Ni Tan Perra, Ni Tan Santa

Capítulo siete:

 A veces es difícil comprender a las personas.

 

Lo peor de tener una escayola en la pierna no es la incomodidad que puedo llegar a sentir o no poder caminar  bien, sino que todos quieren escribir en ella. Primero fue Vanessa, segundo mi tía, tercero Drew y ahora Hannah quien se dedica a dibujar algo, mientras Vanessa me hace un peinado. 

No sé quien les dijo a ambas que sabían dibujar o peinar,  las dos eran una mierda en ello.   

— ¿Hannah, falta mucho?— Pregunto.

Estaba cansada por estar tanto tiempo sentada de manera encorvada en la cama. Sentía que de seguir así, por muy suave que fuera la misma, quedaría sin nalgas y apostaba hasta que la raja del culo podría desaparecer. Sí, así de locos eran mis pensamientos.

— No Bradley, solo estoy finiquitando los últimos detalles    — Informa— , pero si dejaras de moverte ya hubiese terminado.

— Llevas rato diciendo lo mismo.— siento a Vanessa tirar de mi cabello y aunque maldigo, solo es mentalmente.

— Silencio Vanessa, me desconcentras — comenta — . Además, no veo que tu lo hayas hecho.

Las escucho discutir y quiero levantarme de mi cama y salir corriendo lejos de ambas, pero son ellas y sus discusiones o mi abuela y sus sermones; prefería la primera opción. No es que se lleven mal, pero Vanessa últimamente se trae un genio de los mil demonios ,supongo que por lo de su ruptura, y como Hannah nunca parece callarse termina por responderle y empieza Troya.

Han pasado cuatro días de lo ocurrido, sigo conservando las vendas en mi torso, y la escayola en mi pierna y aunque mi rostro ya no se encuentra hinchado sí con algunos moratones que dejaron los golpes como resultado, por ello no he podido asistir a clases o al trabajo. Además, mi abuela me había prohibido hacerlo dado que tenía miedo de que me cayera por las escaleras, y no contenta con ello también me prohibió las salidas hasta que me recuperara. Insólito.

— Terminé— comenta Vanessa y llevo mis ojos hacia el espejo para verme. Lo que dije, fue un error haberle confiado mi cabello—. No como otras.

— Pues el arte lleva tiempo, no como las mierdas de peinado que haces.

— Discúlpate conmigo por lo que has dicho.

— Jamás.

La discusión empieza nuevamente y ahora quiero lanzarlas por la ventana. Por suerte todo se calma, Vanessa se dedica a enviar mensajes — espero no sea a su ex— , y Hannah sigue dibujando hasta que veo la enorme sonrisa desplegarse en su rostro y sé que ha terminado.

— Listo. Ahora puedes ver lo que he creado con mis manos.— Pide. Hago lo que dice y posterior a ello me lanzo en la cama.

No sé cómo permití que Hannah pusiera sus manos en mi pierna, porque ahora tengo dibujado un enorme pene en ella y corría con el riesgo de que mi abuela se volviera loca con eso o le diera un infarto. Mi abuela tenía razón al decir que Hannah estaba loca.

— ¡Por Dios! — exclama Vanessa viendo el dibujo— El pene puede que tenga vellos al principio del tronco, pero en el glande ¿Es en serio?  

— Lo quise hacer más artístico. —es todo lo que responde colocando sus manos en la cintura. Cubro mis ojos con uno de mis brazos porque sé lo que vendría.

— Pues perdona pero eso no es arte, un poco más largos esos vellos y podría confundirse con barba y peluca  — declara— . A veces me da la impresión de que eres virgen.— Hannah ríe y yo igual.

— Eso es como decir que perder la virginidad no duele, falso. Prueba de ello es Brad, ella me encontró en pleno acto. — se mofa hasta de ello la puerca.

Les digo que no es nada agradable ver a una de tus amigas follando como conejo. No es lo mismo que te lo cuenten a verlo con tus propios ojos.

>> Admítelo, solo estás envidiosa por la mierda de peinado que has hecho.

— Me parece una falta de respeto tu comentario — reprende— . Yo no he llamado a tu dibujo mierda.

— Lo has pensado y lo insinuaste, es lo mismo. — asegura—. A ver Brad ¿qué prefieres, el dibujo o la mierda de peinado que llevas en tu cabeza?— No contesto.

— No entiendo cómo puedes estudiar abogacía cuando tu repertorio está lleno de la palabra mierda — muy cierto— .No te imagino en el juzgado, seguramente hasta llamarás de esa forma al juez cuando no logres ganar un caso.

— ¿Y tu qué? —  esto iba terminar mal. Conozco a Hannah y sabía que siempre era cruel con sus palabras.— Apuesto a que llorarás cuando pierdas un caso porque es lo único que haces cuando algo no sale como quieres.— Lo dicho. 



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En el texto hay: juventud, desamor, amor

Editado: 05.07.2019

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