Edwina miro a sus antiguos compañeros— No me miren así, me ponen triste ¿Por qué no ven la grandeza de todo esto? ¡Traeré paz a todos los Oasis finalmente! ¡No más amenazas! ¡Ustedes podrán vivir en el que más les guste! ¡Ustedes podrán seguir aprendiendo todo lo que ignoran! ¡No hay trato más increíble que este!
— ¿Destruirlo todo y reconstruirlo? Suena tan bien pero ¿Qué planeas hacer entonces? ¿Sabes lo que hacía Hernando, lo que hacía Samantha?— Le pregunto Marianne mirándola con atención.
—Claro que no, no soy de los que roban investigaciones, haré las mías y…
—Que idiota…
— ¿Cómo dices?— Su expresión se tornó fría.
— ¿Planeas reiniciar todo sin saber cómo empezar?
—Ya te dije, soy un genio, lo aprenderé muy rápido…— Edwina sonrió con orgullo.
— ¿Y si fallas?
—Imposible, soy un genio, no fallare billones de veces como ese idiota…
— ¿Lo puedes asegurar? ¿Así como todas las veces que viniste contra nosotros y nunca pudiste?
—Todas esas veces necesite de ayuda exterior, eran cosas que no podía controlar…
—Ahí tienes tu respuesta, no puedes hacerlo sola, oh gran genio— Marianne le sonrió— Pensé que lo controlabas todo.
—Me has incordiado todo el rato ¿Eh? Se nota que nunca te caí bien pero ¿Qué más da? Si no te gusta, te matare...— Dijo y le apunto con su bastón, lista para mandarla al centro de un agujero negro.
Lavanda y Hela se movieron hacia ella para cortar su brazo pero esta las miro unos segundos antes de que terminaran chocando entre ellas sobre la cabeza de la científica que fue en ese instante, atravesada por Navier.
Navier trato de congelarla mientras Edwina giraba su rostro hacia ella de forma inhumana.
Entonces la chica fue golpeada en la cara por el bastón de Edwina, siendo empujada hacia atrás, y acto seguido, se elevó sobre todas las niñas mágicas.
—Chicas, chicas, vamos, no hay que pelear. Aunque no lo crean les tenía mucha fe, sabía que serían ustedes las que ganarían— Edwina sonrió un poco— Si se detienen, creare un mundo perfecto para ustedes, por ejemplo Celeste, podría…
—Te voy a detener ahí— Celeste negó con la cabeza— No queremos un mundo perfecto, al menos yo ya no…
—Queremos nuestro mundo. Peleamos durante más de siete años contra el Kraj y…
—Ocho— Corrigió Diego pero Amapola le apretó el brazo para que se callara.
—Ocho años y hemos sacrificado todo, hemos aprendido mucho, no vamos a tirar todo eso por la borda, además… Esto empezó porque íbamos a evitar que el universo se reiniciara ¿Y ahora solo dejaremos que pase? No lo creo— Celeste negó con la cabeza y todas se mostraron de acuerdo.
—Tiene sentido, supongo que la gente normal también tiene su orgullo— Dijo la chica asintiendo y mirándolas con frialdad— Entonces tendré que eliminarlas ¿No? Sus deseos mundanos no son nada en el gran orden que voy a crear.
—Lo mismo puedo decirte, tus deseos mundanos no son nada en el gran orden que ya está creado— Dijo Hela esbozando una sonrisa maliciosa.
—La gente berrinchuda que se burla cuando nada sale como quiere está en todos lados ¿No?— Roció también se burló.
Edwina decidió terminarlas mandarlas a un agujero negro pero la imagen solo se quebró pero era diferente al tiempo de Roció.
Entonces miro a la verdadera causante, Amapola.
Edwina esbozo una sonrisa entre molestas y sorprendida— ¿Estás restaurando la realidad?
— ¿Te molesta?— Preguntó la chica sonriendo.
—No será suficiente— Edwina golpeo el suelo y entonces todo a su alrededor se quebró, como si una explosión lo estuviera haciendo pedazos pero todo en cámara lenta, pues se estaba destruyendo mientras Amapola lo restauraba.
Hela y Navier fueron por ella y mientras una quemaba todo a su alrededor con sus listones y su veneno, la otra lo congelaba, generando cuchillos que comenzaron a girar a su alrededor para tratar de matar a su enemigo.
Edwina detuvo sus espadas con sus manos, cancelando los poderes de las otras con sus contrarios.
—Yo tengo el Origen de la realidad ¡Yo soy la realidad!…— Grito Edwina y Hela se congelo mientras Navier se quemaba, entonces ella las hizo pedazos a lo que la imagen se quebró, siendo entonces golpeada por poco Roció. Sus discos que movía libremente con sus listones, tratando de amarrarla.
Pero esta logro evitar el daño cambiando de lugar con Amapola, lo que debería detener su poder de restauración nos segundos, por lo que esbozó una sonrisa pero el daño seguía paralizado, regenerándose y destruyéndose.
—Eso pudo matarme— Amapola recibió los cortes de Roció pero no tenía daños visibles— De no ser porque mi restauración es increíblemente rápida.
—Que divertido, veamos que es más rápido— Edwina apretó sus dientes mientras sonreía.
—Es mi imaginación o… ¿Son más fuertes ahora?— Preguntó Ulises notando que los poderes que antes no parecían servir ahora al menos hacían algo frente a la realidad de Edwina.