En la arena de mi mente, un gladiador sin espada,
luchando contra sombras que me devoran con calma.
La muerte me acecha sin ningún tipo de pausa,
mientras trato de aferrarme a honor, nobleza y causa.
El eco de mis pasos resuena,
en el vacío, en busca de respuestas de este maleficio.
La soledad me abraza, fría y despiadada,
pero en mí solo hay una palabra y esa es esperanza.
Vida solo es un juego cruel,
donde todos tiene la facilidad de perder,
pero mi lucha continúa hasta el último de los alientos,
hasta que de la tormenta de mi pecho no dejen de salir vientos.
En cada cicatriz, una lección aprendida,
Y en cada derrota, una fuerza desprendida.
La muerte me amenaza, aferrada a mi alma fría
buscando yo respuestas en mares de agonía.
Un peso mal cargado, buscando la redención
en un mundo que ya para mí no hay ningún amor.
Nota del autor: sé que me tardé algo publicando este capítulo, pasa que se me hizo difícil estudiar al Can y tratar de recrear esa esencia de él, sobre todo hacer algo de cero según cómo está sintiéndose en la novela, por lo menos pude adelantar algo del otro capítulo para poder irlo publicando la semana que viene. No sé realmente quién esté leyendo esto o quién esté pendiente, pido disculpas a aquellos quienes han llegado hasta aquí y a quienes los he tenido esperando por mucho. Finalizaré esta novela, tengan fe de eso, ahora con un ritmo más constante porque tengo todo para poder marchar firmemente al final. No tengo nada excepto todo.
Nota de la nota del autor: sí, esto es un capítulo, se sale del esquema general de lo que es un capítulo en narrativa, pero así me gusta, unos versos como si fueran del Can, por lo menos, mi mejor intento.