«My queen, my downfall»
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Tras un arduo trabajo en el quirófano la operación resultó exitosa, aunque cabe destacar que hubo pequeñas complicaciones debido al sangrado excesivo, por suerte la bala fue extraída y los daños permanentes fueron pocos, ahora el paciente solo debe mantener una dieta.
—¿Y?
—Yo...
—Yo confié en usted, no me salga con que no pudo hacer nada...
—Cálmese, fue un éxito, debo admitir que fue un trabajo muy duro, incluso dudé en un momento por lo cansada que estaba, sin embargo todos los cuerpos extra naturales o bien sean de metales, ya fueron extraídos y por suerte los daños fueron mínimos. Su jefe solo debe mantener una dieta saludable para su hígado.
—¿Y el alcohol?
—Nada de eso.
—Gracias, doctora...
—Debemos esperar que despierte para ver qué tal estuvo todo...
—Solo quiero informar que si no despierta...—Quitó el seguro de su arma como amenaza.
—No creo que lleguemos hasta ese punto, soy una excelente doctora—Respondí con orgullo y soberbia.
—Como desearía borrarle esa sonrisa doctorcita—Dice con frialdad—. Pero tiene más importancia proteger al jefe...
—Están prohibidas las armas en este lugar—Advertí indignada.
—Imposible.
—Si no las guarda llamaré a seguridad.
—Hágalo y todos en este lugar tendrán más agujeros que un colador. —Amenazó.
—¿Sabe qué? Hágalo. Estoy cansada de sus amenazas. ¡Estoy salvando su vida!—Dije un poco fuerte y luego señalé al mafioso. —Si tanto quiere asesinarme hágalo.
Con un poco de valor tomé la mano que sostenía el arma y la puse en mi frente. Estaba aterrada, pero la cobardía no tenía lugar en mi diccionario, ya no. Tal vez Nickolas me daría un imperio como el dice, pero el respeto, ese... ese lo tendré que ganar yo sola. —¡Hágalo!
—Deja en paz a la señorita, Luther.
—¿Señor?
—¿Cómo se siente?—Pregunté inmediatamente acercándome a él— ¿Algo mal?
—Siento como si me hubieran pasado tres camiones por todo el cuerpo.
—Es normal.
—Luther, déjame a solas con la señorita...
—Pero señor...
—Ahora.
Luther se aproximó a la salida con pasos enojados y luego salió de la habitación—Muchísimas gracias señorita...
—Es mi trabajo señor.
—Salvó mi vida y yo—El aire comenzaba a faltarle—, y yo debo hacer algo—Respiraba con mucha dificultad—... Aléjese de ellos, aléjese señorita Ava, son muy peligrosos...
—¿A quién se refiere?—Pregunté curiosa. ¿Quienes son "ellos"?
—A... todos...—Al decir lo último cayó en una especie de coma temporal.
—¿Señor Garibaldi?
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Viernes 20/09, unas semanas después.
Era mi preciado día libre, estaba agotada física y emocionalmente, nunca pensé que tendría que estar con personas armadas en mi lugar de trabajo. Debería aprovechar este día para descansar. Pero volvía a pensar en lo ocurrido ¿Cómo había pasado de ser una simple doctora de emergencias a ser la doctora de un mafioso? Todas las semanas me la pase cuidando y protegiendo la vida de ambos, temía que algo pudiera pasarle y por alguna razón desconfió de Luther, el guardaespaldas o como yo le digo; "El gorila" .
El paciente Garibaldi se había convertido en algo más que un paciente para mi, a pesar de ser un mafioso, el ya estaba el top cinco de mi lista . Sentía por él admiración, aquella admiración que le presentas a un abuelo, se nos vería siempre riendo y comentando cosas de la historia italiana, el incluso me contaba cuán difícil le fue llegar hasta donde está. Además luego de despertar del coma temporal—El cual casi me cuesta la vida y solo demoró dos días en despertar—nunca más se tocó el tema de las "amenazas" en mi vida, por ahora.
Estaba un poco aburrida, extrañaba mi hospital, mis niños, mis enfermos y aunque fuera extraño incluso al residente de primer año llamado Sean. Y como si de magia se tratase un mensaje llegó a mi móvil.
¡Era Doug!
Recuerdo haberle pedido estar en contacto y me aliviaba mucho que a pesar de todo sea él uno de los "gorilas" de Nickolas.
"Ava, estoy en la puerta de tu casa, trae tu trasero aquí y ven a saludarme"» Doug.
"¿Sabes? Estoy un poco cansada, ¿Qué haces aquí?» Enviado ✔✔
"Bueno, tu flamante casi esposo está teniendo una reunión con tu padre y otras personas"» Doug.
"Sube, que no tengo ganas de ver a personas indeseadas. » Enviado ✔✔
Luego de minutos Doug se encontraba en mi habitación, le dije que tomara asiento en un sillón al lado de mi cama. —¿Tan aburrida vida llevas?
—Trabajo, cariño. Absorbe todo mi tiempo. Las fiestas clasistas de este mundo y mi vida laborar van a matarme algún día.
—Comprendo totalmente lo que dices—Dijo inspeccionando la habitación.—Nada mal.
—Pues, no te invité para que te quejaras de mi habitación...—Le reprendí.