de evacuación o bien, a las vías del tren subterráneo— ¡No se separen de sus familias y se les asignara lugar!

El lugar de embarque era grande, con varias salidas que daban a la línea de metro subterránea o bien a las naves, donde incluso las naves de transporte de tropas estaban sirviendo para evacuar.

Nadie esperaba tener que evacuar una de las ciudades más importantes de la humanidad en tan poco tiempo.

Ulises vigilaba las entradas mientras su compañera hacia lo mismo desde el otro lado.

Ver las naves despegar no ayudaba a Ulises a concentrarse en nada, porque solo podía pensar en aquella nave de escape que el mismo reventó como si nada con los discos que tenía en sus manos.

— ¿Estás bien?— Preguntó su compañera desde su transmisor.

— ¿Eh? Sí, estoy bien— Ulises le tranquilizo mientras levantaba sus armas, como esperando lo peor, pero esperaba que eso peor no apareciera en ningún momento— ¿Y tú? ¿Cómo te sientes como niña mágica de nuevo?

—Es raro pero natural, creo— La chica hablo con despreocupación— ¿Y tú?

—Siento pesados a mis Tesoros pero no creo que sea tan grave, al fin y al cabo deje de entrar un tiempo y pese a que no me quede sedentario en la prisión, no es lo mismo— Ulises miro sus tesoros con atención.

Un temblor llamo su atención y habló— Eso parece serio.

—Vayamos a ver— Dijo la chica.

— ¿Bromeas?— Preguntó Ulises de mala gana— Solo estamos aquí para proteger a la gente de aquí y luego nos vamos ¿Cómo que quieres ir a ver? Y si esas cosas están aquí solo iremos a morir.

La chica se quedó callada.

—Vigilemos y ya— Termino Ulises.

La gente seguía subiendo mientras Ulises arrojaba sus discos lejos de ellos, tratando de volverse a acostumbrar a sus armas, pero de nuevo, un temblor por poco hace que no atrape su disco en el aire.

— ¿Estás bien?— Preguntó Ulises a su compañera.

—Sí, estoy bien pero ¿Qué estará pasando?— Preguntó su compañera pero Ulises no respondió— Ese último se sintió más cerca ¿No te parece? ¿Estarán sobre nosotros? Deberíamos vigilar afuera por si atacan las naves.

—Bien— Ulises no pudo llevarle la contraria después de eso.

Ambos salieron del hangar solo para ver como las naves despegaban con seguridad y se marchaban con seguridad pero un nuevo temblor los hizo estremecerse pues si estaban sucediendo cerca.

—Hay que estar atentos— Dijo Ulises.

—Ahí— Señalo su compañera, hacia donde un grupo de Krajs parecía acercarse.

Su ropa de niña mágica constaba de un vestido de color dorado, que del lado derecho era largo mientras que del otro lado era corto, dejando libre sus piernas que mostraban unas botas que llegaban solo un poco por debajo de la rodilla. Llevaba un corsé de un color blanco y las mangas del vestido eran largas y con holanes que de hecho dejaban caer algunos listones largos y gruesos dorados y blancos. Su cuello estaba cubierto hasta arriba adornado con un moño blanco que brillaba. Sus cabellos estaban atados por una trenza que caía por el lado derecho de su rostro mientras que el resto de su cabello estaba atado por listones blancos y dorados.

—Vaya, yo quería terminar rápido— Ulises levanto su arma.

Rosy formo su arma con un gran destello. La llamaban Aurora.

Un huso de rueca de color negro que estaba envuelto de una cantidad tremenda de hilos de color dorado y blanco.

—Sí, parece natural— Admitió Ulises.

Ambos corrieron contra el grupo de Krajs, siendo Aurora la primera en saltar y atravesando al Kraj de tipo Devorador en la cara con facilidad, entonces los hilos se desataron y con un movimiento rápido, cortaron al monstruo en pedazos.

Ulises lanzo sus discos y corto la cabeza de uno de ellos, mientras que con su regreso, termino atravesando a uno más que fue terminado por los hilos que salían del huso de rueca de su compañera.

Ulises salto alto para sujetar los discos y dando un giro, los lanzo de regreso.

Un par de látigos golpearon los discos, desviándolos, pero estos giraron de regreso hasta el Acorazado que de nuevo los desvió con sus látigos, entonces Aurora lo mato con sus hilos que se movían con gran libertad.

Ellos juntos eran especialistas en combate a distancia aunque gracias a la versatilidad del arma de Aurora, él podía atacar de lejos mientras la chica podía acercarse a pelear de cerca y gracias al viento del chico, los hilos eran todavía más versátiles.

Un Demoledor trato de aplastarlo desde atrás pero este lo esquivo por poco, girando en el aire, entonces los vientos crecieron de potencia, logrando que el monstruo terminara cortado en pedazos.

No recordaba lo fácil que era.

Un par de brazos garra rodearon a Aurora que solo levanto su huso y provocó que los hilos se esparcieran como si nada, girando de forma violenta para terminar con la vida de las criaturas.




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