- ¿Entonces no sabes hacia donde se fue? - le pregunté a Isidoro.
- No, simplemente pasó corriendo por aquí y me dijo que tenia que irse
- Esa estúpida! - exclamé desesperado
¿Donde estará? ¿Como va a llegar hasta donde quiera que sea?
Lo mas rápido que pude, me subí a uno de mis coches y me puse en su búsqueda.
Las piernas ya me fallaban, se debilitaban, pero tenia que llegar allí cuanto antes.
Después de esto, me estoy planteando hacer deporte de nuevo....no estoy en forma.
Tras una muy buena carrera, llegué hasta mi pueblo. Primero fui a casa.
- ¿¡Papa!? ¿¡Mama!? ¿¡Chris!? - no había respuesta y todo seguía tirado por los suelos.
Eso aseguraba mis pensamientos.
Fui corriendo, otra vez, hasta el antiguo trabajo de mis padres....un pequeño restaurante el cual ahora estaba abandonado.
Entré allí, las paredes estaban negras y desconchadas por un incendio que hubo. La humedad hacia que aquel lugar emitiera un hedor horrible.
Habían cristales rotos y mesas destrozadas por todos lados.
Daba autentica pena.
Fui por unas escaleras que daban a un sótano bastante grande. Allí se hacían diferentes reuniones y era algo así como la "base secreta" de los dueños de aquello.
Cuatro mafiosos encabezados por el hombre que aparecía en el cuadro de la casa de Julen.
Baje con cuidado las escaleras ya que estaban dañadas por el fuego y podrían quebrarse.
Pero para mi suerte, las bajé sin que nada pasara.
- ¿Papá? ¿Mama? ¿Hay alguien? ¿Chris? - aquel lugar daba mucho miedo.
Avancé insegura, pero quería terminar aquello cuanto antes.
- ¿Hola? - no se por qué uno dice ¿hola?....incluso cuando lo veía en películas de miedo me parece absurdo....osea, estas solo en una casa, escuchas un ruido y dices "hola?".... Y si te contestas ¿que haces? Te tomas un té con el fantasma??
Seguí caminando por aquel lugar, y tal y como en las películas, solo se escuchaba ruido ambiental y el típico goteo de agua.
- Con que aquí tenemos a la primogénita de los Vell - dijo una voz siniestra detrás mía.
- ¡Ah! - exclamé del susto mientras me giraba rápidamente
- No temas pequeña, soy yo
Pero verle no hizo que me sintiera mejor....al contrario, estaba muy asustada.
Era el, el líder de los mafiosos que llevaban aquel lugar.
- Eh....Hola señor Gioni - dije algo temerosa pero intentando aparentar normalidad.
- Hola señorita Vell, ¿cuanto tiempo no? - respondió poniendo su mano sobre mi hombro - ¿como has estado?
- B....bien, ¿ustedes?
- Mmmm....- hizo una pausa mientras acercó su cara hasta la mía - no tanto
Lo último que recuerdo es que algo golpeó mi cabeza y a partir de ahí, todo se volvió negro.
- Estúpida, idiota, tonta, imbécil.... - no podía de decir insultos en mi mente. ¿Que pasaba con ella? ¿A donde habrá ido?
La inercia del momento hizo que fuera con el coche a buscarla pero....¿y ahora que?
Solo podía dirigirme hasta su casa....
Aparque de mala manera y bajé del coche apresurado.
- Alina - dije mientras golpeaba la puerta - ¡Alina!
Pero no había respuesta.
Rodeé el lugar y conseguí colarme en el edificio por una de las ventanas.
Salté hasta el suelo escuchando como los cristales bajo mis pies crujían.
- Aish..
Miré a mi alrededor, todo estaba igual que cuando vine con Alina ayer.
Revisé el lugar por si encontraba algo....y para mi suerte, vi algo que podría ser la clave.
Unos papeles de préstamo firmados por los padres de Alina....y....no.
- No puede ser....
Volví a revisar los papeles y no, mi vista no me había fallado.
Era Gioni, el Gioni que yo conocía.
Mis manos dolían, mi cabeza dolía, mi cuerpo dolía.
Tenia un sabor a hierro en mi boca.
Poco a poco abrí los ojos. Estaba atada a una silla y creo que he recibido mas de un golpe.
Miré el lugar....parecía el sótano, pero una parte que no me suena haber visto.
Mi vista se fue acostumbrando cada vez mas al lugar, hasta que lo vi.
Mis padres y mi hermana estaban delante de mi, atados, por suerte, excepto mi padre, mi hermana y mi madre estaban ilesas.
- Buenos días Alina, por fin despiertas - dijo aquel hombre acariciando mi cabeza.
- ¿¡Que es lo que quieres!?
- Mi dinero
- ¿Como....como tu dinero? - pregunté sin entender que pasaba.
- Como bien sabes, tus padres me pidieron un préstamo para llevar el restaurante y para sobrevivir un poco a su pobreza. Pero a pasado un año y aun no he recuperado mi dinero.
- ¡¿Papa!? ¿Por qué no me dijisteis nada?
- Hija....ya haces demasiado, esto son problemas de tu madre y míos, además....cada día que pasaba, el dinero que teníamos que devolver aumentaba.