Nexus Parte I V: La Singularidad

Conversaciones incomodas.

—De verdad lo siento— Hela se paró frente a todos para disculparse— Yo sé que ahora mismo sonara a excusa pero estaba confundida, tanto que no pude terminar con la vida de José cuando tuve la oportunidad y tanto que al final flanquee, la verdad es que no sé cómo explicarlo pero tampoco quería hacerlo, después de conoceros y… Lo siento. No diré más, haré lo posible porque me perdonen.  

La honestidad de la chica, y el hecho de que estaba sollozando en silencio, puso a todos incomodos.

—Yo no tengo problema, digo, yo estuve en prisión mucho tiempo y ni me disculpe por escapar— Ulises se encogió de hombros pero Navier le golpeo el costado, cosa que lo doblo— ¡Bien, bien, yo también lo siento!

—Lo importante es que estas con nosotros y nos ayudaste, puede que algunos ya no te tengan la confianza, incluyéndome pero con el tiempo quizá podamos resarcir un poco la relación, no será lo mismo o quizá si pero quien sabe— Aseguro Celeste, consciente de todo lo que decía.

Todos parecían de acuerdo con esa respuesta, incluso Hela.

—B-bueno, entonces ¿Qué tal si comemos?— Dijo Alejandro para aligerar el asunto, llevando a todos a la cocina para comenzar a servir la comida que había preparado con José y Gabino.

—Salió mejor de lo que pensé, fueron honestos— José fue hacia Hela para tomar su mano— Tranquila, yo aún creo en ti.

Hela se quebró, abrazándolo con fuerza.

Serían días dolorosos.

—No te preocupes, ya tengo algo preparado para el último mes y medio— Dijo José para tranquilizarla aunque esta última no entendía de que hablaba.

—Ser héroes tiene sus ventajas— Dijo Alejandro orgullo de su platillo caliente de espagueti a la boloñesa y las costillas fritas sazonadas de forma especial por José— ¡Podremos cocinar lo que queramos!

— ¿No sería mejor pedir la comida ya hecha?— Cuestiono Lavanda.

Los tres cocineros y Celeste negaron con la cabeza.

—Siempre es mejor cocinar algo que todos disfrutemos— Señalo Alejandro— Seguro que Diego estaría de acuerdo con nosotros en esto.

—Sí, ahora que está vivo— Señalo Celeste.

—Siempre estuvo vivo, creo— Agrego José, recordando que siempre decía que no había muerto, si no que había desaparecido en combate. En términos generales, creo que todos eran conscientes de eso.

—Que locura… Y que alivio— Agrego Hela, sonriendo por lo bajo.

—Es verdad aunque parecía que había tensiones entre él y Amapola, yo hasta pensé que sería la primera en saltar de felicidad— José se mostró preocupado pero luego esbozo una sonrisa.

—No los vas a molestar, sea lo que sea que tengan— Le dijo Hela.

— ¿Puedo pasar?— Preguntó Diego detrás de la puerta de la habitación de Amapola, aun en la ciudad del cielo. Estaba preparado para que lo mandaran pero bien lejos a conocer a su progenitora pero hubo silencio.

—Puedes pasar.

Diego paso saliva y entro solo para encontrar a la chica cubierta con las sabanas y hecha bolita.

—Ha pasado un tiempo ¿Cómo fue la operación? Aunque no fue una operación—Diego trato de sonar familiar pero la chica no respondió— Trabaje la fórmula para que no fuera dolorosa y regenerara tejido perdido sin volverte un monstruo deforme así que…

—Si lo que quieres saber es si salió bien…—Amapola entonces saco su pierna de las cobijas, mostrando que ya no era un pie metálico, si un pie de carne y hueso— Y si dolió un poco.

—Lamento eso— Diego se quedó mirando bastante tiempo su pierna desnuda, tanto que se sonrojo un poco— ¿Tratas de seducirme?

La chica le lanzo una patada en la cara, tirándolo hacia atrás mientras ella sacaba el rostro de las cobijas, totalmente rojo como un tomate.

— ¡Bien, me lo gane!— Diego se cubrió la cara, tratando de no llorar.

— ¡Más de lo que crees!— Se quejó la pelirroja, aun cubriéndose con la cobija, sentada en la cama para mirar al chico desde arriba— ¿Por qué no me explicaste todo eso? ¿Por qué preferiste hablarme feo?

—Si te digo que era parte del show ¿Me creerías?

La chica volvió a patearlo.

— ¿Castigo o premio?— La pelirroja enrojeció más que su cabello, lista para volverlo a patear— ¡Está bien, está bien, era broma! Pero si, era parte del show, la verdad es que no quería ni que me vieras, mi plan era entrar, llevarme a mi hermana y salir, entonces regresar haciendo una gran entrada, lástima que entre durante la batalla final y quede rezagado a participación media.

— ¿Por qué no me llevaste contigo?— La chica se giró sobre la cama para darle la espalda.

—No era humano, al menos no al cien por ciento, no quería que me vieras en mi peor momento, además, la formula era un regalo, tanto para ti como para los chicos… Solo quería ser de utilidad.

—Te creo— Amapola lo entendía.

— ¿Y qué pasa contigo? No he podido ver tus ojos ¿Ya están mejor? No sé si lo de los números duela o si sea para siempre— Dijo el chico.

—No duele…— Amapola comenzó a sollozar— Lo siento, yo…




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