Nibiru 3 - La Cosecha

3

Gulf miraba a su alrededor sin poder creer lo que veía.

No sabía qué era lo que lo cautivaba más : si presenciar aquella extensión de tierra, hasta ahora lodosa y helada, y verla de repente cubierta de retoños cargados de futuras flores y frutos; o deleitarse con aquella visión surrealista de esos seres que habían bajado hacía una semana, literalmente del cielo, y que superaban incluso a la imaginación más frondosa que cualquiera pudiera tener.

Recorrían aquella granja, chasqueando sus dedos, murmurando sonidos extraños imposibles de imitar.

Gulf no decidía qué era más extraño y maravilloso al mismo tiempo...Ver al pequeño gris saltando por entre el maizal o al gigante reptiliano...

El reptiliano, alto, fornido, con su piel cetrina, y escamosa que tenía un peculiar brillo cuando la luz del sol se posaba sobre él. Un soldado experimentado, según le había contado Mew a Gulf, valiente, fuerte, inconmovible, de carácter taciturno, con un rostro que casi nunca expresaba emoción alguna salvo cuando ...

—¿ Qué has dicho?— susurro Gulf a Mew mientras espiaban furtivamente al reptiliano, desde un árbol de manzanas hasta ayer viejo y hoy cargado de florecitas blancas y rosadas.

—Está ... enamorado ... si no me crees, sólo observa cómo se pone cuándo lo ve ... Es un Comandante de miles de años, que ha luchado y ganado cientos de guerras interestelares, que no le teme a nada ... pero que se pone nervioso cuando él anda cerca ... Y fíjate ... cuando le habla, empieza a temblar y hasta se le caen las cosas de las manos ...

Gulf volvió otra vez su vista al reptiliano quién ahora, trataba de recoger los huevos de las gallinas en un canasto de mimbre pero sus largos y gruesos dedos y sus uñas retorcidas le hacían muy difícil la labor. Cuando después del tercer intento pudo tomar un pequeño huevo colorado de un rincón, una voz le llegó desde varios metros atrás ... y le bastó un segundo para que sus garras reptilianas temblaran y el huevo acabará estrellándose contra el piso enlodado del gallinero.

— ¿Necesitas ayuda?

— Abuelo ... yo ... no ... abuelo ...

El reptiliano gruñó enojado y a pasó presuroso se alejó del abuelo Conrad que lo miraba desconcertado.

Gulf sonrío pícaro.

—Hacen linda pareja ...

Mew sonrío también.

—Y hablando de parejas ...- Gulf se acercó más a Mew y le susurró en el oído— cuando estábamos en Nibiru ... aquella nave ... nos interrumpió ...

— En serio.¿ Y por qué no lo recuerdo? ¿Qué estábamos haciendo...?

Gulf se mordió el labio y sintió que su rostro se teñía de un rojo intenso.

—¿ De verdad no lo recuerdas? ¿Deseas ... que te muestre ... en dónde nos quedamos?

Gulf Se acercó más a Mew y pegó su cuerpo al de él. Se estremeció al sentirlo. Y su corazón se aceleró cuando la mano de Mew, con rapidez y decisión, se escabulló por debajo de su camisa y comenzó a descender. Y justo cuando Gulf sentía que todo su cuerpo se encendía, un chirrido intermitente, ensordecedor y agudo hizo que Gulf soltara a Mew y se tapara los oídos instintivamente.

—¡Lo lamento Gulf! Ya le he pedido que baje la intensidad cuando hable.

Mew miró serio al pequeño ser gris que se les había acercado furtivamente. Su pequeño cuerpo y sus extremidades finas y alargadas que acababan en tres dedos translúcidos estaban ahora cubiertos por un viejo vestido color rosa chillón tejido a crochet, apolillado y arrugado, que le quedaba un poco grande y al que aquel ser gris se había ceñido al cuerpo atando a su cintura un cinturón de cuero marrón.

— No lo retes ... No es su culpa ...

El ser gris emitió un extraño silbido bajo y sostenido.

—Me gusta cómo te queda ese vestido. Era de mi madre. Ella misma lo tejió.

El pequeño ser hizo una extraña mueca con sus labios extremadamente delgados y emitió otro silbido bajo.

—De nada ...- sonrío Gulf.

—¿Por qué lo alientas?—Mew seguía enojado — ¿Qué quieres ...? Si vienes a interrumpir para preguntar otra vez qué almorzaremos hoy, no lo sé...

El ser gris lo miró fijamente por un par de segundos, en silencio. Entonces el rostro de Mew pasó perceptiblemente del enojo a la seriedad. Y luego a la preocupación.

— Hay noticias ...— murmuró Mew tomando a Gulf de las manos y trayéndolo hacia él.

Gulf se mordió el labio nervioso. Y al ver que Mew sólo lo miraba y sin decir nada más, Gulf asintió, sintiendo que sus ojos se humedecían.

—Tienes que marcharte ..., ¿verdad?

y sin esperar una respuesta, Gulf soltó con violencia las manos de Mew y se alejó corriendo. Y no paró de correr hasta que llegó a su altillo. Y así, abrazándose como si fuera un niño pequeño, comenzó a llorar sintiendo que con cada lágrima su corazón se moría cada vez un poco más.

 


 



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Editado: 07.10.2023

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