Ni Tan Perra, Ni Tan Santa

Prefacio

 

Si te das cuenta, en la mayoría de las historias de amor siempre existe una sola versión: La de la chica buena. Esa a quien todos odian pero terminan amando; la misma capaz de conmover con sus lágrimas; por supuesto, se queda con el protagonista.

Sin embargo, han de aprender algo, ya que la historia es narrada a su antojo por supuesto se hará la mártir y les hará tener lástima por todo lo que sufre.

Para mal de todo ustedes terminarán apoyando su causa y hasta les dará por odiar a la perra quien la hace sufrir; de hecho, si la tuvieran frente a ustedes y no son cobardes la agarrarían de los cabellos, pero como es poco probable de que eso suceda, entonces se conforman imaginando entrar al libro y hacerlo, o de por sí como saben que al final de la historia esa quien hizo sufrir es quien terminará haciéndolo, en el peor de los casos termina muriendo sola en una habitación, se quedan tranquilos ya que el karma llegará a su vida. 

Pero entonces ¿Por qué no escuchar la versión de la chica mala? Esa que todos dicen amar pero en realidad detestan; la que no es capaz de conquistar a nadie por su podrido corazón y la que aseguran no sufre porque no posee uno.

¡¿Qué pasa conmigo entonces?!

Aún teniendo las características de antagonista bien puedo ser quien se quede con el papel principal; yo también puedo llegar a conmover si me lo propongo; también merezco recibir flores y corazones de chocolates; obtener mi historia de amor y ganarme el corazón del protagonista, y conseguiría todo lo que me he propuesto pese a que todo conspira en mi contra. 

Si se van a dar el lujo de ponerse del lado de la santa, por lo menos vean el otro lado de la moneda y saquen conclusiones luego. Por lo mismo, primero debo contarles mi vida.

Como soy una perra pretenciosa, quiero empezar diciendo que tengo un castillo, oh no, mejor que sea una mansión, sí, una lujosa y moderna mansión será, porque como esta es mi historia voy a empezar mintiendo, así que si estás sentada o sentado agárrate bien fuerte de la silla no vaya a ser que caigas para atrás cuando sepas lo maravillosa que es mi vida.

Mi llegada a la universidad es en uno de los mejores autos que existen en el mundo, el cual a veces me da por cambiar por otro mejor. Siempre vistiendo con el último grito de la moda porque mis padres cumplen todos mis caprichos, pues están forrados en dinero y para que yo no me de cuenta de que su matrimonio es una falsa.

Soy la líder de las porristas; un alma libre que hace fiestas en su enorme mansión cuando quiere, porque los responsables de mi cuidado están siempre de viajes; me acuesto con todos los chicos de la universidad para llamar la atención que en mi casa no me dan y además, no tengo ninguna preocupación más que limar mis uñas e ir de compras.

Agreguémosle también que soy la novia del irresistible capitán del equipo de fútbol, quien me correspondía hasta que llegó la chica tonta de la historia y por una bendita apuesta cupido flechó su corazón y se enamoró de ella y eso, sumado a la desatención que recibo por parte de mi familia, es la razón por la que soy tan perra y hago sufrir a todos.

Y como dije en un principio, todo es una mentira.

Esta chica el único cambio que hace para llegar a clases es cuando decide qué medio de transporte usar, si el metro, tren, taxi o sencillamente un bus. Aunque a veces puedo llegar vistiendo de marca, el único grito que me pega la moda es cuando la mayoría de los días llego usando la misma ropa de temporadas pasadas o las que compro en rebajas por la sencilla razón de que mis padres no cumplen ningún gusto que pueda llegar a tener porque en realidad no vivo con ellos y mucho menos nadan en dinero.

No soy tan libre al punto de salir cuando quiere, porque a pesar de que tengo diecinueve años vivo con mi abuela y como es su casa ella impone sus reglas; menos hago lo que se me venga en gana al punto de acostarme con todos los que quiera, aunque en realidad no veo el problema en hacerlo. Por otra parte, las preocupaciones son parte de mi vida al tener que estudiar y trabajar.

Y no, no estoy enamorada del capitán del equipo de fútbol, aunque si lo estoy de un chico normal. Pero por supuesto que para que sea una buena historia él debía tener novia y por supuesto que esa no podía ser otra más que la santurrona y mosca muerta chica escuálida, más buena que un pan, tan buena que estaba a punto de ser beatificada; era incapaz de romper un plato, aunque yo estaba segura que era capaz de romper la vajilla completa.

La mayoría la adoraban, mi caso era diferente. Todos llevamos demonios dentro y ella no era la excepción a la regla. A mí por el contrario me odiaban, porque en esta historia soy la culpable de hasta si a la protagonista se le quiebra una uña, soy la mala, pero ¿quién dijo que para serlo se necesita ser la líder de las porristas? Yo no lo soy, puedo asegurar que ella tampoco es buena y él tampoco es el capitán del equipo de fútbol por el que la mayoría de las chicas suspiran, solo tres chicos comunes con sueños, que harán todo lo posible por cumplirlos, por lo menos de mi parte será así, aunque para ello tenga que deshacerme de aquella que se adueñó del papel principal y de un maldito chucho que apareció en el camino.



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En el texto hay: juventud, desamor, amor

Editado: 05.07.2019

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