Hela estaba en medio del bosque, recolectando leña pero se había quedado mucho tiempo perdida en sus pensamientos, mirando el cielo que poco a poco se estaba tornando de colores naranjas, amarillos y rojos.
Vestía ropa un poco más cálida porque la temperatura de la zona había descendido y tenía sentido, se acercaba el invierno.
Su dragón, su versión miniatura se enredó en su brazo derecho a lo que esta le acaricio la cabeza. No solía mucho porque aún estaba hecho de veneno letal pero aun así se preguntaba como aparecía sin estar ella transformada.
—Creí que te había comido un oso— Diego apareció detrás de ella, contemplándola a ella primero para luego reparar en el dragón con los ojos brillantes, tratando de acercarse— Genial, tu dragón ¿Ya le pusiste nombre?
Se esfumo.
— ¿Le hice algo?
—No, pero es venenoso… Y si, creo que lo llamare Humo— Hela se giró por lo que el chico noto que tenía lágrimas en los ojos.
—Buen nombre, pero no se preocupen, seguro a mí no me hace nada debido a mi gran resistencia— Le dijo y luego miro la cantidad de leña que había reunido, tratando de hablar de otra cosa que no fueran sus lágrimas— ¿Vas a poder con eso tú sola?
—Sí, pero que bueno que estas aquí— Le dijo la chica con una leve sonrisa.
—No te preocupes, puedes llorar— Diego se encogió de hombros mientras acomodaba algunos troncos en sus brazos— ¿Qué tienes?
— ¿Qué te importa?— La chica negó con la cabeza, entonces hizo una mueca— L-lo siento, solo pensaba que de verdad son raros, todos aceptaron que regresara y me tratan como si nada, algunos…
—No debería sorprenderte— Diego negó con la cabeza— Aunque no los parezca los chicos aprecian que hayas tenido pantalones para venir y disculparte, aceptar que te equivocaste es algo que para ellos es suficiente, con todo y todo pero es verdad que no significa que el perdón ya haya llegado. La cosa aquí es ¿Te vas a rendir? Te importan ¿No? Entonces se fuerte y demuestra que eres tú, que siempre fuiste autentica en todo lo que viviste con ellos.
La chica asintió.
—De todas formas puedes apoyarte en José…
— ¿Y tú? ¿No me odias?
— ¿Yo?— Diego se quedó pensando unos segundos— Pues no. Fui con quien tuviste la confianza de abrirte con todo y todo e incluso cuando dudabas, yo sabía que tomarías la decisión correcta al final.
— ¿Solo así?
—Solo así— Diego se encogió de hombros— Lo escuche en una película pero al final quien no arriesga, no gana, aplica también en la amistad. No me decepcionaste, ni nada y creo que a la gente que más te aprecia, tampoco, por eso José fue tras de ti como un simp y lo mismo con Navier.
Sabía que tenía razón.
—Regresemos, pensaran que nos comió un oso…
— ¿Qué tienes con los osos?
— ¿No sería divertido ver uno?— Preguntó el chico esbozando una sonrisa mientras se mostraba curioso.
—Sí, pero solo si lo montamos…
— ¡Sabía que pensarías como yo!
Los chicos habían decidido cenar al aire libre, cocinando salchichas botoneras e incluso bombones. Los chicos habían ido a pescar esa tarde pero nadie dijo sobre el hielo grueso que tenían algunos, seguro resultado de la pesca de Alejandro.
—Te gustan los rosas ¿No?— José le tendió un montón de bombones rosas a Hela quien estaba contemplando la fogata.
—Muchas gracias…
— ¿Sigues preocupada?— José se sentó a su lado mientras comía una salchicha.
—Solo un poco pero no te preocupes…— La chica tomo los bombones, lista para ponerlos en el palo para comenzar a cocerlo.
Celeste se sentó a su lado, sorprendiendo a José y a Hela.
— ¿Qué? ¿Quieren?— Preguntó Celeste con la bolsa de bombones, entonces miro las manos de Hela y miro su bolsa— Con razón no encontré los rosas…
—Yo me los lleve— Dijo José.
—Lo siento ¿Tú quieres?— Hela le tendió algunos.
—Ah, no te preocupes, me gustan de estos, por cierto ¿Quieres galletas? Las cuadradas pueden servir como un sándwich de bombón y quedan deliciosos— Dijo Celeste tendiéndoles unas galletas.
—Lo siento…— Dijo Hela tras un rato, observando cómo se quemaba el bombón de Celeste.
— ¿Eh?— Celeste le miro extrañada.
—Por todo…
—Ya te habías disculpado ¿No?— Celeste se quedó pensativa— No te preocupes, es verdad que yo no podría confiar en ti tan rápido pero tampoco te considero mala. Haces feliz a mi amigo y es suficiente.
—Aun así, yo…
—No lo pienses tanto— Celeste le tranquilizo— Al principio pensé ser cruel pero creo que todo lo que te paso, sería injusto, no tenías de otra y al final nos ayudaste, nos salvaste así que… Gracias.
Hela asintió con vergüenza.
—Tu bombón se deshizo— Le dijo José.