Nexus Parte I: Los Remanentes.

Aquella que cambio con la muerte.

— ¿También te uniste a ellos por qué crees en su causa?— Roció se encontraba muy feliz de volver a ver a su hermano, tanto que no lo había soltado de la mano pero sentía mucha incertidumbre, pues esperaba que él no estuviera tan loco como su madre o peor, si es que es posible.

— ¿Ustedes si?— Pregunto el chico, alzando una ceja en su dirección.

—Mamá…

—Ya veo— El chico asintió y le acaricio la cabeza, cosa que a esta la hizo recordar mejores momentos— No te preocupes, yo no creo en su causa, solo… Quería sobrevivir, aun quiero así que de momento, lo mejor es quedaré aquí.

—Ya veo, entonces… ¿Crees que podremos ganar?

—Eso no lo sé pero no importa, ahora mismo lo que importa es que estoy vivo y que tú también lo estás. Ahora estaremos bien los dos juntos ¡Te protegeré como tu hermano mayor que soy!

Roció asintió, feliz de verdad tras mucho tiempo.

Gracias a que su hermano había hecho grandes contribuciones a la causa, le permitieron anexar a su hermana con él, por lo que ahora trabajarían en el mismo equipo cometiendo los crimines de siempre.

Su hermano era tan frio, tan sádico y malo que Roció no lograba reconocerlo mientras trabajaban. Tanto que siempre trataba de mantenerse lejos de él mientras atacaban las caravanas y las bases de Hoffnungsschimmer, la organización que ahora se encargaba de resguardar los últimos restos de la humanidad y del mundo.

Poco a poco, Roció entendió porque su hermano era tan reconocido. 

Pero era su hermano ¿Qué más daba? Solo estaba trabajando para que ambos siguieran vivos, como le había dicho antes.

— ¿Cómo estás?— Su hermano estaba manchado de sangre en su ropa y en su rostro cuando se acercó a ella, causándole incomodidad, la suficiente como para apartarse un poco— Oh, lo siento…

— ¡Yo lo siento…! Solo…

—Este mundo te cambia, para bien o para mal así que… Te adaptas y sigues adelante o te mueres. Esa desde siempre ha sido la ley de la vida— Afirmo el chico mientras limpiaba su rostro— Yo cargaré con el cambio ¿Si? Todo saldrá bien así que no te preocupes si me odias al final o me temes, yo te todas formas te protegeré.

—Te quiero y eso no cambiará— Le dijo esta, regalándole una sonrisa.

Este no pudo evitar sentir que la sonrisa de su hermana lo regresaba al pasado, dándole calma.   

Por otro lado, Roció podía entenderlo. Para él lo más importante es que ambos siguieran vivos.

Pero aunque quería pensar que todo estaría bien y que realmente podrían ser felices en ese horrendo mundo de muerte y destrucción, desde que se reunieron, ella lo entendió tal como lo hizo con su madre. Su hermano no estaba bien, y ya no lo estaría nunca.

Poco a poco él también comenzó a perderse, entre la sangre y la matanza y de nuevo, ella solo pudo ver.

Pero era para mantener la esperanza ¿No es verdad? Si, entonces no había problema mientras estuvieran juntos y vivos.

—Ten, te traje sopa— Roció entro a la carpa de su hermano quien estaba mirando a la nada, perdido— ¿Estás bien? ¿Necesitas medicamento?

—Ah, no, estoy bien— Le respondió este, saliendo de su ensoñación, entonces tomo la sopa para comenzar a comerla pero su mirada estaba perdida, como un muerto— ¿Ya te acostumbraste al equipo? Todos son buenos tipos…

— ¿Eh? Ah, si— Dijo esta, regalándole una pequeña sonrisa, cosa que nuevo tranquilizo a su hermano. Ella no supo cómo decirle que los chicos que conocio al principio ya estaban muertos y que estos eran otros— Ahora que lo pienso, creo que a uno de los chicos le gusto y creo que… También a mí me gusta un poco ¿Estará bien? Digo, de todas formas vamos a morir…

— ¡No digas eso!— Le grito, negando varias veces con la cabeza— Tu y yo vamos a seguir vivos hasta el final ¿Bien? Así que está bien que tengas una vida pero ten en cuenta que ellos si pueden morir, ellos no me importan ¿Por qué no comemos? La cosa instantánea se va a enfriar y no quiero que se ponga fea…

— ¡Oye!— Roció también levanto la voz— Esa sopa la hice yo y a todos les gusto ¡No es instantánea!

—Saben que si dicen que cocinas horrible, yo podría matarlos— El chico se encogió de hombros con una sonrisa confiada.

— ¿Tratas de insinuar que cocino horrible y que no quieres que me entere?— La chica hizo un leve puchero.

—No, no, solo… Se ve raro. Cortas los vegetales con gran tamaño— Dijo este y comenzó a comerla, generándole una leve sonrisa que Roció pudo contemplar— Ah, qué recuerdos me trae esta sopa.

Roció estaba feliz de poder contemplar aquella sonrisa tranquila después de un largo tiempo.

Durante una de sus masacres, su hermano se adelantó y se encontró con aquel que estaba pretendiendo a su hermana, entonces entre las explosiones y el resto del combate, le disparo en ambas piernas y luego en su hombro.

— ¡¿Q-qué pasa?!— Preguntó el chico asustado. Ya había soltado su arma mientras el chico apuntaba a su cabeza— ¡¿Jefe?! ¡¿Qué está pasando?! ¡Yo…!

—Lo has hecho bien, de verdad, estoy orgulloso pero no puedo permitir que me separes de mi hermana ¿Entiendes? He sacrificado mucho para mantenerla a salvo como para que un puto sectario venga a quitármela— La mirada del chico estaba desorbitada y parecía estar sumida en oscuridad.




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