Nexus Parte I V: La Singularidad

Avanza tu primero y luego haces avanzar al mundo.

—Ya tenía previsto que eso pasaría ¿Verdad?— Preguntó Marianne hacia su jefa, mirando a la persona que ahora estaba muerta, con los ojos volteados y con parte de su piel quemada y sangrante.

—En parte, pensé que se estabilizaría a la mitad— Josefina se encogió de hombros mientras tiraba la ceniza de su cigarro en su cenicero— Además, las quemaduras… No esperaba eso…

— ¿Qué paso con lo de no sacrificar vivas innecesariamente?— Preguntó Marianne.

—Aún lo creo pero estas personas morirán de todas formas ¿No?— Josefina miro el cuerpo, sin expresión— Mejor que sus cuerpos sirvan de algo y no como simple desperdicio para quemarse.

La mujer salió de la sala dejando a Marianne con el cadáver.

En algún punto ambas mujeres perdieron la sensibilidad. Ya no les imputaba el sufrimiento, solo los resultados. O al menos eso es lo que pensaban las personas que trabajaban con ellas.

Marianne muchas veces llegaba a su casa vomitando.

—Esto no nos puede detener— Le dijo Josefina mientras acariciaba su espalda, esperando que pudiera sacarlo todo— Tenemos que endurecernos si queremos alcanzar la cúspide ¿No es verdad?

—Tu…— Marianne quería replicarle de forma cortante pero entonces noto que Josefina estaba llorando, aunque manteniendo esa mirada oscura y perdida sobre ella. Noto algunos temblores en su cuerpo.

—No te preocupes por esto— Dijo la mujer limpiando sus lágrimas.

Al principio Marianne no comprendía por que la urgencia pero debía haber sido más perspicaz, estaba viviendo con Josefina, debía de haberle prestado atención en lugar de preocuparse por ella.

— ¡Ya llegue!— Marianne entro a su pequeño cuarto y no escucho nada, lo que le preocupo un poco pues Josefina debía estar ya en casa, de todas formas se encogió de hombros para ir a acomodar los víveres que compro.

Cuando se acercó al baño, la encontró ahí, vomitando.

— ¿Tomaste demasiado?— Marianne se acercó a ella para acariciar su espalda como hacia ella, pero entonces noto la sangre en la taza— ¡¿Josefina?! ¡¿Qué tienes?! Hay que llamar a un médico…

Pero Josefina tomo su manga para detenerla.

—Creo que debemos hablar…— Josefina le sonrió de lado.

— ¿Otra vez?— Marianne se dejó caer en la silla mientras Josefina le explicaba sobre su condición con el hígado, una cirrosis ocasionada por los químicos que respiro toda su vida— ¡¿Y por qué mierda sigues fumando?!

—No es como que lo pueda detener…— La mujer tomo su cajetilla pero Marianne se la arrebato de forma brusca— Mira, yo… Quería mantenerlo para mí, no quería… Volver a verte sufrir por esto.

Marianne quería darle una cachetada pero en su lugar se dejó caer en su lugar, llorando desconsoladamente.

Josefina apretó los labios, tratando de evitar llorar. Si tan solo le hubiera dicho que todas las veces que había llorado antes era por pensar en ella, en lo mucho que sufriría por su culpa,

Después de eso, ambas redoblaron esfuerzos en su búsqueda por la cura final.

Marianne entonces pudo perder sensibilidad pues lo único que le importaba era salvar a Josefina.

Pero el tiempo de nuevo le arrebato todo.

Marianne no pudo evitar maldecir a Josefina sobre su tumba por irse tan pronto, por no haberle contado mucho antes el asunto. Si tan solo hubiese trabajado con tiempo de sobra, ella seguro estaría…

Después de eso ella tomo toda la investigación que habían realizado pero no mataría gente muerta ya de por sí, a gente enferma ni mucho menos, si no a ella misma. Ella sería la conejilla de indias perfecta para sus atrocidades.

Marianne había comenzado a formar aquellas ojeras y a fumar, tal como lo hacía Josefina pero con todo lo que su cuerpo cambio, ya ni lo sentía.

Como una forma de descansar su cuerpo tras casi un año de experimentación, decidió comenzar a fijar su vista en otras investigaciones, como distracción, encontrándose así como los adelantos de Jonás Schrödinger sobre visitar otros universos.

Quizá encuentre una inspiración desconocida en esos temas relativamente nuevos para ella.

La cosa es que nunca pudo ir a ninguna de sus demostraciones presenciales salvo a la última. La mayoría del tiempo había seguido los avances en artículos decepcionada en parte porque solo lo usarían para seguir creando conflictos.

Las guerras eran un asco.  

Ese día Marianne había sido invitada también para demostrar los avances de su experimentación que para bien o para mal, estaban dando resultados y como esperaba, los militares estaban muy interesados pero ella no les entregaría sus adelantos solo así. A esas alturas no podrían matarla aunque lo quisieran.

De todas formas asistió a la presentación, dándose cuenta tarde que no era una presentación, planeaban fusionar las investigaciones, mientras ella otorgaba mejoras humanas, ese tipo crearía portales a otro mundo.

Pese a que quería irse, durante la activación de la maquina una explosión repentina los mato a todos, salvo a Marianne quien sangro solo un poco de la nariz y termino reacomodando su brazo como si nada.




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