Nexus Parte I V: La Singularidad

El orgullo de un genio.

Edwina era un genio. Ella era quien generaba fascinación, quien sorprendía a la gente con sus inventos y descubrimientos, quien dejaba incrédula a la gente común con solo sus frases y nunca sería la sorprendida, la incrédula, pues eso significa que ella no lo pensó antes.

Así que cuando vio aquel Oasis salido de la nada caer sobre ella, solo pudo sentir frustración.

—“Eres increíble”

—“Serás la más grande científica del mundo”

—“Me llenas de orgullo”

—“Eres la llave al futuro”

—“¿No pudiste predecir eso? Increíble”

—“Supongo que eres como los demás, mediocre”

—“Perdedora”

—“Solo eres una herramienta”

Todas eran frases que la chica escuchaba pero ¿Por qué las ultimas? Si era valorada como un genio completo ¿Cómo podría escuchar desprecio de otras personas? ¿Cómo podía pensar que la gente en realidad la subestimaba, la odiaba y por el contrario, solo quería usarla? ¿Por qué sentía que no podía complacerlos?

Esas nunca fueron sus pensamientos ni en los momentos más oscuros de su vida.

Trastorno de personalidad paranoide padecida únicamente por la personalidad más extrovertida, aquella que siempre se encontraba afuera, representado a las tres Edwina, la que se unió a la Singularidad y la que luego guiaría a las niñas mágicas.

Ella fue quien comenzó todo, ella fue quien en su inseguridad, en sus pensamientos paranoicos entendió que la gente solo la veía como una herramienta y que todos solo eran unos mentirosos que buscaban aprovecharse de ella. ¡Todos le mentían en su cara, buscando hacerla bajare la guarida para manipularla!

Por eso cuando escucho sobre la Singularidad y su misión, lo entendió, ella podría hacerlo sola y al final, crear un mundo sin falsedad. Destruiría ese Origen aunque para eso tendría que destruir la verdad y eso significaba que solo existiría la realidad.

No más falsedad para nadie.

No más percepciones cambiadas, no más tergiversadas palabras, solo habría realidad. Solo la auténtica realidad.

Por eso mato a Samantha ya que pese a que la amaba, sabía que le había mentido, con sus poderes, con eso de abogar por ella en caso de ser necesario y sobre todo en que ella también la amaba.

¡Todos eran unos mentirosos! ¡La gente que no es un genio son monstruos que deben ser eliminados porque es de ellos de quien surge el mal!

Incluso la personalidad más seria, aquella que estudió psicología no lo entendió del todo pero sus palabras sonaban prudentes en su mente…

Para evitar que se denoten sus verdaderas intenciones y engañar a los verdaderos mentirosos decidió cambiar constantemente de personalidad. Era mejor que la gente pensara que estaba un poco loca.

Irene junto con Colín llegaron a la sala principal donde solo estaban los chicos y los miembros de la Singularidad que quedaban, algo que por poco hace correr a la primera mientras que la segunda se puso al frente de ella rápidamente.

—Finalmente conozco a la chica que estuvo a cargo de las niñas mágicas ¡Un trabajo magnifico! Admitió que son las mejores niñas mágicas que he visto y mira que he visto muchos Oasis— Dijo Edwin mirándola con atención.

—G-gracias— Irene miro a los chicos quienes lo tranquilizaron con la mirada— Como sea, estuvimos escuchando todo lo que paso con Edwina y… Bueno, queríamos saber que podemos hacer.

—No pueden hacer mucho, ahora es trabajo de las niñas mágicas— Marianne hablo con seriedad— Edwina es un genio verdadero pero nuestro orgullo nos ciega, tarde o temprano.

—Es verdad— Edwin asintió y miro el aparato que uso para incrustar el Origen de forma rápida— Aunque podríamos usar esto, por si acaso…

—Si lo ponemos a funcionar al revés, quizá…— Comenzó Diego.

—Si lo ponemos a funcionar al revés, podría funcionar— Dijo Marianne a lo que Diego solo levanto las manos en señal de rendición y se apartó— Pero honestamente me parece imposible que sea realmente útil.

—Sospecho lo mismo— Irene toco el aparato, girándolo en sus manos— Teniendo un Origen tan peligroso, acercarse es imposible y con algo tan físico...

— ¿Verdad?— Ulises miro a Edwin con una mueca.

—Todo esto salió como pensé— Edwin le sonrió con confianza— Pero sospecho que ella tendrá la guardia arriba, así que si, es imposible, además necesitaríamos acelerar su capacidad de absorción ya que deberá ser en menos de un segundo y…

—Como dije, es imposible— Marianne negó con la cabeza— Pero retomo la idea… Esas niñas mágicas son la clave, muchas tienen orígenes muy peculiares como la fuerza y la restauración ¿No lo ven? Cuando ellas unan sus fuerzas, superaran cualquier realidad que enfrenten, como han hecho antes.

— ¿De nuevo un guionazo?— Preguntó Ulises, ya no muy sorprendido.

—Con los orígenes, más bien son milagros— Marianne miro al chico con atención— Además, creo que es lo más necesitamos ahora… Si Edwina gana, tratara de jugar con poderes que van más allá de nosotros.

—Esto definitivamente llamara la atención de alguna de las cuatro y tres de ellas son especialmente malhumoradas— Aseguro Edwin.




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