Nexus Parte I V: La Singularidad

Confianza.

— Entonces este es mi laboratorio ¿Eh? ¡Pero si ya está lleno de cosas!— Edwina entro al laboratorio de Samantha quien estaba manipulando una esfera de energía pura. La chica entro mirando en todos lados como niña en dulcería.

—Sí, es que tu laboratorio es el de a lado— Le dijo Edwin con una leve sonrisa y entonces miro a Samantha— Lamento molestarte.

— ¡¿Solo lo sienten?!— La chica hizo una mueca de desagrado. Estaba vestida para trabajar con esa esfera de energía, o sea, un traje completamente cerrado y conectado a cables de aire y de desecho— ¡Estoy trabajando con algo peligroso acá y si se mueren, no será mi culpa!

— ¿De verdad?— Edwina miro el experimento de lejos con una mueca de fascinación y luego hizo una mueca de desagrado— Ya veo, pero esos aparatos no ayudan, al menos, eso creo…

Samantha la miro raro y luego miro a Edwin.

—Bueno, las dejo trabajar entonces…— Se despidió el chico encogiéndose de hombros y desapareciendo frente a sus ojos.

— ¡Mierda ¿Qué?!— Samantha le miro feo y entonces dejo lo que estaba haciendo aunque se tardó un poco pues debía bajar de una plataforma— ¡Tienes que irte ahora! Además, deberías usar los lentes de seguridad, no es bueno que veas esa luz de cerca.

—Ah, mis lentes ya tienen un filtro para eso— Dijo Edwina encogiéndose de hombros y sonriéndole como si nada­— Pero gracias por preocuparte.

— ¡No me preocupa!— Se quejó Samantha cruzándose de brazos y apartando la vista, levemente sonrojada.

Después de eso Samantha tuvo que aguantarla y mucho más que los otros tres.

—Le di unos guantes a Hernando para que tocara el espacio, no los necesita pero también le permite tocar la materia como si fuera espacio, es genial y optimice las incubadoras de Marianne pero dijo que ya no las usa ¡Un desperdicio! ¿Te lo puedes creer?— Dijo la chica apuntándole con un pan dulce en la cara a Samantha.

— ¿Por qué diablos estas aquí?— Pregunto Samantha desayunando un café con pan. De hecho ella compartió su pan con Edwina.

—Es que tenemos edades similares, pensé que podríamos ser amigas, además, tu estas manipulando energías, yo puedo ayudarte con mis experimentos— Dijo Edwina encogiéndose de hombros.

— ¡No los necesito! ¡Yo puedo crear mis propios experimentos!

—Los anticuados…— Dijo la chica masticando con lentitud, hablando con honestidad y sin malicia.

— ¡No son anticuados!— Exclamo Samantha frunciendo los labios.

—Yo podría optimizarlos, al fin es mi trabajo— Dijo Edwina sonriendo de lado— Todos ustedes son genios, de verdad que lo son y yo no quiero quedarme atrás ¡Quiero ser como ustedes que luchan por el bien!

Sus ojos brillantes conmovieron un poco a Samantha— Supongo que tu Oasis no fue destruido ¿Eh?

— ¿Destruido? No, para nada— Edwina negó con la cabeza varias veces.

—Bien, dejare que optimices mi laboratorio pero si resulta peor, te matare por haberme faltado el respeto.

—Bien ¡Te lo mostraré!— La chica comenzó a comer más rápido, entonces se puso de píe y le apunto con el dado— ¡Empezare ahora!

Depuse de eso, ella no tuvo más opción que verla más a menudo, paseándose de un lado a otro desde su laboratorio hasta el de Samantha por lo que entonces hizo que Hernando desapareciera la pared.

— ¿Y la pared? ¡Yo no fui!— Edwina levanto sus manos en señal de rendición en cuanto no la vio.

—No fuiste tú, yo la mande a quitar, así podrás trabajar mejor— Dijo Samantha sentando en si silla giratoria, cruzada de piernas— Agradéceme después.

Edwina corrió hasta ella para abrazarla lo que sonrojo un poco a Samantha y a la propia Edwina— ¡Muchas gracias! ¡No te arrepentirás!

— ¡No es para tanto!— Samantha trato de mantearla lejos mientas se sonrojaba más fuerte— Oye, ya basta ¡No me toques ahí!

Los días avanzaron y curiosamente Samantha pudo volver a sonreír.

—Te ves feliz— Comentó Marianne mirando a Samantha con atención al final de una de las reuniones. Edwina, Edwin y Hernando hablaban de cosas sin importancia por el pasillo rumbo a sus laboratorios.

— ¿De qué hablas? Yo soy muy feliz— La chica se cruzó de brazos.

—No lo sé, quizá— Mariana sonrió un poco— Sospecho que el líder tenía otra intensión además de ponerla a cargo de la tecnología ¿Sabes? Pero quizá solo son ideas mías, y trabajar con tantas personas me ha vuelto más…

— ¿Humana?— Bromeo Samantha sonriendo de lado, aunque se veía mucho más relajada, normalmente lo habría dicho con más malhumor— Pero no entiendo tu punto así que gracias…

Marianne sonrió al verla irse.

—Admito que todo es mejor de lo que pensé— Dijo Samantha mirando su laboratorio complementen optimizado, con la mayoría de aparatos mucho más pequeños pero con las mismas o más características que los anteriores.

—Te dije— Edwina se mostró orgullosa — ¿Y bien?

—No te pagare…

— ¡No quiero que me pagues! Pero no estaría mal una felicitación quizá, una palmadita en la cabeza o quizá un beso— Dijo la chica inclinado un poco su mejilla hacia ella pero Samantha le beso la boca lo que la dejo ahí, petrificada y con el rostro rojo.




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