— ¿Qué hacen aquí?— Fue lo primero que pregunto Alejandro al ver no solo a Ulises si no a los demás chicos tumbados en el suelo con expresiones de confusión y preocupación.
—La pregunta es ¿Dónde estamos?— Dijo José mirando a todos lados. Era una sala blanca profunda, tanto que dolían los ojos y con una única ventana cuadrada grande que daba hacia la infinidad todavía más grande del desierto blanco.
—Quizá él lo sepa— Gabino mirando al tipo que estaba frente a ellos.
—Bienvenidos, muchachos, supongo que ya saben quién soy así que saltémonos las presentaciones— Dijo Edwin sonriéndoles con amabilidad mientras hacia una leve reverencia— Ahora ¿Por qué no charlamos un poco? Siempre es bueno tener compañía variada para conocer sus perspectivas.
Vestía un traje negro completo con un moño negro y aquel bastón negro con patrones de gato.
Edward levanto su arma rápidamente pero esta desapareció frente a sus ojos cuando el tipo golpeo el suelo con su bastón.
— ¿Charlar? Eso no me lo esperaba— Dijo Ulises.
—Quizá podamos aplicar el yo antes era como tu…— Comenzó Diego.
Todos le miraron con seriedad pero a él no le parecía un mal plan.
— ¡¿Qué diablos les hiciste?!— Preguntó Lavanda tratando de cortar un espacio vacío pues ella presentía que el tipo se estaba moviendo ahí pero claro, no hizo nada, todo para ser golpeada por nada hasta el otro lado de donde estaba.
—No sabría decirles— El chico se materializo en aquella capa oscura sobre uno de los pilares de su área— Hasta a mí me sorprendió pero ¿Quieren que les di mi opinión? Ya están muertos, solo yo y Edwin estamos ligados a este lugar así que…
—Tendremos que matarte ya— Dijo Celeste, apretando el mango de sus espadas.
Hernando sabía que era imposible pero esas mocosas se estaban adaptando increíble a sus Origines, a ambos, lo que significaba que de verdad podrían… No, imposible, sus ideales no serán aplastados por muchachas que buscar destruirlo todo. Esta vez, no lo permitiría.
Hernando abrió las manos y su capa oscura se extendió por todo el lugar.
—Palabras valientes ¡Veamos como las cumplen!— Dijo el hombre acercándose a Lavanda.
En general no se podía presentir, no generaba movimientos de ningún tipo pero Lavanda si era capaz de hacerlo, al fin y al cabo, la fuerza era un Origen irregular demasiado moldeable.
Hernando sabía que querer es poder, lo que era una frase molesta en ese contexto.
Lavanda logro cubrirse del siguiente ataque con su lanza siendo empujada hacia una de las paredes de pilares pero ella se detuvo antes de siquiera chocar pero entonces varios pilares aplastaron la zona frente a ella.
El tipo escapo solo para evitar un corte eléctrico de Celeste en el aire, o más bien en el espacio.
Esa chica lo presentía de alguna forma pero aún no estaba seguro de cómo ¿Serán los electrones que suelta? Quizá.
Y no se equivocaba.
Celeste sabia como, gracias al haber alcanzado la verdad sobre su origen, a diferencia de la propia Lavanda o incluso de todas sus compañeras niñas mágicas por lo que le era fácil identificar movimientos leves en los electrones de toda el área.
Si quería atacar, debía volverse al menos un poco sólido y esas interacciones entre electrones podía localizarlas.
Sus ataques con rayos solo servían para esparcir corrientes de electrones, los cuales aclaraban todavía más la imagen frente a ella.
Celeste logro evitar un impacto de su enemigo con una de sus espada, entonces desenvaino la segunda y trato de cortarlo pero este se había movido, acto seguido un dragón eléctrico se formó desde si cuerpo para atacarlo pero este disperso el rayo con una gran roca que solo exploto.
Hernando por poco fue alcanzado por un corte de Lavanda que incluso corto el espacio detrás de él.
Celeste trato de cortarlo desde atrás utilizando varias espadas a la vez, pero este lo esquivo, fundiéndose en los espacios entere los rayos y los electrones, entonces Lavanda lo ataco también recibiendo los rayos pero sin verse muy afectada.
Un par de cortes que también evito moviéndose entre los espacios de los rayos y la lanza.
El tipo sonrió, confiado, entonces noto que la espada había cortado el espacio y a él también.
Hernando regreso al suelo, cayendo de rodillas. No era un daño ni mínimamente significativo pero habían logrado tocarlo un poco y eso era imposible ¡¿Cómo mierda lo hacían?!
De un momento a otro, sus manos apretaron el cuello de Lavanda con fuerza aunque esta lo resistió.
Las dos Lavandas sabían que pelear contra el espacio era complicado pero no imposible.
Celeste trato de cortarlo pero entonces una mano la sujeto de su pie, provocándole por poco una caída, distrayéndola lo suficiente como para que Hernando le diera una partida en la cara que la lanzo contra un pilar.
Acto seguido, la sujeto del cuello.
—Son geniales, bastante, tuve que usar las manos espaciales incluso, no pensé que llegaría a usarlas en esta situación— Dijo Hernando apretándolas, aunque con resultados variados. Lavanda lo resistía pero Celeste si estaba siendo más afectada— Lamentablemente no son nada para mí.