Hace unos días, y al fin, salí del hospital.
Lo que pasó entre Julen y yo se quedó ahí....nadie habló del tema, además a penas hemos tenido tiempo para hablar, pues el tuvo que irse a clases y a cumplir en su casa y yo he tenido que volver a la rutina.
Afortunadamente nada grave pasó, este horrible suceso solo se quedó en un susto.
Poco a poco los días pasaron y todo volvió a la normalidad en casa, por suerte.
Al día siguiente, ya miércoles, volvía a la escuela.
Estaba ansiosa por ver a Sasha, durante todo este tiempo he necesitado su compañía pero, para mi mala fortuna, a penas pudo venir a visitarme.
Ansiosa preparé la mochila, conforme iba metiendo los libros en ella, mi ilusión fue decreciendo por una simple razón: tendría que ver a Julen.
Sin más remedio terminé de preparar las cosas y una vez le dí las buenas noches a mi familia, me acosté.
Había echado tanto de menos a mi cama que en estos días, nada más el roce de las sábanas con mi piel, conseguía que me quedara profundamente dormida.
Y esta vez no iba a ser la excepción.
Con pesadez fui abriendo mis ojos al sonido de la alarma.
Odiosa alarma.
Me puse la ropa con lentitud y pesadez. Eso de tener que ponerse una camisa por las mañanas era horrible: ¡Estaba muy fría!
Prefería cuando me ponía cualquier sudadera o camiseta que por dentro tenían pelo y te mantenían calentito.
Salí del dormitorio y saludé a mi familia, todos estaban en la mesa reparados para desayunar.
- ¿Cómo estáis despiertos tan pronto?
- Queremos celebrar tu vuelta a clase - sonrió mi madre de oreja a oreja
- ¡Vamos a comer! - exclamó mi padre preparándose para cubrir de mantequilla su tostada.
Y así fue como mi inicio de mañana sucedió. Felizmente comimos juntos y me fui hacia la UWK.
- ¡Hasta luego! - dije a mi familia una vez le di un beso a cada uno para despedirme.
Me subí en la bicicleta y comencé mi marcha hacia el lugar.
No recordaba lo pesado que era ir hasta allí, cada vez me costaba más pedalear, los gemelos empezaban a no moverse.
El sol empezaba a golpear mi cara....¡a este paso iba a llegar sudando como una cerda!
Decidí bajarme e ir a pie, de esta manera tendría que hacer menos esfuerzo y podría ir a mi paso.
Me cambié de lado para poder caminar por la sombra.
¡Bendita sombra!
De esta manera y poco a poco, llegué hasta la universidad.
Una vez aparqué mi bici, saludé a la amable y risueña conserje.
Tras eso, me apresuré a ir hacia mi clase, necesitaba ver a mi gran nueva amiga.
- ¡Sasha! - grité una vez la vi al entrar por la puerta
- ¡Lynn! - respondió de la misma forma mientras corría hacia mi.
Estuvimos un rato abrazadas antes de que me bombardeara con mil preguntas sobre todo este tiempo, mi salud entre otras novedades.
- Tengo algo muy importante que contarte - le dije en un susurro una vez llegó el profesor.
- ¿Qué es? - dijo de la misma forma
- Mejor luego, no quiero que grites aquí - respondí con cara de cómplice dejándola a ella sin saber que decir.
El señor Parker dejó de golpe su maletín sobre la mesa haciendo que todos nos sobresaltásemos: Por más que lo hiciera, no nos acostumbrábamos a ello.
- Demos una cálida bienvenida a Alina, espero que ya estés mejor - todos aplaudieron, cosa que hizo que me sonrojara.
Empezó la clase y mi amiga no paraba de mandarme mensajes escrito en pequeños trozos de papel para que le diera alguna pista de lo que quería contarle y que tan importante era.
Aunque todo fue en vano, lo único que consiguió de respuesta fue varios "Esperate, solo te quedan 20 minutos", obviamente la cantidad de minutos variaba en cada mensaje.
Las clases antes del descanso terminaron.
Sin decir una palabra, me llevó casi arrastrando hasta uno de los bancos que habían en el patio que daba a la guarida del J4.
- Cuéntame todo. Ahora. Sin olvidar ningún detalle.
- Pues verás.... - empecé
- ¡Pero rápido!
- Julen me besó.
El silencio se hizo.
- ¿¡Qué!? - exclamó segundos después - ¿¡Dónde!? ¿¡Cómo fue!? ¿¡Por qué!? Creo que me va a explotar el corazón.
- Fue en el hospital, la última vez que nos quedamos solos.
De esta manera, una gran charla entre nosotras surgió, toda entorno a lo mismo: el beso.
- No me puedo creer que lo haya hecho - dije en un suspiro.
- Besaste a un rico, a Julen, eso es increíble. Muchas chicas matarían solo por tocarle la mano. ¡Pero tu fuiste a otro nivel! - reía.
- De verdad - volví a suspirar - me gusta eso.
- Si, al fin conseguiste un puesto alto, ahora todas estas ricas están por debajo de ti.
Yo reí.