Nexus Parte I V: La Singularidad

Pequeños detalles cambian la realidad.

Mientras más tiempo pasaba, todas las chicas se adaptaban a su Origen, rozando de a poco la Verdad de estos lo que les permitía acceder a muchas más habilidades. De a poco comprendían la razón de la existencia de dicho Origen y su utilidad en el universo mismo.

Por eso Marianne era la mejor usaría de su Origen, porque no se limitó a rozar la Verdad, al contrario, trato de comprender en su totalidad su Origen, estudiando tanto las palabras que se usaban para describirlo como otras particularidades que también pudieran considerarse “Grupos”

Mientras enfrentaba a Hela y a Amapola les dio la clave para enfrentarse no solo a ella misma, si no a otros Orígenes y es que a diferencia de su Origen o incluso que el Origen de la realidad, los Orígenes de esas dos eran todavía más primordiales que cualquier otro al igual que el de la fuerza.

Los tres se complementarían para desbaratar la realidad o al menos, eso esperaba.

Edwina se quedó mirando su mano con incredulidad.

— ¿Qué pasa?— Hela apareció detrás de Edwina para cortar su cabeza— ¿Problemas en el paraíso?

—­Imposible— Le dijo Roció quien logró atraparla en sus hilos gracias a un par de vueltas de sus discos, entonces tomándolos de regreso en sus manos, la aplasto entre mucha sangre.

La explosión junto con el remolino que se formó se disipo, dejando a Edwina ahí, molesta.

— ¿Qué pasa? ¿Tampoco puedes con ellas?— Preguntó la Edwina más tranquila, esbozando una sonrisa de suficiencia.

— ¡Cierra la boca!— Dijo la Edwina fría, aquella que controlaba el cuerpo en ese momento.

—Que tontas— Dijo la extrovertida.

— ¿Ah sí?— La fría hizo una meuca— ¿Por qué no sales a derrotarlas tú, entonces, cobarde?

— ¿Yo soy la cobarde? Yo no mate a Samantha por la espalda ¿O sí?— Preguntó la extrovertida haciendo una mueca.

— ¡Pero tampoco hiciste nada para detenernos! ¡No te hagas la victima!— Le regaño la fría esbozando una mueca que no parecía para nada fría y sin sentimientos— Siempre que hay que hacer algo duro, tenemos que hacerlo nosotras pese a que eres tú la que desconfía de todos.

­ — ¡No me jodas! ¿Ahora es mi culpa?— La extrovertida hizo una mueca.

—Ambas son tan infantiles— Dijo la más tranquila, mirándolas con atención— No tenemos tiempo para pelear entre nosotras, debemos eliminarlas ahora ¡No voy a echar a perder tantos años de lucha por esas mocosas y mucho menos por ustedes, la inútil y la mecánica estúpida!

— ¿Olvidas quien les cubrió el trasero todos estos años, señoritas no quiero que nos vean raro?— Preguntó la más fría, mirando a sus compañeras con odio— No olviden quien las llevo tan lejos.

— ¿Ustedes se creen el centro de todo, verdad?— La extrovertida hizo una mueca— Yo soy la que ganaba dinero por ustedes desde siempre ¿Quién reparaba las cosas y quien trabajo con un mecánico? ¡Yo! ¡Yo soy quien da la cara siempre! ¡Yo soy quien tiene que aguantar las mentiras de todos!

— ¿Las mentiras de todos? Santo dios ¿Te escuchas?— Le recrimino la tranquila— Por ti nos hemos alejado de toda la gente que según tú, nos hará daño, nos mentira ¡Siempre eres tú la que tergiversa todo!

—Por eso dije que los sentimientos eran inútiles— Dijo la fría.

—Claro, la que nunca sale nos dice eso— Dijo la tranquila, alzando una ceja.

Su conversación se vio interrumpida en cuando Hela le pego en el estómago, mirándola hacia arriba con una sonrisa que solo hizo estremecer a Edwina quien tuvo que cambiar la realidad para que terminara golpeando la espalda de Navier, lo que en realidad no pareció sorprender a ninguna.

Edwina tuvo que moverse lejos de ahí, solo para encontrarse con Amapola quien la encerró en un escudo esfera.

—Esto no me detendrá— Aseguro la científica haciendo una mueca— Y tampoco bloqueara mi vista porque mi realidad es que…

—Nunca hubo una esfera— Termino Amapola quien le pateo hacia abajo para acto seguido ser cortada por la espada de Lavanda por lo que con un parpadeo ya estaba sobre un pilar.

—Mientras esto esté levantado, no habrá Orígenes para ustedes— Dijo la mujer mirando como perdían sus poderes— Y mientras yo esté aquí, entonces no podrá ser destruido ¿Lo entienden?

Acaba de establecer una ley natural, una realidad verdadera.

—Lo siento pero mientras yo esté aquí, la realidad se restaurara a su estado original— Dijo Amapola tocando el pilar de arena que no se derribó pero vibro, sorprendido a Edwina quien salto apartándose del pilar solo para ser cortada por Hela con una de sus espadas.

Edwina estaba tan molesta que cambio de lugar con la extrovertida.

—Mierda— Dijo Edwina regenerando su pierna con… Algo de dificultad— Bueno, yo aún puedo cambiar la realidad y matar a las demás ¿Estás lista? Se terminó para todos.

Pero de nuevo su poder no reacciono.

—Parece que contigo también funciona ¿Eh?— Hela le miraba con atención, esbozando una sonrisa confiada— No solo genero desgaste en las cosas físicas sino también en las cosas que no vemos como… Los Orígenes.

Edwina esbozo una sonrisa nerviosa— Imposible…




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