Se vive el presente; se piensa el futuro.
Las cosas entre Sean y yo eran sencilla: me había enojado con él , él igual se enojó conmigo y entonces yo ,como soy mujer, me enojé más porque él se había enojado. Algo confuso, pero sé que llegaron a comprenderme.
Ahora, lo más probable es que en su mente me esté gritando cuan descarada era por el hecho de haberme aparecido en su casa luego de la discusión, pero me daba lo mismo porque sencillamente no pensaba dejar de venir y perder la amistad que tengo con sus padres por lo que pasó entre nosotros.
No podía decir que a Sofía le pareció bien lo que hice porque decir eso sería mentir, me regañó porque obviamente no vio con buenos ojos que su nuera fuese una loca desquiciada y se pusiera a gritar por la muñeca que le han quitado de sus manos, en este caso un muñeco. Por suerte, el señor Seb no se enteró de nada y pues Seth como siempre ajeno a lo que sucede a su alrededor.
Por su parte, el idiota se dedica a pensar en la forma de asesinarme mientras lleva un sándwich a su boca y esta vez no me parece lindo las migajas de pan que caen de ella y da a parar a su camisa, menos querer subir a la mesa y llegar hasta él para besarlo.
En este caso quiero que el pan se quede atorado en su garganta y se ahogue, o que de llegar a su estomago quede pegado en las paredes de este e igual muera y de no ser así que los pedazos de pan vuelvan a unirse y cuando vaya a defecar termine muerto por salir de su culo el pan entero. Estoy segura que eso no es posible, pero imaginármelo causa risa por lo que termino haciéndolo ganándome la atención de todos, quienes me ven como si estuviera loca. Mejor dejo de pensar estupideces.
—Pásame la mermelada —habla, más migajas cayendo.
Debo anotar que no puedo llevar a Sean a un restaurante porque me dejará en vergüenza con su fea forma de comer.
Me hago la loca y sigo desayunando importándome poco que lo pedido por él se encuentre muy cerca de mi. Sé que si decido pasarle lo pedido no lo tomaría porque así de infantil puede llegar a ser. Solo está buscando una forma para discutir y hoy no estoy de ganas para ello.
Su madre es quien termina de pasarle el frasco de mermelada y a partir de ahí todo es silencio. Al parecer los ánimos de todos estaban por el suelo, hasta el pobre Seth estaba callado.
Sofía de seguro está triste porque el tiempo de despedirse de su trabajo se acerca; Seb pensando en cosas relacionadas con su trabajo; Sean no le agrada la idea de que algunas veces vaya a desayunar con ellos y arruine su día y pues el pequeño monstruo se levanta con un humor de los perros y no es hasta largos minutos que decide dar su primera sonrisa del día.
Dios, esto podía llegar a deprimirme y hasta me podía dar por cortarme las venas con un fideo si sigo en este incomodo y sepulcral silencio. Por lo mismo termino de desayunar y me despido para ir a mi trabajo.
Importa poco que Sofía diga que espere a Sean para irnos juntos. No lo hago porque no íbamos por el mismo camino ya que él hoy veía clases en el día y yo entro en la tarde. Además, no dudo de que nos mataríamos en los cortos pasos que lleguemos a dar juntos.
Suspiro. Caminar sola y pensar un poco de vez en cuando no viene mal.
***
—En conclusión te acostaste con tu vecino, el mismo con el que juraste no volver a tener sexo, luego de encontrar a Elvira siendo un jinete y montando el potro de Sean —asiento.
La cara alarmada de la señora Walker, cliente habitual de la boutique, a quien Hannah se dispone a cobrarle causa risa. Abanica su rostro con una de sus manos y hasta inhala y exhala rápidamente. Solo le falta sudar y parecería como si estuviera en labores de parto.
Soy consciente de que no deberíamos estar hablando de esto en el trabajo y frente a una mujer de avanzada edad porque corríamos con el riesgo de que le de un infarto o decida no volver a la tienda, pero como ciudadanas de los Estados Unidos podemos expresarnos libremente donde y como queramos, aunque esta vez solo lo hago porque quiero desahogarme. Igualmente no le veo nada de malo en hablar de sexo frente a una señora que ha de conocer muy bien un pene dado la cantidad de hijos que tiene.
Le había ido a contar todo a Vanessa, tuve que discutir nuevamente con su madre para poder llegar a su habitación y cuando lo logré lo único que obtuve fue que me dijera: que bien, y luego se dispuso a dormir nuevamente.
¿Qué se supone estaba bien? ¿la infidelidad de Sean? ¿ el polvo con Drew? No me quedó claro.
Sé que aún sigue deprimida por lo de su feo ex-novio, sus ojos hinchados me lo hicieron saber, así que no podía llegar a culparla. Pero esperaba más de ella, mucho más.
Agradezco entonces que Hannah aunque no de los mejores consejos y no diga las palabras correctas haga lo mejor que puede escuchándome.
— Bueno, pasaron dos días en realidad de lo sucedido para acostarme con Drew. —recuesto mis brazos encima del mostrador viéndola pasar la tarjeta — Te digo esto Hannah, no es bueno emborracharse y llorar sola en tu habitación recreando la escena una y otra vez. — sacudo mi cabeza para sacar la escena que está volviendo —Sabes, hasta me puse a ver porno, aunque solo fueron unos cortos minutos porque lo que pasan hoy en día es una mierda. Seriamente no sé qué les pasa a las páginas para adultos. Aunque eso hizo que me pusiera cariñosa y pues obviamente mi temperatura corporal subió.