Capitulo dos: .
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Seis años después
Ataraxia. Así se podría llamar mi vida, antes de él.
Luego de haber vivido seis años en Italia y ser pasante en aquel hospital, he obtenido mi titulo y un puesto en el famoso Campbell Blue Hospital. Realmente no sé qué me espera en este lugar, pero tras haber puesto distancia con mis padres, he logrado perdonarles y también entenderlos. Lamentablemente mi relación con Adela se vio un poco perturbada por la distancia, pero pudimos mantenernos unidas a pesar de todo, ahora ella está por entrar al internado de sus sueños.
— De Luca—Habló uno de mis colegas—, he revisado el progreso del paciente número 34 y está listo para el alta.
—Muy bien, Seahn—Sonreí Ava—, es momento. Por favor ve en mi lugar el director del centro quiere verme.
Dicho eso el joven se fue a atender el asunto. Caminé hasta el ascensor, el cual tomé hasta el último piso, donde quedaba la oficina del director. Toqué la puerta y luego de unos minutos ya me encontraba dentro.
—Ah, Ava—Murmuró el señor Jones—. Es realmente bueno que hayas venido de inmediato, como sabes el hospital está teniendo muy buena fama y me gustaría que te hicieras cargo de un paciente muy peculiar, es descendiente de un amigo de Italia y por tus años en ese país te vendrá como anillo al dedo, su traslado se hará esta noche. ¿Aceptarías? Si no te disgusta claro está.
—Antes que nada Doctor Jones; agradezco que haya pensado en mi, soy una profesional y por supuesto encantada seré la doctora de ese paciente.
—Es una gran oportunidad para ti, Doctora Ava—Sentí emoción al ser llamada así, todos mis esfuerzos valieron la pena.
—Cumpliré con mi deber Doctor Jones, pero necesito mucha más practica para ser medico de la zona vip a tiempo completo.
—Ava, un gran amigo mío del hospital de Italia te recomendó, normalmente no le daría este puesto a cualquier persona, muchos menos una mujer, pero no defraudes a aquel mentor—Al darme cuenta de su comentario denigrante comprendí todo. Comprendí el porqué hay tantos hombres con esos privilegios en el hospital, mientras muchas de nosotras también nos esforzamos hasta el cansancio por destacar. Al notar mi
Incomodidad, Jones carraspeó. —Lo que quiero decir es, el puesto es tuyo, es una gran oportunidad.
Sentí la necesidad de reprochar, de decir que todos tenemos los mismos derechos, pero eso implicaba perder mi trabajo. —Está bien señor, ha logrado convencerme, voy a demostrar que puedo con esto. Si no le molesta voy a retirarme.
Sacudí mi cabeza alejando todo pensamiento impropio de esta y me dirigí a atender uno de mis pacientes favoritos, el número 203. Un pequeño niño con una hemorragia digestiva—Debido a una úlcera péptica—recién tratada, un pequeño con tan solo nueve años y una vida entera por seguir, aunque estaba siguiendo una "orden" mi mente aun seguía divagando.
Suspiré un poco agotada, observé mi reloj de mano y sí, efectivamente mi guardia aún no finalizaba. Dos horas y estaría abrazando mi cama.
¡Tú puedes, Ava!
—¡Doctora Luca!—Gritó el niño de alegría—Estoy un poco enojado contigo.
—¿Ah si? ¿Eso por qué?—Pregunté tomando sus mejillas.
—Me haz dejado abandonado. Prometiste que no me dejarías morir de aburrimiento en este lugar pero lo menos que haces es visitarme.
—Mi error—Levanté una mano—. Soy culpable señor juez. —Reímos—, ¿Dónde está tu abuela?
—Pues hoy estoy solo, mi Nana ha estado un poco enferma, va al baño constantemente, ella piensa que no la oigo pero sé que está vomitando. —tomé su barbilla de forma pensativa. —Es por eso, Doctora Luca, que debo salir de aquí. ¡Debo cuidar de mi Nana! Ella lo ha hecho conmigo y estos dos días aquí me hacen pensar que nadie se está haciendo cargo de ella.
—Pues, si dejas que las enfermeras cumplan con su trabajo podemos terminar rápido y podrás irte.
—Lo sé pero eso me pone un poco triste, Doctora Luca.
—¿Ah si? ¿Por qué?
—Porque no te veré más.
—Claro que sí, podríamos hablar, te daría mi número de celular y te mantendrías en contacto. Es mi deber cuidar de mis pacientitos.
—No. —me miro mal y yo contenía las ganas de reír— No soy tan pequeño, muy bien podría ser su novio, doctora Luca—Reprimí las ganas de reírme. Este pequeño era todo un caso. —Te propongo un trato.
—A ver.
—Dejaré que me hagan lo que quieran, pero solo si es una chica linda
—Eso es...—El pequeño me hizo pucheros—¡Rayos! Esta bien, tu ganas, Dylan.
Comencé a tocar su frente analizando su temperatura y revisar los aparatos alrededor de su pequeño cuerpo.
—¡Vamos! Doctora Luca, estamos destinados a estar juntos, somos una combinación perfecta —Movió sus cejas de arriba a abajo.
—Podría ser tu madre, Dylan. —Respondí entre risas.
—No lo eres. Ella es mala y cruel, ella se fue y no le importé.
—¿Ya comiste algo?—Pregunté intentando cambiar el tema debido a un fuerte dolor emocional en el pecho, y me enojé cuando Dylan negó con la cabeza.
—Desearía un helado o unas golosinas.
—Pues para empezar deberías dejar de ver tanta tele y comer de verdad. —Le reprendí. El problema de Dylan comenzó debido a que el pequeño solo le prestaba atención a sus caricaturas y no comía, lo cual produjo una úlcera seguida de una hemorragia por la inflamación, pero lo estamos tratando y por suerte logramos detener la hemorragia.