Nexus Parte I V: La Singularidad

Familia.

—Puedes dejar de parecer tan emocionada— Crisa tenía una expresión aburrida, aunque no le quedaba tan bien porque estaba sonriendo como una tonta mientras Lavanda contemplaba su anillo de matrimonio.

—Tu estas igual— Le recrimino Lavanda sin dejar la sonrisa.

— ¡Cállate!

—Lavanda— Ulises la saludo, sacándola de sus pensamientos, entonces se le quedo mirando unos segundos— Perdón, Crisa.

Ahora que ya no tenían necesidad de esconderse, Crisa podía presentarse con su color de ojos natural, el rojo en lugar del verde lo que también ayudaba a identificarlas cuando salían.

— ¿Qué pasa? ¿O querías a…?

—No, creo que es mejor que seas tú. He probado la cocina de Lavanda…— Ulises no parecía tener gratos recuerdos y bueno, quien los tendría cuando al probar esa comida, termino por poco cruzando el rio estigio—Nos toca cocinar junto con Edward ¿Sabes cocinar? Al menos mejor que…

—Sí, no te preocupes…

—Está siendo muy grosero y lo golpeare cuando lo vea— Señalo Lavanda, frunciendo los labios.

Cuando ambos bajaron, miraron la comida que aún les quedaba junto con Edward que de hecho ya había empezado, acomodando las carnes y las verduras de un lado, además de los dulces.

—Comemos un chingo— Señalo Ulises, recordando que el refrigerador estaba lleno.

Llevaban ahí un mes, aproximadamente pero él nunca había estado durante los reabastecimientos.

—No me sorprende— Crisa negó con la cabeza.

—No sé si sea buena idea que…— Comenzó Edward con nerviosismo al mirar a Lavanda

—Tranquilo, es Crisa— Le tranquilizo Ulises— Dice que si sabe cocinar…

—Ah, qué alivio— Edward dejo caer los hombros.

— ¡Que groseros son todos!— Se quejó Lavanda— ¿De verdad cocino tan mal?

—Si— Respondió Crisa en su cabeza para pasar a hablar en voz alta, ignorando los quejidos de Lavanda en su cabeza— Entonces ¿Qué haremos esta vez? Deberíamos terminarnos las verduras así que podríamos probar con una ensalada.

— ¿Crees que ellos comen ensaladas?— Preguntó Ulises, mirándola con incredulidad.

—Déjamela a mí— Crisa se preparó para cocinar.

Los chicos intercambiaron miradas curiosas pero le ayudaron en lo que pudieron.

Se aliviaron al darse cuenta de que de verdad sabía lo que hacía, así que cuando probaron la ensalada y esta no solo se veía bien, si no que estaba deliciosa sintieron que hicieron lo correcto.

El resto de los chicos estaban listos para comer.

—Espera ¿Le tocaba a Lavanda?— Alejandro fue el primero en alertarse.

—Yo me la como toda…— Comenzó Gabino.

—No nos cuentes tus secretos, crack— Señalo Diego.

—Me refiero…

—No se preocupen, es Crisa quien cocino— Les dijo Ulises.

No habían probado la comida de Crisa, salvo Gabino pero no podía ser peor que la de Lavanda por lo que todos se mostraron muy positivos.

Lavanda los regañaría por groseros.

Al final, la ensalada se vendió como cualquier hamburguesa.

— ¡Estaba deliciosa, Crisa! ¿Me puedes pasar la receta? Quizá pueda mejorarla— Diego parecía tener muchas ideas.

—Claro— Crisa asintió.

—Muy bien, Crisa, aquí una pregunta muy importante ¿Quién es más fuerte, tu o Lavanda?— Preguntó Alejandro poniéndose en pie— Y lo que es más importante ¿Eres más fuerte que yo?

Todos se le quedaron viendo.

—Es obvio que es la más fuerte de acá— Le dijo Hela.

—Tarado— Termino Navier.

—No lo sabremos hasta intentarlo— Alejandro preparo una zona de la mesa de madera que habían sacado para comer afuera apartando los utensilios y condimentos— Hagamos unas fuercitas, si me ganas entonces…

­         —Te tocara lavar los trastes— Dijo Crisa con una sonrisa.

El juego comenzó.

—Ahora que lo pienso, con eso de que te vas a casar— Diego se acercó a Gabino— ¿Cómo le harás para comer la comida de Lavanda? Crisa es genial cocinando, lo admito, me gana pero ¿Y ella?

—Moriré de la forma más macha posible— Admitió el chico, sonriendo un poco.

­         —No pues si…— Diego se encogió de hombros— Aun así, lo siento.

Crisa le gano a Alejandro muy rápido.

—Es porque acabo de comer— Dijo el chico, con vergüenza.

—Ya ni te muevas, ya perdiste— Le dijo José riéndose de él.

—A ver, inténtalo tú.

—No, yo ya sé que ella es más fuerte que yo…

Gabino no pudo evitar sonreír al ver que Crisa se estaba divirtiendo.

—Te dije que tenías que salir más— Gabino hablo como si nada a un lado de Crisa mientras caminaban por el bosque. Habían decidido salir a caminar tras la cena que no fue tan sencilla como la comida de la tarde— ¿Te divertiste?




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