Nexus Parte I V: La Singularidad

Dibujando estrellas.

Edward no pudo evitar asomar la cabeza sobre su hombro al ver el gran dibujo que estaba haciendo Navier pero tomando en cuenta su gran concentración, prefirió guardarse la exclamación en su garganta.

Navier se percató de que la veían y se giró, entonces cubrió el dibujo con sus manos— ¡Aun no está listo, no debes verlo!

—Lo siento, lo siento— Respondió Edward negando con la cabeza— Es muy bueno ¿Qué es?

—La escena de un libro, creo— Navier se quedó pensativa— Ahora que lo pienso, su descripción no fue muy precisa ¿Por qué no me deja leerlo primero? ¡Acompáñame, debemos preguntarle!

— ¿A quién?— Edward ni se lo pensó y la siguió.

—A su amigo muerto que ya no esta muerto…

—Wey, ya te dije que no se hace así— Le estaba diciendo Diego a Alejandro que estaba tratando de arreglar una pequeña cafetera que habían usado para estar preparando bebidas calientes.

—A ver ¿Y cómo se hace?— Alejandro lo soltó para Diego pudiera acomodarlo.

—Tranquilo, yo tampoco sé cómo se hace…— Diego levanto las manos en señal de rendición.

— ¿Pues no que si…?

—Yo no dije eso, solo digo que no va como lo estás poniendo tú…

Alejandro lo miro feo.

José pensó que era tan agradable verlos pelear después de tanto tiempo. Diego tenía un talento nato para sacar a Alejandro de sus casillas.

—Diego— Navier lo llamo, provocando que este retrocediera.

La había visto jugar con pistolas de agua y Diego no termino muy bien en ese juego— N-no me estaba burlando de tu…

—No me importa, sabe cuidarse— Navier negó con la cabeza y señalo el dibujo a medio terminar— Necesito que me termines de explicar que ocurre acá, por favor, no puedo generar una idea clara.

Diego se quedó pensando, entonces se encogió de hombros— ¿Qué te parece si mejor lo lees? No es su corte final pero en general, la escena no cambiara mucho, creo… No, no cambiará mucho.

— ¿De verdad accediste a trabajar con él?— José se quedó mirándola.

—Prometió pagarme…

—Ejem, en cuanto publique…

—Excusas, no le hagas caso, te va a explotar— Dijo José.

—Cállate, claro que no, me da miedo ¿Realmente crees que dejaría de pagarle nada porque si? Ni que fuera cualquiera de ustedes­— Diego negó con la cabeza— Es un trato justo ¡Yo te pagará en cuanto publique! ¡Con regalías aunque solo sean cinco dibujos por libro!

—No le hagas caso, te va a explotar— Repitió José.

—Ahora no sé…— Comenzó Navier.

—No les hagas caso, soy de fiar, además vas a leer un libro que aún no se hace famoso ¿A qué es genial? Podrás presumir que leerás manuscritos de un escritor de renombre como yo— Diego se mostró orgulloso.

—O no se publican— Dijo Alejandro.

—Y tendrás que comerte tus libros— Agrego José.

—Amapola tendrá que mantenerte— Dijo Edward.

— ¡Yo nunca accedí a eso!— Contesto la susodicha.

—Tendrás que vivir en la calle— Corrigió Edward.

—Pero te pagaré, así que tenga que vender mis órganos— Dijo el chico con una sonrisa.

Aquella tarde, Navier se quedó leyendo el libro entre espacios con los chicos, quienes organizaban actividades al por mayor, tratando de recuperar el tiempo perdido. La verdad es que Navier los quería pero aún no sabía cómo conectar del todo con ellos.

—Aun estas acá— Señalo Edward quien se había metido a bañar.

La encontró en el balcón, como al principio del día.

—Quería saber si darle o no la oportunidad— Señalo la chica acomodándose en su lugar— Curiosamente es muy bueno pero le falta algo, quizá más tiempo en pantalla de los persones principales, parece que los protas fueran los malos.

—Ya veo— Edward asintió. Sabía que Diego ponía especial atención en los villanos.

—Los chicos están haciendo pollo al carbón ¿No quieres?

—Claro que si…

— ¿Esto es a lo que te dedicaras cuando todo termine?— Preguntó Edward mientras bajaban hacia la planta baja.

— ¿Ser crítica de libros?

—Dibujar…

—Ah, pues… No lo sé— Navier se encogió de hombros— Me gusta mucho pero tampoco he pensado en qué hacer cuando todo termine. Quizá si, quizá no, creo que primero debemos sobrevivir.

—Es verdad— Edward asintió.

Aquella noche, Alejandro la invito a correr por el bosque.

— ¿Y ahora qué te pasa?— Preguntó Navier hacia él.

—Solo quería salir a correr, no me gustaría perder mi forma si me quedo mucho tiempo sin moverme ¿Sabes? Aun no terminamos— Alejandro comenzó a estirar— Además, la noche esta preciosa.

Los dos comenzaron a correr.

—Creo que podría volverme dibujante— Dijo Navier de la nada.




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