Nexus Parte I V: La Singularidad

Espacio.

Celeste se movió a una velocidad que ni ella pensó podría llegar a alcanzar y trato de cortar la cabeza del hombre que aún estaba sentado en el panel de control, pero tan rápido como ella, él tipo ya estaba a su lado.

La chica aun no podía creer la velocidad que tenía sin siquiera haberse vuelto una niña mágica, solo atacándolo con su tesoro sagrado. Eso la hizo sonreír con confianza.

—Ya veo, parece que no son solo un grupo de idiotas como la última vez ¿Orígenes?— El cráneo de lagarto pareció sonreír un poco pero debería ser imposible tomando en cuenta que era un cráneo muerto— Estas dispuesta a todo esta vez ¿No?

—Tenemos que detenerlos, si o si— Aseguro Edwina, encogiéndose de hombros. Ella ya había acomodado el lente de su monóculo sobre su ojo, pues este también le permitía identificar distorsiones en el espacio.

Ese tipo era del que más sabía pues la había estado persiguiendo desde que dejo la Singularidad, para matarla, claramente.

—Ya veo, ya veo— Hernando asintió, mientras las niñas se lanzaban hacia él para matarlo entre todas.

Un silbido termino transportando a las niñas mágicas lo bastante lejos de la nave como para que este pudiera matar a las que no parecían listas para pelear, lo que incluía a Edwina pero de un momento a otro, volvieron a aparecer a su lado, por lo que este tuvo que transportarse fuera de la nave antes de que la alcanzaran.

Roció había regresado el tiempo con un hilo que aún tenía entre sus manos.

Con su transformación llevaba una blusa blanca de mangas largas con pulseras de listones dorados, además de unos guantes azulados que dejaban libre sus dedos, una falda azulada que le llegaba sobre las rodillas con unas botas de color blanco. Un grupo de listones dorados formaban un cinturón en su cadera y los largos sobrantes caían detrás de ella como si fueran la cola del vestido. Desde sus cabellos ahora sueltos también caían cortos listones amarrados en moños. Aquel mechón que siempre caía al costado de su rostro, ahora poseía un par de moños pequeños, uno azul y otro dorado.  

— ¿Tiempo? Que interesante— Dijo Hernando mirando hacia dentro de la cabina pues ahora estaba afuera, frente al cristal entonces tuvo que moverse a otro lado antes de que una chica con una gran espada lo cortara, terminado en el desierto blanco, a un lado de la nave.

Sus cuatro rivales ya estaban frente a él.

­         — ¿Realmente creen que pueden detenerme?— Hernando extendió sus manos.

—Seguro que podemos— Señalo Lavanda, sonriéndole.

Su atuendo magistral constaba de un vestido de color blanco que le llegaba sobre las rodillas y con una manga larga, la derecha ya que el otro brazo estaba libre, con un corsé de color rojo. El brazo con la manga larga portaba una armadura de color rojo completa que terminaba en unas garras en sus manos. Sus botas eran rojas y llegaban debajo de las rodillas. Sus cabellos estaban sueltos con algunos moños rojos y azules. Sus ojos eran de color rojo con iris en línea. Su sonrisa dejaba ver un par de colmillos.

Celeste estaba a su lado, cargando el aire de estática con la misma sonrisa desafiante de Lavanda. Sus ojos echaban chispas de forma literal.

Su atuendo era un vestido de color rojo de mangas cortas, con rayos de color morado y azul en el borde de la falda que le llegaba a la mitad de los muslos, unas botas de color morado que le llegaban solo unos centímetros debajo del borde de su falda, sobre estas una protección blanca con adornos azules en forma de rayos que parecían moverse. Sobre el hombro derecho descansaba una protección blanca con el mismo patrón. Sus ojos retenían aquellas sombras rojas y moradas.     

—Se sienten… Diferentes— Dijo Edward, contemplando a sus compañeras con su rifle en alto. Su armadura era la única que no tenía color. 

—Bastante— Gabino asintió, haciendo girar su lanza. Los blindados de su armadura eran dorados.

—Claro que no pueden…— Dijo Hernando, entonces trato de moverse por un portal pero Lavanda lo alcanzo, y pese a que no lo cortó si termino cortando el portal detrás de él lo que lo inutilizo y sin  más opciones abrió el portal bajo sus pies y desapareció.

Hernando salió desde el suelo, esta vez detrás de Lavanda y está por poco fue cortada pero giro con habilidad y trato de cortarlo de regreso con su gran espada, siendo entonces transportada a otro lado gracias a un portal.

—Estúpidas…— Dijo Hernando, entonces aparto su cuerpo por poco cuando un filo apareció de la nada, cortando el espacio frente a él, lo que lo sorprendió solo un poco— Ya veo, un Origen Antinatural, esos son raros y muy divertidos de enfrentar.

Lavanda de verdad había cortado el espacio para regresar.

—El origen natural del rayo y el origen antinatural del poder— Hernando no pudo evitar soltar una carcajada tras decir esto, entonces acomodo sus guantes de color negro que combinaban con su traje negro elegante— Los mataré junto con ustedes, origen natural de la tierra y… ¿Origen natural del rayo? Que poco original.

Tool ya estaba a un lado de Edward, mirando el combate.

— ¿Ya estas asustado?— Preguntó Lavanda con confianza.

—Al contrario, mi querida niña, no tengo muchas oportunidades de jugar con mis propios juguetes— Dijo Hernando, entonces extendió sus manos, formando un circulo con ellos y de un momento a otro, todos estaban en otro lado.




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