Nexus Parte I V: La Singularidad

Los genios construyen…

—Quítate— Un militar paso corriendo a un lado de Hernando, al cual le termino por tirar su bolsa de suministros que llevaba en ambas manos— ¿Qué pasa? ¿Tienes algún problema conmigo?

Hernando no dijo nada y bajo la mirada. El militar y su amigo se rieron mientras seguían su camino.

Ese día llevaba una camisa blanca, un chaleco verde y unos pantalones de un tono más fuerte que el suéter.

—Como me gustaría crear otro munido para vivir ahí…— Susurro para sí mismo, haciendo una mueca y comenzando a recoger sus papeles.

Königsberg era una ciudad fortaleza, cubierta por grandes murallas metálicas y que estaba armada hasta los dientes para evitar los ataques aéreos. La guerra estaba en su momento más tenso pero esa ciudad no parecía ni enterada, aunque esto tenía que ver con el hecho de que no se podía arriesgar a perder zonas habitables por los ataques a esas zonas habían secado.

En ese Oasis la energía nuclear fue descubierta desde hace años, por lo que la mayoría del mundo conocido ahora estaba cubierto de radiación, mientras que la otra parte buscaba alternativas para matar a sus enemigos y para sobrevivir con tan poco mundo habitable.

—Vamos, no digas que te iras a otro mundo— David Hilbert se agacho a su lado para ayudarlo— ¿Quién me ayudara en mis pruebas de matemáticas?

David era un chico delgado, alto de cabellos morenos bien recortados, con una visible barba, aunque aún bastante corta. También llevaba lentes circulares. Era de Labios delgados y nariz fina. Este llevaba un traje similar al de él aunque con tonos azulados.

Que hayan crecido como amigos de la infancia con mamás que también se conocían desde hace mucho, no ayudaba a que escogieran ropas diferentes, aun así, a ninguno de le molestaba. 

— ¿David? ¿Qué haces acá?— Preguntó Hernando.

—Vine por víveres, como tú— Le dijo el chico terminando de acomodar las cosas en la bolsa— ¿Quieres acompañarme?

—Yo acabo de regresar y…

—Tranquilo, no te haré cargar, tú ya tienes tus cosas— Le dijo David con una gran sonrisa mientras le empujaba con él— Anda, te servirá para hacer ejercicio…

David era su único amigo y así estaba bien.

—Hablando de lo que dijiste…— Mientras caminaban David vio a su amigo de reojo.

— ¿Sobre los encurtidos?

—Si ¡No!— David negó con la cabeza— Eso de crear otro mundo…

—Ah, es imposible…

—No, lo sé pero si pudieras hacerlo ¿Cómo lo harías?— A David se le iluminaron los ojos— Yo también quisiera crear un mundo con mis propias leyes como ¿Ricos encurtidos? ¿No muerte?

—Estas siendo muy fantasioso…

— ¿Será? Con los encurtidos puede ser pero no lo sabemos, aun no vemos todo el universo ni hemos estudiado todo… Quizá me dedique a eso y pueda entonces crear mi propio mundo ¡Te invitare a vivir ahí! ¡Sera mejor que este mundo marchito!

—Pero eres pésimo en matemáticas.

— ¡Mejorare, amigo! Quieres que hablemos de calificaciones…— Le dije su amigo golpeando su hombro suavemente y ambos se rieron.

Después de un largo camino, ambos se esforzaron por hacer sus carreras como matemáticos, en contra de todo pronóstico. Muchas veces quisieron dejarlo pero ambos encontraron motivaciones en sí mismos. 

— ¡Te dije que mejoraría!— Le dijo David a su amigo en cuanto se graduaron de la universidad.

—También me dijiste que crearías un mundo mejor ¿Lo recuerdas?— Le recordó su amigo, con una ceja levantada— ¿También lo cumplirás?

—Podría pero… Este mundo también es bueno— Dijo David mirándolo— Quizá podamos construir ese mundo aquí mismo, uno mejor donde podamos ayudar a construir el futuro juntos.

—Suena bien pero es claro que esa es una frase de Käthe— Señalo su amigo.

—La verdad es que quiero trabajar para ella, para mejorar el mundo para ella— David se sonrojo— Creo que todos los mundos pueden salvarse, más bien, ahora lo creo o al menos, elijo creerlo.

—Es una elección— Dijo Hernando con una sonrisa— Bien, te ayudaré a construir un mundo mejor pero tú me tienes que ayudar a mí.

— ¿Con Auguste? ¡Claro que sí!

— ¡No lo digas en voz alta!

— ¿Son algo que debe existir? Destruyen Oasis solo porque les asusta lo que pueden hacer ¿La de hablar no se la saben?— Lavanda le miro de mala gana en cuanto termino de hablar.

Hernando dejo caer sus hombros— Es imposible que lo entiendan, no han visto lo que nosotros, no han visto la cantidad de Oasis que fallan tratando de existir después de descubrir esto, la cantidad de sufrimiento que ocasiona…

Celeste se movió detrás de él para cortar su cabeza pero entonces solo se transportó justo frente a Lavanda la cual ni se percató pero Celeste era muy buena esquivando, por lo que giro para evitar lastimar a su amiga.

—Ustedes ahora tienen un poder que ni controlan ¿No lo ven?— Hernando negó con la cabeza.

—¿Ustedes… trataron de hablar con otros Oasis?— Preguntó Gabino.




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