Nibiru

8

—¡Maravilloso! —exclamaba Mew cada dos ó tres pasos— Flores..., ¿verdad? ¡Y esto es tierra y aquellas son...aves...! — Gulf asentía— Ga...Ga...— Mew cerró los ojos tratando de concentrarse— Ay...Yo sé cómo las llaman aquí...Espera, ya lo recordaré...

— Gallinas...— susurró Gulf.

—¡Gallinas, claro! ¡Qué animales tan bellos y perfectos!— aplaudió Mew contento.

Gulf lo miró por varios segundos mientras juntaba huevos en una vieja canasta de mimbre.

—¿No hay...gallinas en donde vives?

—No, por desgracia. Todos los animales están prohibidos. Fuente de bacterias y enfermedades. ¡Una lástima! Me encanta la fauna de tu planeta.

Gulf volvió a mirarlo fijamente.

"Debe ser cierto, pensó, en los hospitales psiquiátricos quizás no permitan animales."

Hospitales psiquiátricos..., repitió en su mente.

'Ya es tarde para arrepentirse...", se dijo a sí mismo.

Ni él ni su abuelo podrían hacer nada si aquel loco tenía de repente un brote de violencia y los atacaba.

—¿Por qué te asustaste, Gulf?— la voz suave de Mew lo sorprendió..

—No...estoy asustado...

—Claro que lo estás. Puedo percibir que tu olor disminuyó rápidamente.

—¿Mi...olor?

—Todos ustedes, los humanos, tienen un olor y una intensidad lumínica característicos, distintivos, únicos como una huella dactilar. Son una especie fascinante. Y tu olor es... adorable. Hueles a...lluvia y a tierra mojada. Sentí tu olor en la carretera cuando sobrevolaba con mi saltador y quedé tan impactado que di la vuelta para buscarte y acabé estrellándome. Seguí el protocolo: incineré mi traje y mi saltador para que ningún humano lo encontrara. Muchas veces, en las naves, escuché a muchos de mis hermanos y hermanas hablar sobre los olores de este planeta. Y siempre sentí curiosidad. Las veces anteriores que había venido no hallé ningún olor particular que me llamara tanto la atención como para bajar e interactuar demasiado. Pero tú me fascinaste desde la primera inspiración. Y tienes un olor agradable, por eso supe que ibas ayudarme. Aunque no lo creas, eres una muy buena persona, Gulf. Ojalá todos los humanos fueran como tú...

Gulf tembló con aquellas últimas palabras, y mientras su rostro se empapaba en lágrimas, el huevo que acababa de agarrar se le resbaló de las manos y se estrelló contra la tierra.

— Tranquilo, yo me encargo.— le dijo Mew quirándole la canasta.

— Me alegra...que vinieras...— murmuró Gulf pensando que ya no importaba si aquel extraño joven parado a su lado era un loco de remate.

—Vine por ti, Gulf. Sólo por ti...



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En el texto hay: alienigenas, boyslove chicoxchico, mewgulffanfic

Editado: 23.09.2023

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