Ni Tan Perra, Ni Tan Santa

Capítulo dos:

Has de entender que todo lo que hago es porque te quiero.

 

En el mundo había mucha mierda regada, así limpiaras el piso quedarían rastros de ella. Personas aparentando ser ovejas cuando son simples lobos con lana como disfraz.

Sería hermoso poder ver los corazones de las personas, así sabríamos a qué atenernos con ellas y no nos sorprenderíamos ante los hechos que hacen a escondidas de los demás. Yo me he llevado una gran sorpresa al ver a las dos hijas del hombre más recto del vecindario vecino maltratando a la hija de la chismosa del barrio, una mujer que está pendiente de la vida de los demás y descuida la de su familia.

Rachel, así se llama la chica, llora y asiente a algo que no logro escuchar mientras las otras dos la amenazan.

Suspiro. Lo que más deseaba luego de un tedioso día de universidad era descansar, por lo mismo no intervengo y decido irme a casa. No me da placer el sufrimiento, pero ella misma tendría que aprender a defenderse. Es cierto que la puedo defender hoy, pero mañana lo más probable es que nadie estaría ahí nuevamente para ayudarla y entonces todo se pondrá peor porque las chicas tomarán medidas más drásticas contra ella. Todo acabará cuando ella entienda que no es menos que nadie y se valore como lo que es, una persona igual de valiosa que las demás.

Detengo mis pasos al observar a la madre de la chica sentada frente a su casa conversando demasiado relajada con otras vecinas, mientras su hija seguramente estaba siendo golpeada por las otras dos.

— ¿Vieron a las hijas del señor Rupert?—  las otras asienten a su pregunta — Oh, esas chica son hermosas y educadas hasta la médula.

Tenía que estar jodiéndome, estaban hablando precisamente de las dos chicas que acababa de ver. Hasta hace minutos también creía que eran buenas, así que no puedo culparla por haberse dejado engañar por unos rostros dulces.

— ¡Hola Brad!— saluda al verme — ¿Vienes de la universidad?

— Correcto.

— Oh, eres una chica tan responsable con sus estudios. Además, eres una excelente nieta.— es cuestión de asentir y darle la espalda cuando está hablando mal de mi.

— ¿Porqué mejor no se calla y va ayudar a su hija que en estos momentos ha de estar siendo golpeada por las dos chicas que está idolatrando?— vale mierda faltarle el respeto a una persona mayor porque ella no se lo merece.

— ¿Qué estás diciendo? Mi hija ha de estar en el instituto.

— Entonces supongo que fue a su clon a quien vi en el callejón del vecindario.

— Les dije que esas chicas no eran buenas— es lo que dice a las demás y no le da importancia a lo verdaderamente importante.— Sabía que esas caras de moscas muertas que tienen...— dejo de escuchar y sigo mi camino.

Vaya madre. Lo más probable es que al ver que su propia familia no le da el trato que merece es que la chica no ha encontrado su lugar en el mundo. La compadecía, con esa familia ya yo hubiera echado a correr y alejado de ella.  

A veces me parece injusto que algunas personas se le haya dado el privilegio de tener hijos cuando no lo merecían y a otras se le haya negado uno cuando se merecían hasta el mundo.

Es cuestión de minutos para llegar a mi casa y quedarme viendo como una tonta sus alrededores. Para tres personas mi casa resultaba ser grande, pues contaba con dos pisos. En el primero se hallaba la habitación de mi abuela, una para huéspedes, el depósito, la cocina y la sala. En el segundo solo la habitación de mi tía y la mía, el resto era espacio en blanco.

Y al igual de grande, mi casa ha de ser una de las menos artística e ilógica que he visto en mi vida. Solo abriendo la puerta ya te encontrabas con la escalera que supone te llevaba al segundo piso, pero la verdad es que no llegaba a alguna parte más que a tocar el techo porque al parecer a quien construyó la casa se le hizo gracioso hacer una broma, porque la verdadera escalera estaba un poco alejada de esta. Eso era una de la incoherencias con las cuales contaba mi hogar, la otra era la chimenea que se hallaba en la sala y que no contaba con algo para que el humo no terminara inundando la casa. Obviamente ellas fueron un error.

No obstante, había buenos gustos en la forma en que Ellen terminó decorándola en un estilo minimalista y elegante.

Me preparo unos sándwiches y subo a mi habitación a terminar de hacer un trabajo de la universidad, todavía con el pensamiento de qué le puede estar pasando a aquella chica.

***

 

— Vaya — la voz de Hannah cerca de mi oído me asusta. La miro con sus ojos en la computadora y una sonrisa de burla—, no puedo creer que estés stalkeando el Facebook de Sean para ver qué publica. Me has decepcionado Brad.



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En el texto hay: juventud, desamor, amor

Editado: 05.07.2019

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