- H....hola - dije rapidamente para darme la vuelta y huir.
- ¡Alina! - escuché a la voz de Nick llamarme, pero pasé de ella.
Mi cabeza estaba pensando en una unica cosa: salir de allí.
Cogí mi mochila de la clase y a toda prisa fuí a por mi bicicleta.
No sabia hacia donde iba a ir, simplemente corrí con la bicicleta a la nada.
Los arboles pasaban por mi lado quedandose atrás.
Perdí la nocion del tiempo, no se cuantos minutos o incluso horas pasaron desde que huí de la universidad.
Llegué hasta una colina llena de arboles y allí dejé caer la bicicleta al suelo, me senté y me agarré de la cabeza.
- No puede ser, no puede ser....- empecé a hablar conmigo misma - es una broma, no era el, ¿verdad?
Comencé a llorar y llorar, todo volvia a mi mente, cada recuerdo, cada dolor....todo.
Fueron horas las que estuve allí, la noche estaba llegando y la hora de mi trabajo tambien.
Me limpié la cara con la ropa, subí en la bicicleta y caminé hacia mi casa para cambiarme antes de trabajar.
Solo había un problema....
No sabía volver.
Perfecto.
Me bajé de la bici y fui andando con ella a mi lado.
Ni siquiera tenia con que comunicarme con nadie.
¿Algo más?
Pues si. Soy Alina y al parecer nada puede irme bien.
Iba caminando por el arcen de una carretera cuando unos focos me deslumbraron.
- ¡Aparta! - gritaron desde la ventanilla.
Iba a gritarles yo tambien, pero unos metros mas alante, el vehiculo frenó.
- Anda Alina....¿como tu por aquí? - rió aquella voz....
Esa voz....
- P....pues iba hacia mi casa, a....adios
- Esperate.
- No por favor, mira olvidemos todo lo que pasó, solo hagamos como si no nos conocieramos de nada.
- ¿Eso quieres?
Yo, aun con miedo, asentí.
El fue a responder algo más, pero otra persona salió del coche.
- ¡Vamos amigo! - gritó el estúpido de Julen - Tenemos fiesta - sonrió mientras enseñaba un botellín de cerveza.
- S....si, pasadlo muy bien! - me apresuré a decir mientras me subia en la bicicleta y me dirigí hacia el lado contrario del coche.
- Alina....tu casa está hacia el otro lado - dijo Julen con fastidio.
Aunque eso fue un alivio para mi....iba a poder volver a mi casa.
- Si, si, g....gracias - respondí rápidamente con la cabeza hacia abajo.
Corrí por la carretera subida en mi bicicleta y me dirigí a mi casa.
Por suerte no me había alejado tanto.
La dejé caer en el suelo y corrí hasta mi habitación. Me tiré en la cama y hundí mi cara en la almohada....solo quería que aquel estúpido día pasara ya, pero, tenía que ir a trabajar.
Media hora después me cambié de ropa y fui hacia la gasolinera.
Las horas pasaron y mi turno casi terminaba. Fue cuando estaba limpiando el mostrador cuando un coche llegó. Dejé el trapo encima de este y salí a la calle.
- Buenas noches señor, ¿que tipo de combustible desea? - dije intentando sonar lo más amable posible mientras quitaba el tapón del coche donde hay que depositar el combustible.
- Pppues, tttte ppprefiero a ttti
¿Enserio? ¿De verdad?
- Que hacéis aquí - dije en un suspiro largo.
Al volante iba aquel estúpido ser al que llamé novio en su momento, y, al lado, el ricachón estúpido. Ambos borrachos.
- Veo que ya habéis terminado la fiesta, y que mejor lugar para terminar que en la gasolinera - respondí con tono de burla - ¿Que combustible queréis? - pregunté molesta.
- Yyyya lllllo ddddijee - hizo una pausa - aaa tttii.
Seguidamente se bajó del coche y se tiró encima mía abrazándome.
- ¡Sueltame! - dije enfadada mientras lo empujaba - ¡sube al coche!
- Nnno mmmuñeca, tte quiero aa tii - intentaba besarme.
Yo con todas mis fuerzas apartaba mi cabeza mientras intentaba meterlo en el coche.
Pero fue en un momento de despiste en el que consiguió llegar a mis labios. Mis ojos estaban abiertos de par en par, la mirada de Julen estaba clavada sobre mi y la mía en la suya. Ambos muy sorprendidos.
- ¡Aparta! - grité dándole el empujón definitivo con el que conseguí que entrara en el coche.
Cerré su puerta y metí la mano por la ventanilla para echarle el cerrojo.
- Julen, que combustible necesitais - exigí seria
El me miró intentando aguantar el mareo que tenía.
- El ddde la ssegunda máquina. El tanque cccompleto.
Sin decir nada más, hice mi trabajo, me pagaron y se fueron.
Enfadada, volví a la tienda de la gasolinera, guardé el trapo con el que estuve limpiando, cerré y me fui a mi casa.
Una vez allí lloré. Lloré todo lo que pude.
Aquel terrible despertador me levantó con otra canción: Se la cambié para intentar despertar con algo más de buen humor.
Luego recordaba que seguramente vería a aquel monstruo y el J4 y se me pasaba la "felicidad".