Nexus Parte I V: La Singularidad

El verdadero deber de la humanidad.

—Vaya, parece que se han ido pero estas chicas ni lo han notado— Dijo Marianne notando que los chicos habían desaparecido desde detrás del escudo de Amapola, entonces su cabeza fue cortada por Hela.

El dragón de veneno y fuego arrasaba con muchos de los clones de la mujer pero no mermaban.

— ¿Puedes encargarte?— Amapola regreso sus escudos giratorios a sus manos mientras lanzaba algunas notas hacia un par de clones que terminaron reventando con tonos bastante altos.

— ¿Con quién crees que hablas?— Hela se relamió los labios.

—Iré por mi madre, la original— Dijo Amapola sonriendo un poco.

— ¿La encontraste?— Hela se mostró sorprendida pero al instante esbozo una peligrosa sonrisa— Bien, no importa, mátala, aunque sea tu mamá…

Amapola solo debía detenerse unos segundos para verlo, pues los cuerpos clones estaban atados a un extraño hilo y estos parecían surgir desde el otro lado de una de las paredes del panóptico.

Restauración seguro tenía que ver con volver al origen, al menos eso pensó Marianne al notar que la había localizado. Las chicas se estaban adaptando bastante rápido a sus Orígenes.

Que gran orgullo.

Hela disparo su sangre a varios clones rasgándose un brazo por lo que estos comenzaron a quemarse en llamas y otros tantos simplemente comenzaron a derretirse antes de que la chica los cortara.

Una mujer apareció desde atrás y le golpeo el estómago con tal fuerza que la doblo y la lanzo contra una pared.

—El poder de todos también puede ser el poder de uno— Dijo esa Marianne específica.

—Todas han caído muy rápido, en conjunto solo lo hacen más fácil—  Hela creo dos espadas sangrantes y se movió a gran velocidad quemando a varios cuerpos con forme se acercaba a la mujer.

Hela la corto con su espada pero esta lo evito con la propia aportándola solo un poco, de todas formas la chica aprovecho para lanzar una segunda estocada y luego otra y de a poco se volvió una lluvia de sangre y chispas.

Hela soltó una risotada emocionada mientras el intercambio se volvía más pesado.

La mujer seguía bien su ritmo y pese a que era quemada por la sangre o envenenando, esta se recuperaba en seguida, mientras otros cuerpos trataban de ayudarla pero eran carbonizados por el fuego de la chica o bien Humo las asesinaba con violencia quemándolas o envenenándolas.

Marianne hizo que otro clon se acercara a ella, a lo que formo una segunda espada con su cuero, deformándola y con la que logro apartar a Hela, cortándola en el pecho, aunque la sangre que salió término prendiéndola en llamas.

Acto seguido la chica giro en el aire con la sangre rodeándola y la corto por la mitad.

—Te lo dije, solo lo haces más fácil— Dijo la chica esbozando una gran sonrisa mientras sangre salía de la comisura de su boca.

Detrás de ella un par de clones con dos espadas la cortaron lanzándola lejos.

—Sí, es más fácil cuando solo es un ejército pero ¿Qué me dices de cientos de miles?— Marianne sonrió un poco, pues ahora había más clones fuertes en el campo, incluso algunos habían logrado confundir a Humo.

Humo los quemaba pero estos resistían las quemaduras y se levantaban para tratar de cortarlo solo para ser envenenados. La única verdad es que ellas no lograban lastimar al dragón y caían tras unos segundos de ataques que parecían inútiles.

— ¿Sabes que es un mártir?— Preguntó Marianne esbozando una leve sonrisa.

La mujer ya sujetaba Hela del cuello. Esta la cortaba con aquellos listones de sangre pero pese a que el veneno parecía hacerle daño, no parecía debilitarla del todo lo que la sorprendió más.

—Un mártir es una persona que muere y se vuelve un símbolo pero ¿Para quién? Para un grupo de gente, para un ejército— Marianne esbozo una sonrisa tan peligrosa como la de Hela— Y los hace más fuertes.

La mujer estrello con fuerza a Hela contra la pared.

—La única verdad es que no son la segunda al mando por gusto— Le susurro Mariana a Hela antes de que le comenzara a pegar en la cara con tal fuerza que con cada impacto, agrietaba y destrozaba la pared donde la tenía sujeta— La unidad hace la fuerza ¡Ese es el valor máximo de la humanidad!

Amapola finalmente estaba frente a la original.

—Tu amiga podría morir— Dijo Marianne girándose hacia ella, portando aquella túnica blanca con su máscara de monstruo deforme— Pero estas aquí, buscando a tu mamá. Eso no es propio de ti.

—Hela estará bien…

—Lo dudo pero como dije, no quiero matarlos, mi oferta sigue en pie, únete a mí y dejare que tus amigos se queden aquí— Dijo Marianne extendiendo su mano, pero entonces una fuerte pisada de la chica destrozo su cráneo con solo el sonido.

—Veo que esa es tu respuesta— Dijo la mujer poniéndose de pie.

Amapola la ataco con sus escudos con cierras y cadenas, tratando de atraerla pero la  mujer giro en el aire, sujetando ambas cadenas con sus manos y atrayéndola hacia ella, entonces le saco el aire con un rodillazo, pateándola luego hacia abajo, lo que la enterró en el suelo de forma ruidosa y volviendo a jalarla la hizo girar.




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