Se acerca la hora de salir de clases y mi corazón está muy acelerado, no se que ponerme y no se como actuar.
Llegando a mi apartamento me dirijo a darme una ducha, con mi corazón latiendo demasiado rápido, para calmarme un poco comienzo a secar mi cabello, luego lo ondulé para que se vea bonito, me puse un maquillaje ligero, elegí un vestido de color negro hasta el largo de mis rodillas, es ajustado hasta mi cintura, tiene un escote en v, me veo al espejo, sonrió pensando ¿saldré a cenar con un Conde?, ¿me veré bien?
Salgo de mi apartamento y tomo un taxi, le doy la dirección del restaurante y espero no llegar tarde, cada vez que estoy más cerca mi corazón se acelera, respiro hondo y trato de controlar mis emociones.
Andrew
Sentando esperando la llegada de Elizabeth, estoy algo nervioso, levanto la mirada para ver si se acerca de pronto la veo, ella luce hermosa, no se que hizo en su cabello pero se le ve muy bien, el vestido que lleva la hace ver aún más linda no se si eso es posible, trago saliva para calmar mi emoción cuando se acerca, me pongo de pie y la saludo, me acerco a ella siento su aroma, ese aroma tan dulce que me hizo perder la razón la vez que la bese, ella me sonríe y saluda, esa sonrisa tan hermosa que tiene, le digo que se siente.
Ella asiente y se sonroja,
—¿Tienes mucho tiempo esperando?—pregunta preocupada
—No mucho, ¿Qué tal has estado?
—Bien y tu ¿Cómo has estado?—responde de manera tímida
—Muy bien.
El mesero se acerca con una sonrisa, nos entrega el menú para que escojamos los platillos.
La noto un poco nerviosa, así que decido hacerla sentir más tranquila,
—No te pongas nerviosa, solo es una cena.
Ella sonríe y asiente.
Cuando entro al restaurante pregunto si hay un reservado en nombre de el Conde Lindsor, la recepcionista muy amable revisó los nombres y asintió al encontrarlo,
—por aquí dijo con una sonrisa,
me llevo a una sala VIP, con mi corazón acelerado, mis mejillas sonrojadas camino junto a ella, cuando veo a Andrew viéndome con una sonrisa en su rostro, me sentí muy feliz, pero al mismo tiempo muy nerviosa, luce tan guapo, lleva un traje a medida color negro, una camisa blanca y una corbata roja.
El se acerca y me saluda, me invita a sentarme, luego de hablar un poco el mesero se acerco para entregarnos el menú, la verdad soy una persona con buen apetito, pero el día de hoy no me siento hambrienta.
Al final decidí ordenar una Lobster Salad.
El ordeno salmón al vapor, acompañado de un puré de patatas.
Al terminar de comer agradecí por la comida,
—Estaba muy deliciosa, muchas gracias.
—No tienes porque agradecer, me alegra que te gustara.
Sonrió y decido preguntar muy nerviosa,
—Andrew, ¿Qué es lo querías hablar conmigo?
El me ve con sus ojos color miel y en ellos puedo ver un brillo que no puedo comprender, encogiendo sus hombros dijo,
—Bueno, la verdad solo quería salir contigo.
Cuando el dijo eso mis mejillas automáticamente se pusieron ruborizadas, baje la mirada pensando en qué no puedo comprenderlo, sonrió y antes de poder responder, me entregó una cajita de regalo,
—Toma, ábrela espero te guste.
Observe la cajita y era hermosa, dentro de ella tenía una elegante pulsera de plata. No supe como actuar,
—Es hermosa, ¿por qué me la regalas?
El tomo la pulsera y me pidió que extendiera mi brazo, la coloca y sonrió,
—Desde el día que te bese no he podido sacarte de mis pensamientos, no podía comprender el por qué, hasta que me di cuenta que me gustas, nunca me había sentido de está manera, quiero cuidarte y hacerte feliz.
Mi corazón estaba a mil por hora, las manos me temblaban, los ojos se me cristalizaron por sus palabras y por su obsequio, trate de calmarme pero no lo lograba, respiré hondo y sonreí para evitar que las lagrimas cayeran por mis mejillas,
—Andrew, eres muy dulce, cuando te conocí, me pareciste muy interesante, cuando te veía sentía algo en mi corazón pero no podía comprender que era, pero ahora lo se, tu también me gustas pero Andrew lo nuestro no puede ser, tu sabes que eres un Conde eres una persona importante yo solo soy una escritora no soy ni de este país soy una extranjera y vine a estudiar aquí, cuando mi beca culmine me iré.
El sonrió y se acercó a mi, mi corazón estaba muy acelerado y sin darme cuenta tenía sus labios sobre los míos, todo a nuestro alrededor desapareció, podía sentir su aroma y sus manos tocando mi rostro, en ese preciso momento me sentía feliz, me sentía completa, cuando me faltaba el aire, recordé que estábamos en un restaurante, separándome de él, con mis mejillas ruborizadas abro mis ojos y lo veo a el sonriendo.
—Elizabeth para mi tu eres muy importante, no me importa quien eres ni de donde vienes, nunca me he sentido así.
—Andrew, eres muy lindo, tampoco he sentido algo así por alguien, tu eres el primero, pero no podemos salir.—para tratar de tranquilizarme le dije que iría al tocador.
No tengo idea como logré llegar al tocador, me vi al espejo y estaba con mis mejillas muy rojas, viendo la hermosa pulsera en mi mano, comencé asimilar lo que está sucediendo, una parte de mi estaba muy feliz, pero una pequeña parte de mi creía que lo nuestro no podía suceder, el era un Conde reconocido y yo solo soy una chica normal, luego de calmar mis emociones, volví a la mesa y ahí estaba el esperándome con una sonrisa, sin darme cuenta yo también le sonreía el había pedido el postre, para mi pidió un pastel de chocolate, recordé que la última vez que estuve aquí con ellos, Steven me pregunto cual era mi postre favorito y yo dije que el pastel de chocolate.
—No puedo creer que lo recordarás sonreí.
El asintió un poco avergonzado porque descubrí que aún recordaba mi postre favorito,
—Claro que lo recuerdo, no ha pasado mucho tiempo.
Editado: 11.06.2022