— Recuérdame, Comandante Mew, cuántos años tienes en este cuerpo que llevas ahora.
Mew siguió con su mirada fija en el horizonte. Desde la cima de aquel impresionante Monte Hermón, Urantia se veía excepcional.
Había esperado con paciencia a que esa cálida energía que le había hablado se acomodara cerca suyo. Y recién entonces la miró.
Le dio un poco de gracia que aquel ser que tenía casi la misma edad que el propio universo, hubiera escogido un cuerpo de niño para descender a Urantia y mostrarse ante él.
Llevaba una fina capa de lino que le cubría todo su delgado cuerpo. Su rostro de piel aceitunada, bellamente humano, brillaba bajo la luz de la luna llena de una manera casi hipnotizante.
El ser se echó la capucha hacia atrás, revelando un cabello platinado y brillante.
—En términos humanos ... cumpliré 4501, en abril. Soy todavía un adolescente.
Aquel cuerpo luminoso aunque ahora humano desprendió una risa infantil genuina. Y entonces Mew supo que había sido una buena idea concertar esa reunión allí, en el corazón mismo de Urantia, donde la primera cosecha se había llevado a cabo.
Bastó que pensara en la cosecha para que aquel extraño y luminoso niño lo mirara.
—Sabes, porque conoces la historia de primera mano, que esa cosecha no estaba permitida. Y aún así, sin la aprobación del Gran consejo de los veinticuatro Ancianos, aquel grupo decidió intervenir. Las consecuencias de mezclar nuestro ADN sin supervisión y dejando rastros y presencias físicas, y enseñando, puede ser muy peligroso ... las consecuencias ...
— La única consecuencia mala de aquella intervención- interrumpió Mew en voz baja— fue ese diluvio que esa fracción pleyadiana de destructores inventó para acabar con nuestra descendencia. Y destruyeron a miles de humanos también en su proceso de ... limpieza y equilibrio ...
—El Consejo no está muy orgulloso de esa parte de la historia ...—admitió el niño de cabellos plateados— pero no estamos hablando de los Observadores, o del humano Enoc y su descendencia, estamos hablando de tus acciones ...
—¿ De qué se me acusa exactamente...?
— Intervención en una vida humana, aunque fueron en varias, resistencia y fuga de la autoridad, aunque debo decir que las acciones de aquel Comandante están siendo evaluadas. Se te acusa también de fomentar un motín en una nave de la Federación Interestelar para tus propios planes personales ...
" Ese fui yo ..."
Aquel pensamiento resonó en las mentes de Mew y del Niño plateado, al mismo tiempo.
—¿Por qué Él está aquí?— preguntó el niño mirando hacia unos olivares.
" ...porque a donde él vaya ... yo voy"...,
se oyó fuerte y claro en las mentes de los dos.
—Voy a hablarte con absoluta honestidad, como siempre. Intervine porque creo que fue lo justo. Le di mi ayuda a ese humano porque la necesitaba. Y luego hice lo que hice porque para eso fuimos creados. Yo no soy sólo un Observador. Tengo en mi esencia ADN de varias razas interestelares diferentes. Mi parte gris me hace apto para largos viajes en el espacio; mi parte reptiliana me hace fuerte, sano y longevo; mi parte Pleyadiana Arcturiana me hace compasivo, amoroso y empático. Eso es lo que soy. Tengo la capacidad de amar, incluso a pequeñas criaturas como ellos. Mi contribución al universo no es solo mirar, observar ... es dar amor ... y recibir amor. Se puede aprender más en una semana viviendo entre ellos que pasando miles de ones de tiempo de consulta en los Registros Akáshicos. No es suficiente con donar ADN, para crear vida, hay que experimentarla ...
Un chasquido corto pero ensordecedor les retumbó en las mentes de ambos.
El niño plateado volvió a mirar hacia los olivares justo cuando el pequeño gris, arrastrando su vestido rosa chillón se escondía detrás de un tronco frondoso.
— Saben que los percibo, aún cuando tengo este cuerpo humanoide, y aún así se esconden...—Mew se sorprendió antes las palabras y la carcajada divertida e inesperada del niño blanco- Hablaré con el Consejo ...
—Pero antes de hablar con ellos, siente por favor mis recuerdos, experiméntalos y llévaselos a ellos ...— imploró Mew acercándose a él.
El niño de cabello color plata lo miró sonriente.
—Ya lo he hecho, Comandante, mientras hablábamos. Ya he experimentado lo que tú has experimentado ... y tengo curiosidad por saber qué es eso que me has traído como ofrenda.
Mew le acercó un recipiente oscuro, levantó la tapa y se lo ofreció, agachando su cabeza de manera solemne.
Con una seriedad absoluta y como si se tratara de un complicado y peligroso ritual, el niño blanco extendió uno de sus dedos translúcidos y rozó con extremo cuidado el interior del recipiente.
Un minuto después, se lamía los cinco dedos de cada mano emitiendo sonidos de placer.
— ¿Cómo has dicho que se llama este elixir...?
—Puré, mi señor.
El niño blanco sonrío complacido.
— Si el consejo aprueba tu petición una nueva cosecha podrá permitirse en Urantia. Pero me veré obligado a ... supervisar ... tendré que bajar ... bastante seguido ...
Mew sonrió.
—Habrá toneladas de puré, esperándote ... pero aunque creo que el puré es una de las comidas más deliciosas del mundo no hay nada más delicioso en todo el universo que el sabor del beso de un ser humano al que amas...
Y apenas Mew acabó de pronunciar estas palabras, el niño blanco, iluminado con el recipiente vacío en sus manos, desapareció en un abrir y cerrar de ojos. Y unas palabras con voz infantil y divertida resonaron en las mentes de Mew, su amigo reptiliano y el pequeño gris...
" EL TIEMPO DE LA COSECHA HA LLEGADO..."